ÑAME --- ( Décimas )

De Gabriel Moquete

Ñame, imponente y galano,
herencia firme, traída
por esa raza sufrida,
nuestro pariente Africano.
Nuestro suelo, anfitriòn sano
rico en tierras productivas,
le inyectó savias activas
y al ser de orden tropical
fácil se supo adaptar
a esta, su madre adoptiva.
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El ñame puede durar
mucho tiempo almacenado,
es muy sano, y adaptado
a su ambiente circular.
Es un vívere cabal,
con mùltiples condiciones,
rebelde a las invasiones
 de Viirus y enfermedades,
fuerte en las adversidades,
recio en duras situaciones.
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Así  es el ñame, es de guerra,
es esclavo vencedor,
el tubérculo mayor
que produce nuestra tierra.
Se dá en el llano y la sierra,
a veces se ha cosechado
ñame tan exagerado
de tamaño y dimención,
que ha llamado la atención
de los que lo han observado.
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Es el ñame un vencedor,
y nuestra tierra criolla
es en verdad una joya
de incalculable valor.
Nuestro suelo es receptor
 de especies de lejanias,
les inyecta la energía
de su savia sacrosanta
como madre que amamanta
celosamente una cría.
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Y el ñame, desde que vino
a este terruño de sol,
se acotejó con amor
como manso peregrino.
Ha andado el mismo camino
con nosotros, paso a paso,
y agradecido al regazo
de esta tierra acogedora,
ha sido fuente inyectora
con su alimenticio abrazo.
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Del ñame se saca harina,
fuente de alimentaciòn
 que sirve para un montòn
de recetas de cocina.
Poseedor de vitaminas
como la C y B6,
el ñame cumple la ley
de afrecer dieta bien sana,
sus propiedades emana
con la potestad de un rey.
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Tiene a la disposicioòn,
potasio, magnesio y fibras,
y aunque pese muchas libras
contiene poco almidón.
Dispuesto a la rebeliòn
se mentiene vigilante,
y echa una baba picante
cuando lo van a pelar,
(  resistencia natural,)
se torna manso al instante.
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Existe gran variedad
de ñame para escoger,
todos se pueden comer
por su alta calidad.
El blanco al sancocho va
porque le rinde y lo espesa,
el amarillo en la mesa
luce bien apetitoso,
en fin, el ñame es un " troso "
que vale bien lo que pesa.
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Fuerte como los esclavos
que lo dejaron de herencia,
 con la misma resistencia
de ciervos, que fueron bravos.
Lemba, que aunque al fin y al cabo
fué hecho prisionero aquí,
prendió la llama felíz
para que un día, a machetes,
Dessalines,con sus huestes
cambiara el rumbo en Haití.
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En fìn,el ñame es señores
un vívere que resuelve,
se ablanda bien cuando hierve
y tiene buenos sabores.
¡  Vivan los agricultores,
 y viva la madre tierra
que en sus entrañas encierra
ese tuberculo bravo
que legaron los esclavos,
¡  que al hambre le hace la guerra. ¡¡
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 Gabriel Moquete