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miércoles, 25 de mayo de 2011
EL BOSQUECILLO DE LOS GUAYABOS
OBRA INEDITA DEL POETA Y ESCRITOR SANJUANERO BIENVENIDO DE JESUS ACOSTA RIVERA (Bien Rivera)
para el conocimiento de la sociedad en nuestro querido valle del Maguana.
Esperamos velar publicada pronto.
CAPITULO 4
" El amo Argent, habia salido muy temprano aquella mañana en compañía de Isidoro, el viejo cochero de la plantación; Iban a la ciudad como solían hacerlo todos los miércoles. Esta vez, dirigíanse al muelle en donde atracaban bajeles y veleros procedentes de Europa y otras remotas latitudes entre los cuales se abastecían los señores importantes de la comarca.
Encontrábanse allí, toda suerte de artículos destinados a hacer la vida un poco más confortable en aquella isla de cañaverales inmensos. Desde las prohibidas biblias de edición protestante hasta los más disímiles libelos florentinos, trajes a la última moda, catalejos, pistolas,mosquetones, agua de colonia, perfumes exóticos, amargo de angostura, papel crepé, polvora, tinta china, escopetas de ceba, naipes lámparas venecianas con bases de gárgolas de bronce, laúdes, clavecines, alcanfor, anís, canela, leontínas de oro, linimento de coupier, grandes toneles de galletas de soda, un enorme catálogo de las más espirituosas bebidas, en fin, todo aquello que en la isla se pudiése procurar en materia de compra y venta.
Esta vez, el amo, Henri Argent, solo queria comprar armas y municiones y de ser posible obtener de paso algunos cañones, por eso, Enerio, un mulato de la plantación habia venido detrás de ellos guiando un convoy de carretones tirados por bueyes en los cuales colocarían de vuelta todo lo adquirido.
La mañana iba ya despuntando y un sol brillante y bruñído asomaba su faz tímidamente por entre los picos de la sierra, de los valles circundantes, llegaba colándose por entre las junturas de las ventanas del carruaje el aroma dulzón de las adelfas y de los alelíes que a porfía crecian en los desfiladeros cercanos."
Cruzando como ahora lo hacía por en medio de los enormes promontorios, la vista se perdía por entre los profusos bayahondales, y en el azul de aquél valle nemoroso y dormido que yacía a los pies de la montañosa cadena habia un silencio que sonaba a camposanto y que inundaba la mañana. Contra el cielo tachonado de blancos lampos de nubes cual rebaño suspendido en las alturas, los guaraguaos dibujaban en su vuelo magistrales filigranas".
( Fragmento de la novela inédita de Bienvenido de Js. Acosta Rivera.
Sanjuanero
Titulada:
(EL BOSQUECILLO DE LOS GUAYABOS)
San Juan, 1990
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