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lunes, 11 de julio de 2011

YO VENDÍ A CRÉDITO, YO VENDÍ AL CONTADO



El uno humano y sensible el otro arrogante e insensible( una realidad de la vida).




Autora : Doris Sánchez

El colmado ha sido durante décadas el medio más fácil para que las personas de escasos recursos en países del Caribe puedan adquirir sus productos de primera necesidad, alimentos entre otros de una forma muy peculiar, al detalle que unos llaman menudeo, cheleo o como se le quiera llamar, siempre será el mismo resultado, un paliativo para los de menos recursos. Los Súper mercados eran en un tiempo exclusivos para los más pudientes económicamente que se podían permitir comprar grandes cantidades de productos, esos que tienen despensas enormes y un gran poder adquisitivo para llenarlas a tope con cuanta cosas que a veces ni necesitaban, cuestión de estatus y opulencia, de bienestar y y desigualdad de cara a los más pobres, la diferencia de clases sociales como siempre ahí pinchando ante las injusticias de la vida, unos muy ricos y otros muy pobres, hasta he llegado a pensar que en mi país la clase media cada vez es más reducida, temo que al final quedaremos como Haití con dos únicas clases sociales, la alta y la baja.



El colmado detalla todo, desde aceite, aceitunas salsa, vinagre y hasta cinco cheles de rinser o shampoo, el azúcar, sal, vinagre, sobres de café y lo mejor de todo ha sido cuando se ideó la entrega en domicilio. Esas llamadas de urgencia que solíamos hacer a mitad de una comida o un aceite quemándose por falta de salsa o cebolla jamás lo podremos olvidar, esos chicos motorizados que tan amablemente nos venían a auxiliar. Anteriormente a este servicio se enviaba a los niños pequeños al colmado puesto que los más grandecitos se negaban a ello, había que ver esas figuritas en veces tan pequeñitos que ni se entendía lo que pedían, tiempos que pasan ahora se tiene más cuidado con el secuestro y pérdida de menores en muchos países.


En el colmado de mi barrio recuerdo tenía crédito ilimitado por ser buena paga, me despachaban absolutamente todo lo que pedía y a final de cada mes recogía cuentas y a volver a empezar. Es una práctica común y no solo es una característica particular para los que tengan menos recursos económicos porque hasta los más pudientes un día tienen un apuro. Hay un momento que llega una visita inesperada porque a diferencia de Europa en Dominicana por ejemplo la gente no se anuncia para aparecerse en tu casa incluso hasta quedarse a comer con invitación o no, somos especiales. De ahí viene la tanta dependencia del colmado al que todos nos acostumbramos querámos o no.


Lo peor del colmadón es que acostumbran a pone música a un volúmen tan alto que afecta particularmente a los vecinos, la policía ha tenido que intervenir y hasta incautar equipos de sonidos, bocinas y otros como escarmiento a la violación de la ley, pero esto de poco sirve, se compran nuevos equipos y venga música, tanto protestas que hasta te haces un un poco tolerante porque el Dominicano es muy fiestero y si hay bebida de por medio más motivos para celebrar, bailar en las aceras o en medios de las sillas es algo muy usual y que siga la alegría mientras los colmados destapan cervezas y los clientes más botellas de ron.


El colmado ha ido adquiriendo protagonismo hasta el punto de convertirse en lugar habitual de encuentros de amigos, familiares y vecinos. Con sus sillas delante y obstruyendo el paso de los demás. Brinda un ambiente festivo y a muy bajo costo. Mientras ahí te venden las cervezas a precio de costo, los restaurantes con la única diferencia de ser locales cerrados, o con más comodidad y en un ambiente mucho más elegante (aire acondicionado, camareros, mesas) te cuesta mucho más dinero lo que está dejando una clara competencia que no puedo calificar de desleal. En tiempos de crisis todos buscamos soluciones acorde a nuestras posibilidades económicas.





Colmado "La Venganza" un referente en la Capital Dominicana

Si preguntas a un Dominicano si ha estado en un colmadón compartiendo con amigos te responderá que sí y si le preguntas si conoce un habitual cuadro que generalmente cuelga de la pared de frente al mostrador hacia el lado exterior para que sea visible por los clientes igual te dice que no sabe, pero si le preguntas por un cuadro famoso que al día de hoy exhiben muchos colmados de antaño en el que aparecen dos figuras de comerciantes, el que se hizo rico y el que quedó en la ruina más de uno te responderá que lo conoce o lo habrá visto alguna vez. Es una forma de parar al que venga en busca de crédito, es la forma indirecta de decir NO con una explicación o justificación convincente.


"Yo vendí a Crédito, Yo vendí al Contado" no tengo la idea desde dónde habrá venido este cuadro ni quién es su autor, pero tengo la plena seguridad que si se adjudicara a alguien los derechos de autor seguro que al día de hoy estará muy contento de haber vendido al contado, si estaría fallecido al menos sus herederos estarían disfrutando de la repercusión del mismo, porque más genial no pudo ser.


Dedico este articulo con mucho cariño a todos los colmados en el Caribe, en especial a los de la República Dominicana. El Colmado Rosa ha sido mi estímulo para escribir este comentario, por ser su propietario quien el que sin a penas conocerme de nada me abrió las puertas de su comercio hasta el punto en que en algún momento llegué a verlo como de mi propiedad, por tantos privilegios que en años pasados tuvieron para conmigo y mi familia. O s recuerdo a todos con mucho cariño y gratitud, sepan que en España no he visto ni un solo colmado de momento, aunque hay pequeños súper mercados que tienen de todo un poco pero nada al detalle.


En la distancia se echa más en falta el entorno en que nacimos y crecimos, todo se hace más grande y si no cuidamos nuestros sentimientos caemos en la nostalgia de la ausencia de la tierra amada.


Gracias a Dios este blog es mi terapia personal y compartir mis pensamientos con mi gente me estimula a seguir plasmando mis ideas, esos gusanitos que bullen en mi cabeza invadiendo mi mente y creando mucha nostalgia en el fondo de mi corazón.

En mis años de estudiante universitaria en la UTE celebrábamos cada final de semestre todos los alumnos al completo en el colmadón de la esquina próximo a la universidad, momentos inolvidables que finalizaron con nuestra graduación como Licenciados en Derecho, pero la amistad sigue y cuando podemos recreamos entre risas esos momentos tan especiales que juntos vivimos.


dfsm.-

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