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viernes, 22 de mayo de 2009
CRONICA DE LA III TERTULIA “EL PATIO DEL DOCTOR”
Invitado Especial: Poeta Edwin Guzmán
Asistentes: Elizabeth Escalante, Gina Medina Farías, Virna Moneró, Héctor Solano, Jorge Washington Prince, Casandro Fortuna, Tahira Vargas, Ana, Laura (poeta española), Angelo Valenzuela, Doris Montes de Oca, Sobieski Náut..
Anfitrión: Sobieski De León
Preparamos la noche para que la poesía de Edwin Guzmán se derramara como lluvia caída del cielo. Empezaron a llegar los invitados a la hora acordada e incluso vino la lluvia…que eras tú. Hubo tal vez un momento de inquietud. El poeta insistió en dirigir sus versos y no la noche que a discreción se derramaba autónoma. Hubo amago de lluvia verdadera pero triunfó la irrealidad del poema que se hizo realidad sobre nosotros.
Edwin Guzmán pidió excusa “por no saber leer con tanta pasión como lo había hecho el anfitrión al introducirlo con su trabajo crítico sobre su poesía.
Pero los poetas tienen licencia para leer sus poemas como le venga en gana.
De modo que se cumplió su cometido. El auditorio estuvo atento desde el Principio hasta el final. Nadie osó interrumpir la sacralidad de sus metáforas tan hermosas como: “…las montañas son muchachas desnudas/ tocándose los senos…”
Una nota especial tuvo la noche: la presencia de la profesora Elizabeth Escalante y cinco de sus alumnos que gustan de la literatura, de las cosas del espíritu como la poesía y el cuento. Presienten que esas cosas intangibles son alimento del espíritu creador del Hombre! Que bueno sería que estos jóvenes de ambos sexo se contaminaran del espíritu de la literatura! Ellos estuvieron atentos toda la noche, observando cada movimiento del ambiente y tratando de penetrar cada palabra. Respiraban y transpiraba esa pulcritud, transparencia y pureza que vive en el alma joven no contaminada. Ellos tal vez no sepan que tienen la responsabilidad de seguir “estas cosas”. Sustituir lo viejo que caduca y muere dejando un nervioso aletear de vida.
El programa estuvo convocado para las 7:45 de la noche y media hora después ya había iniciado. Rubén Zabala nos trajo a Laura una hermosa y simpática embajadora cultural española que andaba por San Juan de la Maguana investigando sobre el alma regional (su cultura). Ana, otra contertulia, había venido desde el Archivo General de la Nación a traernos un CD sobre el Golpe de Estado a Juan Bosch en el ’63, y nos trajo con ella a la antropóloga Tahira Vargas. Fue una agradable coincidencia su visita y nuestro acto. Nos sentimos orgullosos de tener dos mujeres de su estirpe. El mismo Edwin era otra distinción más.
El programa de la noche fue sencillo:
Bienvenida a los contertulios
Auto-presentación de los presentes
Introducción a Edwin Guzmán (Trabajo Crítico sobre su poesía:
“Visión Esperanzadora en la Poesía de Edwin Guzmán”
Presentación del poemario “Cuando la Lluvia Eres Tú” (E.Guzmán)
Turno libre
Brindis
A nivel del turno libre hubo un tímido silencio. Los provincianos somos tímidos en realidad, muchachos adultos con pies de niños. Un cuerpo adulto con muchas cosas por dentro que llenar (¡Nunca se llenará!).
El anfitrión tuvo que provocar a algunos de los presentes. Invitarlos a hablar.
Lo normal y esperado es que el Hombre, hable. Que descorra las cortinas de
sus vivencias y se exprese. Eso tal vez es lo que salve a los demás. Comunicar sus torbellinos interiores. Sencillamente hablar.
La provocación funcionó y por ahí empezaron: Casandro, Angelo, Elizabeth, Tahira (que no es nada tímida y tiene muchas vivencias y mucha ciencia en su inteligente cerebro, y una capacidad extraordinaria para hacer amistades.
¡Bravo! Tahira). También funcionó la provocación en Doris, Solano, Jorge Washington (poeta inconteniblemente locuaz cuando arranca), Gina Farías, en fin, ¿quién dejó de hablar aquella noche?
Casandro, el autor de “La Niña Victoria” sacó a relucir algo muy importante.
Dijo que el escritor provinciano sufre de una timidez tal que no le permite reconocerse como escritor. Puso un ejemplo citadino: “Si alguien toma alcohol con cierta insistencia la gente lo llama enseguida borrachón. Entonces a quien escribe con cierta insistencia ¿por qué no llamarle enseguida escritor? Y externó una queja sincera. “Muchos en nuestra provincia no nos reconocen como escritores; tal vez suponen que se trata de alguna casta especial, de alguna profesión vedada”. Pero insistía que todo aquel que escribe es un escritor. Puede ser malo o bueno, pero escritor al fin. El mismo sin ambages ni falsos pudores se auto-reconocía como escritor pensando que lleva escritos y publicados cuatro libros.
Fue que en un momento dado el poeta Edwin Guzmán, el invitado especial de la noche, había dicho que “él no era poeta”. Se había graduado eso sí de médico (e incluso el anfitrión había sido su profesor de Anatomía y Disección en San Pedro de Macorís, donde se conocieron y asistían a la misma tertulia literaria bajo la conducción del poeta Rodolfo Coiscou Weber). Cuando se graduó, ese mismo día colgó el título en una pared de su casa y se fue a vivir otras cosas. Se fue a vivir con la Naturaleza, a trabajar con las comunidades
Campesinas. En ese ambiente escribía versos. Confesó que desde hacía cinco años venía escribiendo “Cuando la Lluvia Eres Tú. Igual pasó con Tomás Castro Bourdief y su “Vuelta Al Cantar de los Cantares”.!Cinco Años madurando sus versos! Y Sobieski De León escribió su “Canto de Amor a una Ciudad Degenerada” también en cinco años. Vivir poemando en el alma era ya ser poeta.
Plasmar el poema en el papel, un simple acto mecánico. Se es una cosa porque uno siente “esa cosa”. Y hasta que lo sienta uno es “esa cosa”. Edwin Guzmán tal vez en una ocasión quiso ser médico, pero nunca lo ha sido. Sin reconocerlo de modo conciente lo que ha sido toda su vida es ser poeta. Quien escribe un texto como “Cuando la Lluvia Eres Tú”, definitivamente es poeta. Puede que no sea un poeta famoso, pero no hay que ser famoso en nada. Lo único que tiene que hacer el Hombre, es vivir. Y también desde la poesía se vive porque ella es una forma especial de vida. Un pan para el Hombre. La vulgaridad es la parte tóxica de la poesía. Un ser ordinario y vulgar no puede jamás aspirar ser poeta.
Tahira, Doris, Elizabeth, Héctor Solano, Jorge Washington y los demás, Empezaron a hablar de la lluvia y sus circunstancias. La lluvia y su infancia. La lluvia y su familia. La lluvia y sus tristezas. La lluvia y sus soledades. La lluvia y sus amores. La lluvia y su hambre. La lluvia, la lluvia, la lluvia y su todo.
Me di cuenta que nuestro poeta invitado tenía razón: La lluvia era cada uno de Nosotros.
Crónica de la III Tertulia “El Patio Del Doctor”,
Viernes, 17 de Abril, 2009, San Juan de la Maguana.-
Etiquetas:
El Patio del Doctor,
LITERATURA
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