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sábado, 12 de marzo de 2011

Badín Garrido Puello es un magnífico representativo de esta clase de hombres

Badín Garrido Puello es un magnífico representativo de esta clase de hombres.
Nieto de guerreros libertadores, duros y porfiados en las peleas y generosos en seguida de la victoria, las virtudes hereditarias atizaron su voluntad y fue luchador indoblegable durante el eclipse
de la soberanía de 1916 a 1924. En medio pobre de habitantes, de escasas comunicaciones
entonces y de recursos parcos, fundó y dirigió El Cable en San Juan de la Maguana y sus
editoriales exigentes le dieron voz a la ansiedad colectiva. La repercusión del persistente
reclamo se hacía mayor cuando el Listín Diario reproducía aquellos artículos memorables,
comentados con frecuencia en tertulias de las Antillas Mayores. Muchos de esos escritos
revelaban el arrogante, poético y ardoroso decir de Víctor Garrido; los demás, graves y de
escuetos razonamientos, eran del director, de E. O. Garrido Puello. Ignoro si alguna vez colaboraron
el Gral. Carmito Ramírez y el doctor Armando Aybar; pero es admisible suponer
que trazara verbales orientaciones el viejo patricio y patriarca Wenceslao Ramírez: aquel
Nelao, milagro humano, analfabeto y sabio, de quien dijo el Dr. Henríquez y Carvajal que
era uno de los hombres más inteligentes que había tenido la buena fortuna de conocer.
Cesó el eclipse de la soberanía dominicana en 1924, y cesó Badín Garrido en el menester
de escritor.
Calló el Sur de la República, calló él; y más tarde apareció en Ciudad Trujillo trepado en un edificio enorme el periodista convertido en dirigente de negocios. Ahí, encaramado en ese elefante, trabaja de seis a seis. Durante las horas que otros dedican al descanso, Garrido lee ávidamente. Libro dominicano que se acaba de publicar, si tiene mérito, es libro que él compra, lee, acaricia y acomoda en los anaqueles de su biblioteca rica. Hombre de transparente salud moral, conversador de espíritu limpio, su palabra jamás destiló veneno.
Como Rubén Darío en el comienzo de Cantos de Vida y Esperanza, podría sin rubor decir:
Mi intelecto libré de pensar bajo… y agregar:
Si hay un alma sincera esa es la mía.




No sé escribir prólogo y casi nunca leo los que otros escriben, si no son noticias que
anteceden a las obras de autores clásicos; y ahora me ofrecí a decir parte del mérito de las
Narraciones de E. O. Garrido Puello (Badín) y agrego además el testimonio de quién es él y
qué papel desempeñó en días obscuros para la patria. Con franqueza afirmo que me enaltece
poner mi firma bajo su nombre.
Sócrates Nolasco

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