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miércoles, 12 de mayo de 2010

Narciso Ramírez (Brochén): Estelar Segunda Base, Zapatero Remendón y Bailarín


Narciso Ramírez (Brochén):


Juan Tobías León Ortega



Ahora que este hombre humilde del pueblo se ha ido a dar el último paseo terrícola con los dioses eternos que duermen en el paraíso sagrado del talento que una vez bendijo la fuerza divina en convivencia con la naturaleza; recordar sus hazañas como hombre dotado de una dinámica versátil frente a la vida, es un gran honor. Poder compartir con las con las nuevas generaciones de sanjuaneros barrigaverdes que no conocieron el gran talento de este gran estelar segunda base de Beisbol, Zapatero remendón y guapachoso bailarín.. Da la casualidad que precisamente en muertes separadas, de accidentes fatales dos segundas base sanjuaneros han perecido, el primero chocado posiblemente por una motocicleta, don Olmedo Suárez (estelar segunda base del Licey por los años 50’s) , y el segundo, muerto en un choque por una Yipeta, Narciso Ramírez alias Brochén, dos segundas base estelares del valle del Maguana que han muerto en circunstancias casi parecidas.

Corría por el recordado Brochén, la sangre beisbolera. Tanto en los campeonatos intramuros, regional y nacional, del Beisbol, Brochén mostraba un coraje como venido de alguna dimensión galáctica. Siempre andaba con su cara seria y agresiva. Tomaba las cosas en serio. No era de aquellos que sólo iban a hacer chistes y bullas al terreno en los estadios. En Brochén veíamos todo un torrente de amor y pasión por su beisbol: lo daba todo por el todo, y sin recibir ningún beneficio a cambio. Eso significa respeto por lo suyo y amor a lo suyo.
Era Brochén el hombre -show tanto en su turnos al bate como en las magníficas jugadas defensivas que hacía en el terreno. Los fanáticos barrigaverdes cifraban sus máximas expectativas en dos jugadores de esa época: Demetrio Pérez lo máximo de lo máximo (un genio jardinero o out- fielder) y el hombre-show, el guapachoso Narciso Ramírez alias Brochén.

La oportunidad emocional beisbolera de los fanáticos, el éxtasis jocoso venía cuando Brochén le tocaba su turno al bate. Inmediatamente Brochén tomaba el bate, y con un golpe sólido con la punta de éste al homeplate, saludaba al pitcher, y en seguida venía el duelo bate-pelota cuando Brochén le ripostaba al pitcher con voz acelerada que podía ser escuchada por toda la fanaticada en las graderías: -te desafío, pásala por ahí que te la voy a cañonear. La fanaticada saltaba eufórica de emoción cuando oían a Brochén decir las palabras desafiantes. El momento de máxima algarabía venía cuando Brochén le pegaba sólido a la bola, una línea de hit al jardín. Brochén vivía por dentro y por fuera su beisbol. Era un jugador de beisbol por antonomasia. Sus instintos eran innatos, emocionales, fluidos y de una pasión sin precedentes. Es cierto, Demetrio Pérez era casi en todo el sentido de la palabra, el héroe del Beisbol Amateur –sanjuanero; Demetrio era la estrella de la emoción, especialmente cuando hacía aquel “slide- cae y se para” (deslizamiento cae y se para). Es una técnica vieja que hacía mucho el recordado Mike Mantle de los Yankee de New York; hay que tener mucha destreza, elegancia (arte) y sobre todo: mucha rapidez para poder hacerlo; muchos jugadores de la Grande Liga lo hacen, pero aparentemente, sin miedo a las críticas, les falta el arte y el estilo de un Demetrio Pérez; yo diría que sólo Mantley quizá podía competir con Demetrio en ese tipo de deslizamiento roba base. La rapidez era uno de los elementos más poderosos del recordado Demetrio, no lo olvidemos nunca: Demetrio fue un atleta innato, un Bruce Lee del Beisbol, un genio del jardín beisbolero. En cambio , en Brochén veíamos todo un show, pura emoción, jocosidad, sentimientos como si fueran expresados en una poesía beisbolera y por supuesto: un peloterazo completo, ya sea como bateador y defensa.
La única deficiencia que tenía Brochén en el Beisbol, era su brazo, un accidente se lo había tumbado (como dicen los jugadores de Beisbol cuando un jugador no puede lanzar la bola con el ímpetu normal); según testimonios de algunos fanáticos, antes del accidente, Brochén había tenido un brazo maravilloso. Algunos de los fanáticos sanjuaneros de la época especulaban de mucha manera: unos decían que el muchacho era muy pobre y le faltaba cuchara o las proteínas histórica; otros decían, que se le había caído el brazo por vivir metido en los billares de la Wencelao Ramírez con Sánchez o en los billares de la zona de los cabarets o zona de Los Perros, jugando. Para algunos expertos en Beisbol, el movimiento al taco de billar ocasiona un debilitamiento en la parte de los músculos del Hombro, de la parte Dorsal de la Espalda y del Codo, debilitando el brazo, ocasionándole dolor cuando se levanta para lanzar la bola. Como era una época atrasada, y no habían en San Juan terapista-masajistas que supieran técnicas orientales como las chinas de Chi-kun-acupuntura-acupresura , Shiatsu japonesas, filipinas del Hilot u otras técnicas de terapia de tal forma que se le pudiera rehabilitar su brazo, como milagrosamente hemos visto en muchos reportajes, entonces el recordado Brochén hubiera tenido su brazo para lanzar como el mejor. Para Brochén, eso del brazo caído, no era limitación para él hacer de su amor por el Beisbol una fiesta beisbolera.
Otros decían (no sé si hay pruebas de ello) que su brazo se cayó porque precisamente Brochén estando por el sector de la Cueva de la Jaiba (donde comienza la calle General Cabral y había una cuesta bastante empinada, de ahí que los que estaban arriba de la cuesta veían sólo el hoyo o el hueco como una cueva, próximo al río San Juan en el Primer Puente), que tuvo un altercado con un parroquiano mientras se encontraba en un cabaret de la zona, bailando un Guaguancó con el dúo cubano de Los Compadres que decía: “ese paso de la Jaiba que me gusta a mí, ese pasa de la Jaiba que me gusta a mí”. Es más, según radio bemba, ese suceso fue dramatizado por el tal “Rodriguito” en su programa “El Suceso de Hoy” desde la ciudad Capital y eran los reportes policiales de los sucesos de sangre, cuyo estribillo era muy conocido cuando decía: “y la vida no se detiene, prosigue su agitado curso”.
Brochén era un bailarín estupendo de Guaracha, Guaguancó y Habanero. En la zona de Los Perros, Brochén daba toda una exhibición bailando con las mujeres de los cabarets y tomándose casi todo el salón para él y su pareja. De ahí que este gran pelotero de sangre, demostraba en la pista de baile, lo cuan guapachoso era en otras arenas. Bailaba con soltura y elegancia. A veces como el clásico Chévere del Luyanó cubano, con una Chacavana, sombrero de paja tipo Pachuco y zapaticos de Charol con tacos cubanos: se formaba la esencia del Guaguancó señores, a bailar con Narciso alias Brochén. –“Cosa má grande chico”.

Como zapatero remendón, Brochén se la buscaba en los picoteos. Era buen zapatero. Me hizo una vez unos Clavos de jugar Beisbol y me reparó un guante de Beisbol. Por supuesto, casi todo zapatero remendón, quizá producto del sonido de la tachuela con la horma, los clavos, aparenta ser, señores, que llevan la música por dentro. De ahí que muchos decían, que los zapateros tenían arte para entonar o bailar canciones rítmicas. Bueno no era una casualidad entonces que nuestro protagonista Brochén era un bailarín innato también. Algo clásico en una gran mayoría de los zapateros remendones, era que al compás de la Tachuela y la horma, un traguito de Ron Palo Viejo se deslizaba por la garganta; Brochén, no fue la excepción.
Loor a este gran sanjuanero barriga verde de cepas que supo alegrarnos con mucho amor y dedicación, momentos emocionantes e inolvidables en las graderías del estadio de Beisbol Esteban Mesa. Descanse en paz, Brochén. Amén.
A Alina Galliano le gusta esto.

Gustavo de los Santos
TE FELICITO POR ESTA DESCRIPCION TAN HERMPSA SOBRE ESTE GRAN HOMBRE, LO CONOCI ATRAVES DE SU HERMANO, TAMBIEN GRAN JUGADOR, ICONO DEL BEISBOL SAN JUANERO...SANGUILLI

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