Por: Bienvenido de js. Acosta Rivera
La vida me ha enseñado que hay que tener mucho cuidado en cuanto a juzgar a otros por las apariencias.
porque te puedes llevar un gran chasco. Estamos acostumbrados a las estratificaciones sociales y somos
buenos cuando de aplicar apelativos se trata. Eso se hace para que de acuerdo a los criterios
de la clase dominante, "cada cual esté en su lugar como debe ser" .
Recordemos que "Quien guarda el oro, dicta las reglas" y los poderosos han declarado que
hay "gente de fina estirpe" "Señoritas de abolengo" y "gente de raza"
Están las gentes de "la high" "los sangreazul" "la gente bien" y existen "los nacos" "los realengos" "los ruyíos"
Por eso, en la sociedad Colonial existían los "Hidalgos" (hijos de algo según el estudio filológico de esta acepción)
y "los hijos de nadie" los "Nobles" y los "Plebeyos". El colmo es que hay "gente fina" y gente "rastrera" según las damas
de la "alta sociedad" (que por cierto es donde paradójicamente se practican los más bajos vicios y las mas bajas pasiones)
Existe la superioridad de la raza Aria.La pureza racial , perfección é inteligencia de Caucásicos y Teutones y
la supuesta inferioridad del negro, del judio o del oriental.
La sociedad contemporánea discrimina y divide por la manera en que hablas, te vistes, por los sitios que frecuentas,
por el lugar donde vives, (si eres de provincia o capitalino) La misma conducta del "Chilango" de Mexico la exhibe el
"Capitaleño" Dominicano, ambos se atribuyen una supuesta superioridad sobre el provinciano pero resulta que las capitales
están llenas de ex-provincianos que buscando olvidar sus miseria pasadas en las provincias olvidadas por el gobierno
se convierten en "Oriundos de la capital" y habiendo sido ellos mismos campesinos y de origen humilde, quieren ovidar
lo que eran y como para afirmar su estirpe citadina, adoptan un insoportable aire de superioridad sobre los que se quedaron
en la provincia. Para ellos, todo el que viene de una provincia es un tarado, no conoce la gran ciudad y sus trucos, es un
" Campesino"después de todo, "es en la Capital en donde se hacen los cheques del Gobierno Central"
Esta otrora "gente del barrio" quienes solían vivir en vecindades populares emigraron al distrito federal, consiguieron un empleo
en una Secretaria de Estado, en una compañía privada, en un complejo turistico o en una de las tantas agencias distribuidoras
de electrodomésticos o de vehículos, otros consiguieron una "botella" como agregados a consulados o embajadas fuera del pais
Ahora vuelven al barrio con ínfulas de "finos" y ya no hay compadre o comadre, primos o primas, ya no existen los amigos
del colmado de la esquina, ellos le "subieron los vidrios" a todo el mundo. Ahora quieren alternar con los ricos tradicionales
de su pueblo.Se insertan entre los Rotarios o los Leones y pagan con creces la retribución debida a su crasa ignorancia de la etiqueta
y el protocolo y del correcto comportamiento social haciendo el hazmerreir de los circundantes. Esta persona está
afectada por el síndrome del nuevo rico. Ves a uno de estos nuevos ricos de traje y corbata a la moda, atractivo y joven montado en un coche lujoso
y dices:
- "Esta es una persona exitosa con la que vale la pena alternar"
Luego ves a un pobre obrero que regresa de su trabajo, a pié y bajo el sol decadente del crepúsculo trayendo en sus manos laceradas
sus pobres y escasas herramientas y casi te tiras a la acera opuesta para evitarlo.
Sin embargo las apariencias te engañaron, los etereotipos impuestos por la vanidad de este mundo te cegaron, porque nadie vestia
más elegantemente que Alfonso Capone y sus hombres y sin embargo eran temibles bandidos depredadores.
Toda opulencia, toda fortuna, tiene una historia negra, alguna muy atrás en el tiempo donde ya no pueden ser históricamente rastreadas
y en los paises situados por debajo del subdesarrollo hay que sospechar de toda ostentación y opulencia.
Este obrero humilde y sin atractivos físicos materiales está adornado por una prenda moral que el otro no conoce cuando desfalca
al erario público o se vale del cohecho y el soborno apoyado en sus conexiones politicas o militares. Este simple obrero que se sienta a
la mesa con sus hijos y su mujer y parten juntos con regocijo el pan que ha ganado con mucho esfuerzo y sudor es un hombre digno
de estrecharle las encallecidas manos y decirle:
Me agradas hermano!
Por mi parte, prefiero seguir siendo real y con los pies en tierra,seguir siendo el mismo de la vecindad sin que el exito se me suba a la cabeza
prefiero ser parte del pueblo común y no un elitista trepador que olvida sus raices y sus gentes.
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