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lunes, 3 de agosto de 2009

VISIONES DE MACORIS DEL MAR


Abraham MENDEZ VARGAS


DEDICATORIA

Al poeta SOBIESKY DE LEON,
Alma noble y sincera, cuya sensibilidad permanece adolescente,
como en todo poeta verdadero, y cuyo espiritu supimos heredar desde la voz
añorante de don RODOLFO COISCOU WEBER que te recordaba con entusiasmo
y como ejemplo a seguir.
Esta vision hoy para ti, Sobiesky.


-Visión Séptima-


En brazos del malecón salvaje
es una muchacha de combate
el mar en la noche
en que tus olas
de placeres vanse
al aire antes del amanecer
con el dulce vaivén
de tus bronceadas piernas de bahías.

Oh, mujer de trinantes ojos rebeldes,
cuando en la playa cósmica
de las pasiones
piábamos como los pájaros del viento,
cuando nuestros cuerpos eran
como un dicotiledón minúsculo
en las ristras de oro del
corazón encendido,
o cuando tú me extraviabas
con tu trino de gallos
en la noche de la civilización,
entonces yo me embriagaba
con tu aliento de río Higuamo,
matizado en su puente
con las dulces gardenias
de ron fermentado,
o con las esenciales marinas
de tu aposento antillano.

Y aún no eran mías esas crisis
ni esos delirios tuyos.
Y todo porque después de ciencia
la vida es arte,
y a tu lado aprendí muchas cosas.
Ibas por los laberintos
de la desdicha
como tu más cara ventura.

En tu corazón de oro
y antes y después
de tu divino corazón de nubes
estaba este amor
recogiendo las pepitas de oro
de tus llantos,
la vividura inexcute
tus corolas de sueños del paraíso,
cuando el otoño tuvo origen
en un salto de cocheras
de astros sin sentidos,
tras las vidrieras
y cucherías en que te vi mil veces
sin poder decir
quién era aquella virgen María
que en esos días
desplumaba las alas del tiempo
con su tristeza de ángel destruido,
siendo sin ser en verdad
aquella Marbella,
Miramar o Florbella
que de Boca-Chica al Sol Tamarindo,
del Sol Tamarindo a la Talanquera
y de la Talanquera a los Coquitos
o al Jubey,
venías e ibas cuyamazando
tus glándulas de figureos,
cuando no partían para Juan Dolio
a dar alas al tiempo,
imberbe aventurero
que te sumió en su pantano
de palomas muertas
o en la unión libre de la zona franca
del corazón inexcrutido,
cual Miramar ya sin ojos
de cañas para el mar.

Y el cielo desplomaba
su escupitajo imperial
por los olímpicos jardines
de aquella ciudad
con viejos resabios románticos,
condenada a desvivir volcada hacia el mar.

Mañana –niño tenebroso
concebido en playas de ostras
que esperan para renacer
la destrucción de su perla.-
mañana sin embargo nos besaremos
bajo un insólito lenguaje
de brasas y de pólvoras. Pasional
y heroico, como el amor sin igual
que hicimos en el mar
bajo la noche inmensa....
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..

Nota: Este poema fue publicado en el 89, en forma de librito.
San Pedro de Macorís, 1989. Aquí, Visión séptima. Am

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