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jueves, 14 de septiembre de 2017

Ser de emociones: visión de Abraham Méndez Vargas




 En Ser de emociones, metapoema, se nos define José Enrique, al decir: “Cazador soy de sensaciones/ del esplendor del deseo/ desde pupilas hieráticas/ desde siluetas de matices enconados/ desde la emboscada de un Ángel de papel/ desde emisiones sutiles/ hasta los jeroglifos del viento”. Ser de emociones, metapoema, nos habla de las “huellas de senderos anónimos/ del zohar”, y termina sublimándonos en la última estrofa, cuando dice: “Percepción de simples realidades/ en su acaecer de cosas todas/ presentes sucesivas/ decursando siempre hacia refugios de desolaciones”.

Es decir, que la metapoesía en José Enrique tiene la magia de introducirnos de soslayo en la historia del mundo, a partir de ejemplos sencillos, como “percepción de simples realidades” que son como el meollo que sirven de conducto, en su decir original y sin valerse de la retórica clásica, la cual conoce sobremanera, por donde las “cosas todas” que acaecen, “presentes sucesivas”, pues la realidad nunca cesa, como el tiempo es sucesivo, y entonces va “decursando siempre hacia refugios de desolaciones”, porque la humanidad parece retroceder cuando ha alcanzado cierto grado de civilización, y es por eso que el poeta vuelve al pasado, detrás de esas “simples realidades” que percibe que aun hoy son “presentes sucesivos”, que, por tanto, son significativas, como parte de nuestra identidad nacional que no puede estar, en modo alguno, por cierto, desconectada del sentir de la bolita del mundo.

Abraham Méndez Vargas

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