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viernes, 19 de noviembre de 2010

El Taller de costura de Veracruz Suazo



Por Sinecio Ramirez Suazo

Nació Veracruz un primero de agosto del año de 1918 en el “Hatico de la Jagua”, el día de San Vero y su padre a quien los Americanos intervencionistas le habían confiscado recientemente su revolver Smith Wesson 38, decidió bautizarla Veracruz, en honor a la tenaz resistencia que habían mostrado en el Heroico Puerto Mexicano de Veracruz a la invasión intervencionista del Gral. Norteamericano, Pershing. Hija de una pareja un poco Otoñal, su madre Emilia Báez, Panadera y Ganadera de “El Hatíco de La Jagua” de 40 años y su padre Abraham Suazo de los Santos, un Hatero de “Punta Caña” de la rica familia De los Santos de 44 años. Se crió en Punta Caña, como hija única, niña consentida y de temperamento un poco fuerte, que con el tiempo la llevaría a ser sumamente independiente. Asistió a la escuela rudimentaria rural de Punta Caña que desde su fundación en los años veinte hasta 1975 solo llegaba hasta el tercer grado, en su casa aprendió a coser, a bordar y diversas manualidades. Desde 1936 se fue a San Juan a completar su educación en 1937, y estaba cursando en la escuela Mercedes Consuelo Matos un sexto curso para adolescentes cuando en abril de 1938 se proclamó la fundación de la Provincia “Benefactor”, y conoció al Lic. José Antonio Ramírez Alcántara, un abogado divorciado varias veces que comenzó a cortejarla, ella no tenía mucho interés por el Lic. Pero cuando su padre Abraham Suazo le dijo que no apoyaba su intención de seguir estudiando, pues según él: las mujeres no tenían otro fin que el de ser madres, ama de casa y ocuparse de los quehaceres del hogar. Y eso no era nuevo en la familia de los Santos, por algo parecido pasó años antes Gladis de los Santos, con su padre don Chuchú de los Santos, cuando ya Bachiller pretendía ingresar en la Universidad de Santo Domingo a estudiar Odontología, Gladys contó con el apoyo de amigos y familiares y se inscribió en la Universidad llegando a graduarse de Dentista, miembro de los grupos de resistencia interna contra el régimen de Trujillo y fue muchos años subsecretaria de Salud y una autoridad nacional en Salud Pública. Como Veracruz no había llegado en la escuela a un nivel de poder luchar, como la parienta Gladys, optó por emanciparse de su padre por la única vía disponible, el matrimonio. Aceptó la propuesta de boda del Lic. Ramírez Alcántara, en desafío a su padre quien no aprobaba el enlace, y se casaron en diciembre de 1938, pasando a residir en la mansión del Licenciado Ramírez en la calle Mella, frente a la clínica Santomé del Dr. Pipí Betances Ricart. La vida en común no duró mucho tiempo, y al fin se produjo la separación en octubre y Veracruz se mudó a una pieza en la casa de doña María Abud Viuda de Michelena, y el divorcio en diciembre de 1939 a pocos días del nacimiento del hijo de Veracruz, quien esto escribe. Y por esos días vino a verla su padre para decirle que ella debía regresar a la casa paterna, pero ella le contestó que ya ella era mayor de edad con un hijo y no podía volver a depender de el ni de nadie, que el principal motivo de su boda había sido iniciar una vida independiente. El Lic. pronto descubrió que estaba en venta, el solar de al lado de la casa de la viuda, lo compró y construyó en el solar en los primeros meses de 1940 una casa para evitar tener que seguir pagando el alquiler de la pieza donde vivían Veracruz y el hijo de ambos. Veracruz pronto se mudó a la casa nueva y comenzó a trabajar en su casa confeccionando vestidos. Al principio con una máquina de coser prestada de su madre, de manigueta y a los pocos días sacó una máquina de coser Singer negrita clásica de pedales en la tienda “El Negrito” de Zunilda Rijo Báez y Don “Tilín” Betánces y adoptó como profesión la de Modista, y nunca ha aceptado que la llamen costurera. ¿ Por qué, porque las costureras de San Juan hacían ropa por docenas para las tiendas, mientras que las modistas y sastres, cosían a la medida de cada cliente, una actividad es artesanal, la otra es un arte y así se paga. La Excelencia de las cosas “de Primera” A medida que yo crecía me fui integrando a las tareas propias de un hijo de modista, comprar todo tipo de suministros de costura: muchos Zipers y carreteles de hilo Ancla (USA) o DMC (Francés), “del mismo color de la tela” nada de parecidos, o un poco mas, idénticos, llevar a forrar botones y hebillas a la Mercería de doña Oliva Feliz en la calle Mella, comprar yardas de cintas lisas y de elásticos, y llevar y traer mandados y entregar la ropa hecha. En la casa de Doña Veracruz había innumerable cantidad de Figurines, patrones, y revistas de modas, Vanidades de Cuba, Seventeen la revista de las quinceañeras, Brides la revista de las novias, Vogue la revista de la alta costura Norteamericana e internacional, y Constance una revista de la moda Europea, muchas de estas revistas todavía se publican 50 años después, porque las cosas buenas no “pasan de moda”. Además las clientas ricas como Doña Marucha Rodríguez de Paniagua o Doña Tatá Matos, y la prima Nicelia Paniagua de Rodríguez, llevaban los catálogos de las enormes tiendas por correspondencia de SEAR’S Roebuc de Nueva York y Montgomery Ward de Alabama. Estos catálogos son gruesos como guías telefónicas y además de ropa, abrigos, calzados, ropa de cama y muebles, tenían de todo tipo de artículos habidos y por haber, salían dos entregas al año, una de primavera- verano y otra de otoño-invierno, esta última era la más interesante para mí y mis compinches, pues ahí venia un amplio surtido del departamento de juguetería, que era muy superior al mejor surtido de las tiendas de juguetes de la Calle El Conde y la Avenida Mella en Santo Domingo (La Margarita y El Pájaro Azul). Con los catálogos en la mano podíamos soñar, a que los reyes magos nos traían buenos juguetes, Yo-yos Duncan, mecanos de armar de Fisher-Price y Mattel, trenes eléctricos de “Lionel”, en vez de los escasos y faltos de imaginación de las tiendas locales. Y en esos años de la presidencia de Harry S. Truman en los E U A, estaban de moda los trenes, de verdad y de juguete, y en los noticieros que pasaban en el Teatro Olímpico antes de la función de cine, a veces aparecían enormes sistemas de trenes modelo a escala, con vagones de carga de pasajeros, vagones cisterna, vagones plataforma de carga abierta, con túnel, puentes sobre enormes barrancas, y estaciones, que nos hacían morir de envidia, a los niños que si podían pedir y recibir tales juguetes. Los catálogos, son un medio inmejorable de cultura porque permiten romper la estreches asfixiante de una comunidad rural y aislada, permiten conocer hoy lo que vendrá en uno, dos, o tres años ya que las tiendas de Santo Domingo se nutrían de artículos nuevos pasados de moda o estación en los Estados Unidos, pero novedosos aquí, así cuando teníamos una discusión con los niños que venían de la capital, teníamos la ventaja de conocer un universo mas grande. Los productos de las tiendas por correspondencia eran de una calidad Estándar, de buena fabricación, y buenos materiales, había artículos de Primera y otros un poco más corrientes. ¿Y que es un artículo de primera? : Según doña Veracruz Suazo, un artículo de primera tiene que tener materiales de primera, ensamblado con accesorios de primera, confección de primera y terminaciones de primera, presentado en un envase de primera y con un empaque de primera. En un pantalón, vestido o guayabera de primera, el hilo o el zipper no pueden ser de un color que los “delate”, o son armónicamente del mismo color o de un color muy distinto en contraste, para destacarlos sobre la tela como adorno extra. Las costuras de un pantalón, o zapato, o casa de campaña en primera, son rectas o curvas suaves, paralelas si son dobles, sin brincos ni patas de gallo que delaten el mal pulso de un operador aprendiz. Tambien carteras Y doña Vera, no solo cosía vestidos, una vez una clienta le pidió una cartera que le fuera a la moda del vestido, y a la semana siguiente venía mi madre de la capital esgrimiendo un martillo de talabartería y todos los herrajes que hacen falta para hacer carteras de mujer, marcos de cierre, broches, argollas, cadenas y remaches. También trajo varios rollos de piel fina llamada Oscaria, lisas y pasadas por un cilindro prensa con trama de piel de cocodrilo, y además les compró a varios muchachos cazadores unos enormes rollos de piel de culebrones, de los que se atrapaban a la orilla de los ríos Jinova y el Donao. Y en casa se hicieron muchas y muy novedosas carteras para diversas ocasiones y modas. En el taller de costura de Vera, se vestían las novias, reinas de las fiestas patronales, reinas de San Andrés, quinceañeras. Se le hacían vestidos a la medida a las damas que podían pagar una confección de primera, y para las que tenían un presupuesto más modesto, Vera creó la Cooperativa, que era una forma de venta acumulativa condicional, donde todas las participantes pagaban semanalmente, y si salía en la lotería (quiniela) el número que tenían en la lista se llevaba el vestido terminando de pagarlo semanalmente. Cuando en 1947 fue creado el Banco Central de la República y se creó el Papel Moneda, a mi me tocó cobrando a las clientas de vestidos, recibir el primer pago en billetes de pesos oro dominicanos, me llamó la atención que los billetes tuvieran colores diferentes para cada denominación, a diferencia de los billetes en dólares, que veníamos usando hasta entonces, que todos eran verdes. Muchos años mas tarde al pasar por Panamá en 1984, descubrí que el “Balboa”, solo era moneda metálica fraccionaria, igual que nuestras monedas de antes de 1947, y que en Panamá, no había un verdadero sistema monetario con un banco central propio. El “taller” llegó a contar con tres máquinas de coser, la principal de Veracruz con motor eléctrico y una de Berta Sánchez y otra de Graciosa Peguero como operarias, tambien contaba con dos bordadoras Yamile Chaehede y otra cuyo nombre no recuerda. Veracruz daba el corte y ajustaba el patrón marcando las costuras. Recuerdo que hubo un tiempo en que vinieron unas tijeras “de piquito” que pronto quedaron en desuso por falta de técnicas de afilado, tambien tuvimos problemas con el motor de la máquina de coser cuyo reostato se dañó y pasó mucho tiempo ocioso, pasaron varios técnicos por casa y nada hasta que un día lo desmonté invertí la rotación e hice con el una licuadora, usando un vaso de Hamilton Beach prestado, al final conseguimos un nuevo tipo de reostato de mejor construcción y volvimos a armar la máquina con su motor. La Casa materna Y volviendo a hablar de la casa materna, esta era de Clavó de madera de caracolí, y con puertas de roble por fuera y con cielo raso de tabloncillo de Peach- pine. La casa estaba semiterminada pues mientras en la sala - comedor las paredes del frente estaban forradas por dentro de tabloncillo, las laterales no, la cocína era un galpón anexo de tablas de palma techado a una agua, y la letrina era una caseta independiente lejos de la cocina. Como la abuela Emilia era panadera Veracruz pensó que podía traerla si le montaba su horno y todo lo de la panadería aquí en el pueblo, igual que en casa de la tía Pilar su hermana y como en casa no había espacio pensó en comprar un solar cerca, y que más cerca que detrás del patio, así le compró a Manuel Tejeda, un trozo de 4.00 por 11.00 metros, detrás de casa y pronto vinieron del campo con un cargamento de varas para cercar nuestro traspatio. Los cercadores hicieron una zanja como de dos pies de profundidad pusieron en ella bien alineados los palos sacados del fondo de la cerca vieja, pusieron una vara continua para amarrar con alambres firmemente cada vara en su sitio y al final con todo alineado se tapó la zanja y nuestro patio quedó 4.00 metros mas al fondo que antes. Pronto nuestros vecinos de ambos lados hicieron otro tanto y los tres solares quedaron parejos por delante y por detrás. Nuestra casa los sábados recibía los caballos nuestros y los de algún amigo de Punta Caña y una vez vinieron unos conocidos de la abuela Emilia del paraje “el Palmar” de La Jagua, eran Confesor Moreta que trajo al hospital a su hermano Marino que se desboronó un dedo en la masa del trapiche de ellos en el Vallecito de La Jagua y que requirió de una cura radical en el Hospital. Con la terminación del acueducto en el 1947, en casa tuvimos por primera vez agua corriente, y sé colocó una llave en la cocina y en el espacio entre la cocina y la letrina construimos un cuarto de baño provisional, primero se hizo un hoyo profundo de casi 10.00 metros de hondo con un buen brocal de 5 pies de hondo en concreto armado con varillas de acero y el camión de Serbio Duval nos trajo por encargo dos viajes de piedras grandes e hicimos un drén francés vertical, vertiendo las piedras hasta llenar el hoyo. Sobre el hoyo vaciaron un plato con un pequeño orificio central y construyeron una caseta de tablas de palma techada de Zinc, igual que la letrina, conectaron un tubo y le pusieron una ducha y ¡a llover bajo techo!. El patio de la casa tenía una gran mata de bayahonda blanca detrás de la letrina, en el límite con la casa de los Michelena, muy vieja si se cuenta que tenía un grueso tronco de cómo dos pies y medio de diámetro. La bayahonda es el símbolo viviente del suroeste, es una leguminosa familia de las mimosas y permanece verde en las peores sequías. Con el paso del tiempo cambiamos de vecinos varias veces, en la casa de Carmelita y Manuel Tejeda luego de mudarse Jacobo Chaer y sus hijos se instaló una moderna lavandería del dentista del Ejercito Dr. Casimiro Reyes, y como esa casa no tenía acometida de agua propia tomaban el agua de nuestra tubería por el patio y por mas de una vez me tocó bañarme con agua caliente de retorno de la caldera de la lavandería. El agua de San Juan es un poco “dura” a causa de las muchas sales disueltas que trae, en una caldera y en especial en una de “tubos de humo”, construida a base de tubos, eso significa dos cosas opuestas: buen mantenimiento o problemas de incrustaciones con sales de calcio. Por no elegir el primer método pronto llegaron al segundo y en la lavandería tuvieron que sacar todos los tubos y ponerle tubos nuevos y desde entonces todas las semanas había que ponerle a la caldera una carga de químicos y darle una purga para disolver y expulsar las sales incrustantes a tiempo.
El retrato “del Jefe”. en la Era de Trujillo, en 1954 declarado como "Año del Benefactor de la Patria", en toda casa había en un lugar bien visible, un retrato del Generalísimo Trujillo, y en casa no había ninguno y cuando alguíen le preguntaba a mi mama por qué contestaba: tenemos retratos de la familia y no tenemos retratos políticos porque no somos ni sabemos de política, añadiendo: si el general quisiera que tuvieramos uno, nos lo habría mandado. Y ahí terminaba el tema, lo que ella no decía era que el motivo de negarle un pasaporte era por haber estado casada con un Ramírez que era además el abogado de Doña Concha Alcántara la valerosa madre de los Hermanos: Cristiana, Darío ”Prín” y Uníto Ramírez, enemigos asesinados por el regimen. Así que mi madre era un enemigo forzado del regimen, por ser la ex esposa de un Ramírez y como no podían “cancelarla”, no tenía el poco apreciado retrato..
El proyecto de panadería nunca pasó de las ideas, el tío Andrés (Bibilo) de los Santos Báez, hijo de tía Pilar, había hecho un boceto de la terminación de la casa y de la construcción de la panadería, pero la vieja Emilia siguió haciendo panes y quesos en Punta Caña, y no pensaba en venir a vivir al pueblo, en su lugar hicimos un nuevo galpón para guardar una madera de caracolí y roble que cortáramos en la parcela de los Suazo en “La Isleta” de Dajay, junto al río San Juan donde antes funcionó el Ingenio del Bisabuelo “Balayé” Suazo. Parte de esa madera fue aserrada a mano en tablones anchos y el resto lo aserramos en el Aserradero de Aquiles Ramírez y ahí mismo lo pasaron por el “Cepillo”, el mismo que dio nombre al barrio oeste de la orilla del río San Juan, y lo pasaron ahora por una máquina de hacer Clavó. Con esa madera planeábamos construir una nueva casa en un solar nuevo que comprara mi madre. Cortar madera es una tarea de mucha burocracia, tuvo que ir con el encargado de Foresta en San Juan don Pancholo Basilis, quien hizo la inspección y recomendó los arboles a ser cortados y calculó los impuestos que se habrían de pagar, los tramites eran aquí y no había “peajes” por aprobaciones en Santo Domingo. Con la muerte del Generalísimo, el país cambió, se pudo sacar pasaporte y viajar aun siendo de las familias desafectas como los Ramírez, y mi madre que por el hecho de tener un hijo de los Ramírez no podía tener pasaporte sin permiso “del Jefe”, sacó el suyo y solicitó una visa de residente en los Estados Unidos y obtuvo su “Tarjeta Verde” de residente. Al comenzar a viajar vio mucha ropa hecha barata en Puerto Rico y Miami, y decidió que era más fácil vender que hacer ropa y su taller de costura comenzó a decaer. Con los cambios políticos solicitó y obtuvo del Consejo de Estado la administración de la agencia local de la Lotería Nacional y durante un año hizo buen negocio por esa vía, hasta que por la política le tocó el cargo a otro. Con el tiempo muchos años después, comenzamos la quesería en el galpón donde una vez iba a ir la panadería. Mi barrio, viviamos en la salida del pueblo en el límite de la zona urbana, al frente teníamos la “Cerquita de don Jesusito Valenzuela y al lado de la misma estaba el taller de herrería de Pipe Gómez, que en una rugiente fragua calentaba cientos de remaches para asegurar en su sitio las púas de las rastras que hacía para “Cruzar” las tierras después de aradas. Pipe también reparaba y fabricaba arados del tipo manisero, y piezas de repuesto para los mismos: cuchillas, vertedoras, y ruedas. En la herrería también reparaban los muelles rotos de los vehículos les montaban hojas nuevas reponiendo las partidas y hacían hojas cortas de trozos de hojas largas, y los pedazos muy cortos quedaban para hacer púas de rastras. El local de Pipe era de don Miguel Paniagua y fue donde funcionó la primera bomba de gasolina del pueblo. En la esquina de mi acera, frente a la Herrería de Pipe, funcionó la bomba de don Cesar Hernán Cuello, hijo de Gracielo Marranzini.Ocupaba un amplio solar y en la parte atrás tenía un taller de mecánica, y soldadura eléctrica. Donde Hernán los mecánicos realizaban también todo tipo de reparaciones mecánicas, ajustaban frenos, Embragues (Clutch) o Clóches, reparaban transmisiones, diferenciales y hasta desarmaban y reparaban motores "Fundidos". Un motor fundido es un motor que ha perdido la compresión por el gran desgaste de las "Anilllas" de los pistones, si no se reparan a tiempo los motores llegan a fundir uno o varios de los cojinetes de metal antifricción llamado BABBITT, rayando el cigüeñal y poniendo el motor fuera de servicio, un motor fundido deja de encender y funcionar bien. Pues bien los Maestros Rafael, y los Banilejos: Guelo y Jimaquén, asistidos por la “muchachada”: Fausto, Mengito, “Don José”, Rafael, Bobola Ramírez, entre otros, desarmaban los motores hasta el último tornillo, lavaban bien el block, la culata, el cigüeñal, el eje de levas, las bombas de agua y de aceite y los conjuntos de pistones, bielas, anillas y válvulas de admisión y escape. Las válvulas perdían ajuste por el uso y había que reponer el asiento esmerilandolas, los aprendices pasaban horas con unas copillas de goma haciendo girar las válvulas con el esmerilado. Luego se enviaban el block, el cigüeñal y las bielas a Santo Domingo donde "Nadal", o donde Simonó a medir y "cortar", los blocks y cigüeñales se cortaban a 10, a 20 o a 30 milésimas, de pulgada, y de Santo Domingo venían todas las piezas "Mecanizadas" donde Nadal, junto con un nuevo juego de Babbitts de, biela y de Centro, nuevos pistones con sus anillas, mas todas las juntas y accesorios desgastados por el uso. Al fin el motor se armaba y se prendía, y luego se montaba de nuevo en el vehiculo. En la Bomba de Hernán tambien había un gomero… el Boricua Luis Miranda que entre clinches, marros, aritos, válvulas y gusanillos intercalaba su trago de ron. Junto a la bomba de Hernán y lindando con la casa de los Michelena Había un amplio solar que antes era sembrado por Miguel Paniagua, tan grande era, el solar grande, que ni el mismo “Pepe Solares” cuando fue sindico se pudo atrever a tomarlo para su uso propio, aunque si mutiló muchos solares de otros. A mi madre Pepe Solares le avisó que le iban a buscar un solar muy bonito… en otro sitio para mudar nuestra casa, porque “el ayuntamiento tenía planes con el nuestro”, mi madre, que conocía sus verdaderos planes, lo miró de arriba abajo y le contestó: el solar es del ayuntamiento, y cuando a mí me enseñen los planos de lo que va a hacer el Ayuntamiento con mi solar, me mudo, antes no. Pepe Solares fue un famoso Síndico que no aportó mucho a la ciudad, pero cuando salió tenía unos ocho o diez solares, entre ellos uno enorme hecho recortándole pedazos a los vecinos donde construyó una gran mansión con un gran patio y numerosos aposentos, para el y los numerosos hijos que tuvo con sus cinco queridas, todos varones. En el solar grande jugábamos pelota, y se instaló por un tiempo el campamento de los Boy Scouts dirigidos por el ”Profe” Fausto Rodríguez Mesa, con Sergio Batista como Sub Director y el profesor Adriano Santíl como secretario y allí habían muchos equipos de gimnasia y atletismo. Luego se pidió a los Boy Scouts cambiar de solar y los llevaron al solar vecino, justo detrás del patio de mi casa, para construir el Club Social del pueblo, que se usó por un tiempo como campamento de los bomberos. Cuando se mudaron Pipe, doña Tatá y sus hijos, Marisela y Franck, se instaló una fabrica de muebles y de Bastidores de camas del señor “Negrén”. Detrás de la bomba de Hernán vivía Guiguita Suberví, madre de nuestros compañeros de juegos “Popo” y su hermanita “Ramonita”, siempre con una gran sonrisa, doña Guiguita tenía una pequeña fabrica de bocadillos en especial Pastelitos y kipes, que eran distribuidos por varios muchachos en unas cacerolas de aluminio cuya tapa sonaba rítmicamente al salir ala calle cantando su muy entonado pregón: PASTELITO Y KIPE, entre otros los más famosos Kiperos fueron: “Puerca Flaca”, “Bengo” y Ferido, que luego estudió y se graduó de ingeniero electromecánico. ¿Pobre Quién? En la escuela pública y en la misma escuela parroquial, los niños se acostumbraban a las precariedades cotidianas de un pueblo aislado del intetrior y nos considerabamos “pobres”. En alguna ocasión expresé ese parecer, ante mi madre que de inmediato me acercó y me preguntó: ¿ alguna vez has ido a la escuela sin desayunar?, sin cuadernos?, o ¿has dejado de ir por falta de uniformes?...no verdad.., los pobres pasan por todo esto y tu no. Pero Mama, le contesté, no tenemos carro, ni televisor, ni nevera. Es verdad, pero comemos carne todos los días excepto los de precepto en cuaresma, bevemos mucha y muy buena leche, no pagamos renta y tenemos con que pagar lo necesario. No tenemos excedentes de dinero ahora, pero eso ya vendrá y compraremos uno o más vehiculos, uno o mas refrigeradores y uno o mas televisores cuando haga falta y tengamos excedente de dinero para hacerlo. Somos ganaderos y Trujillo, ha puesto los precios del ganado muy por debajo de lo rentable, pero todo cambiará y las vacas algún día valdrán más. Modista y Ganadera Desde la muerte del abuelo Abraham, doña Veracruz, tuvo que ir involucrándose poco a poco en conservar el patrimonio heredado de su padre luego de la partición con sus dos hermanos de padre y los bienes de su madre de la que era hija única. Las cosas venían cambiando y el futuro era incierto para los que no se prepararan para lo nuevo, en el campo la deforestación de Punta Caña a causa de los dos Aserraderos que acabaron con los pinares de El Hatico, Guayabal y Palo Quemado, hacía que el Arroyo Loro pasara mas tiempo seco que con agua, y los agricultores grandes y los políticos del pueblo venían cercando con alambres de púas poco a poco los “sitios” o hatos donde pastaban las vacas nuestras, y las sequías se hacían cada vez mas largas causando la ruina de los hateros, por la muerte por inanición o sed de mucho del ganado de la sabana. En la seca grande de 1949, murieron muchísimas vacas en los hatos y sitios de crianza. Para la seca de 1966 y 1967 ya doña Veracruz tenía sus vacas en cercas y tenía una camioneta que compraramos con los ahorros conjuntos, suyos y de mi empleíto en el INAPA, así cuando se comenzó a escasear la yerba comenzó a cargarle desperdicios de cosechas tales como paja de habichuelas, bejuco de batatas y hasta paja de maíz y de arroz. A muchos en Punta Caña y San Juan se les murieron muchas vacas pero a Veracruz no, también al tener gastos con el ganado encerrado comenzamos a ordeñar diario y pronto tuvimos un problema nuevo, ¿A quién venderle la leche producida? , primero tratamos de venderle a un amigo ( Mario Fondeur) mocano, fabricante de helados, que nos dijo: en San Juan todo el mundo ordeña y vende leche y no tenemos mas mercado para los helados , pero Uds. Saben hacer quesos , ¿Por qué no vuelven a fabricar quesos, ahora que “Las Bautista” se están retirando, y va a haber mas demanda ?.
Quesera de Nuevo En Punta Caña todos sabían hacer los mismos tipos de queso blanco, de leche entera en cinchos. En el pueblo los italianos habían introducido unas nuevas variedades de quesos hechos amasados con agua hirviente. Yo mismo había visto a don Antonio Marranzini amasando sus quesitos Cacciocavallos en una olla de agua hirviente y que luego ponía a envejecer por uno o dos meses. También había oido a mi madre hablar de la Ricotta que hacían los italianos donde Doña Inmaculada la esposa de Don Gracielo Marranzini con el suero. Con el tiempo los Marranzini cambiaron de actividades y el Queso de Hoja lo hicieron las Hermanas puntacañeras Zunilda y Agueda Bautista en su casa de la Ave, Anacaona esquina Gral. Cabral y luego incursionaron las Hermanas Josefita y Gloria Montes de Oca de la calle 27 de Febrero esquina Trinitaria. Así que cuando decidimos volver a hacer quesos, abandonamos la tecnología de los quesos blancos, y adoptamos la de los quesos italianos de “Pasta Hilada”, el aporte de Veracruz y Sinecio al arte del Queso ha sido en la tecnificación y mecanización de las operaciones de fabricación de estos quesos, incluyendo la mecanización de las operaciones de corte de la masa, y la penosa hilatura en agua caliente. No teníamos modelos que imitar así que tuvimos que inventar, todo lo que no aprendimos de Marcelino el Quesero de doña Inmaculada otra quesera vieja viuda de Graciello y cuñada de Don Antonio Marranzini. Hicimos una mesa de acero inoxidable de amasado, y cuando tuvimos que hacer Ricotta, partimos de cero, mandamos a fundir tres pailas de aluminio de 35 litros de las que usaba él ejército para cocinar. E hicimos tres anafes de carbón en aros de camión, con el tiempo creció la demanda y no aparecían pailas más grandes, así que diseñamos y fabricamos tres pailas de aluminio fundido de 100 litros. Y con la escasez de carbón diseñamos y construimos estufas de gas. Ya en los años 90 comenzamos a preocuparnos por crecer y para aumentar la producción no podiamos arrastrar las técnicas manuales heredadas, así que tuve que acudir a mis conocimientos tecnológicos y de relaciones de comercio Internacional. La mecanización comenzó con una cortadora de cuajada, hecha de una cortadora de ensalada de la famosa batidora industrial "Hoobart". Luego en un viaje a México contactamos con el representante de numerosas lineas internacionales de Equipos para Quesería y Lechería, los equipos para Quesos de Pasta Hilada son muy especiales, los norteaméricanos son demasiado grandes, los Italianos se adaptaban mejor a producciones mas flexibles. Así adquirimos nuestra primera "Empastatricce a bracci trufanti", o maquina de hacer la hoja del queso.
Publicado por :http:/identidadsanjuanera.blogspot.com

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