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jueves, 31 de diciembre de 2015

Andanzas Quisqueyana Maguanera


Juan Tobías León Ortega ©
I
Recordando a mis amigos dadolescencia: Cheo, Tom y Vitín. 
No intento transformarme en el gigante artrópodo kafkiano de Sam Gincana y así tras una sutil metamorfosis llegar a ese pasado lleno de virtudes y esperanzas; de exabruptos y tristeza; de alegría y pactos bohémicos. En el villorriomaguanero de los 60s, entre ingenuidades y salubridades, la vida transcurría sedentaria, la sagrada familia marcaba el hito final según las tradiciones maguaneras-quisqueyanas:La sagrada familia lo era todo.  El valle hermoso y coqueto, albergaba historias profundas de lado a lado, desde el mismo comienzos del inicial “pre-colombino” de una raza noble y hospitaria, como fueron los taínos, hasta la fusión en dos partes del colonialismo del primer mestizaje, hasta culminar al mestizaje profundo de aquello de “todo el mundo hereda la bemba, desde los tiempos de Colón, hasta en las familias más finas, aparece un negro bembón”(Partitura de la canción del fenecido Milton Peláez, “La Bemba”): El mulato de tantas generaciones
El valle majestuoso, todavía con el vigor de su verdeclorofílico, resplandecía el firmamento caribeño, la villa de San Juan de la MaguanaUn pueblo virgen, de eterna primavera frente al macizo de montañas y cerros de mágico esplendor que daban luz y esperanza a la vida. 
Salvador Santana mi amigo, alias Tom, alias El Peje, alias Los Rieles
Conocí al eximio poeta Salvador Santana alias Tom, alias El Peje, alias Los Rieles, en las andanzas beisbolera sanjuanera a través de mi amigo José Ciloprén Martínez alias Cheo. No recuerdo por qué se le llamaba por el apodo de“Tom”, ¿Por las caricaturas del gato Tom y el ratoncito Jerry?, ¿Por haber leído la Cabaña del Tío Tom, de Harriet Beecher Stowe?, la verdad no recuerdo por qué.  Un muchacho muy humilde, tímido, dócil, de buen convivir, y buen sentido del humor el cual sólo compartía con sus amigos íntimosEl contraversial Cheo Ciloprén, con sus habilidades transformistas, me presenta a un joven alto, delgado, de tez morena, de pelo bueno, más bien lucía como un Zambo refinado, una mezcla de raza taína, raza negra y raza blanca,  bien vestido para los niveles de procedencia del corazón del “barrio de los Transformadores” pero que en realidad se le llamaba en el argot de pueblo, “Rapa Hincao’”. –He aquí  otro amiguito del menú, el Tobi. Me dice Cheo Ciloprén mirándome con sus ojos de gato de Angora, jabado al fin, los cuales los sanjuaneros llaman “abejones” a este tipos de mulatos jabados y mirada pegajosa. – Muy bien Cheo, vamos a nuestras aventuras para que tu amiguito nos acompañe. Le digo de forma entusiasta, ya que mi emoción de conocer a otro nuevo personaje tratándose del elenco de Cheo Ciloprén, nos había traído hace tiempoal célebre Pedro Martínez alias Merecumbé, alias Chicho, el cual nos llenó de alegría por su tremendo contraste de ser una espiga de ébano, muy trabajador y guapachoso. 
-Tom, este es el Tobi el hijo del chino del restaurante Central, este es Vitín a quien algunos llaman el Vikingo, es el hijo del maestro Luis María Cadena, segundo director de la banda de música municipal después del maestro Carías Lavendier y este es Ramón Paulino a quien el Tobi apoda Muñeca, pues cuando está tirando bolas de béisbol sus muñecas se tuercen como la de un porcino comiendo afrechoTom nos observa con una mirada tímida que siempre lo caracterizó. Le pregunto al joven: Oye, ¿Dónde compraste esos pantalones fuerte azul tan bonito Levis? – Mi tía los trae de Puerto Rico y vende muchas cosas más, si tú quieres yo te llevo donde mi tía para que compres lo que quieras, ella tiene muchas ropas, calzados y otras cosa más, contesta Tom mirándome sigilosamente. –Okay, le digo.- Un día de esto vamos para donde tu tía. 
-¿Por qué tú no juegas béisbol? -¿No te gusta? – Tú tienes buena constitución física y buen tamaño para un pelotero, le digo. Me dice:- Bueno, a veces quisiera jugar, pero no sé. –No lo he tomado en serio, me riposta Tom. –Bueno, coge un guante y vamos aparar bolas, le digo. Descubrimos que Tom tenía un brazo de un lático. –Fantástico Tom, tu brazo es tremendo, le decimos. Los muchachos se emocionan como yo. Pero Tom lucía muy tímido e introvertido y no le dio ni la más mínima importancia a la quimera de elogios. Una vez con el tiempo, decidió jugar organizado en la juvenil, su debut fue fructífero pero efímero. Era algo que no le llenaba su espíritu atormentado quizá, por su inmensa pobreza, o por otras razones. Su alma de poeta se manifestaba en el qué  hacer cotidiano. ¿Estaba experimentando una metamorfosis kafkiana o una transición de socializada o un refugio a sus penasNo lo sé. Lo único que sé, fueque fuimos por un tiempo íntimos amigos, desahogaba su alma de adolescente frente a un amor no correspondido, y yo le escuchaba con mucha atención, en los momentos difíciles que él necesitabaLa Deyanira, la Deya, como yo la llamaba, dejaba embelesado al Tom hasta el punto de hablar consigo mismo, dejando el destello perfumado de la fémina indolente, el martirio a un corazón despedazado que suspiraba el ansia ardiente de unos labios centellados por el fuego del deseo y el amor. –Adiós, comparona, quiero hablar contigo, agonizaba Tom por su Deya. La Deya ni se inmutaba por el ansia del piropo que la elevaba a reina Victoria. Tom quedaba en silencio frustante como si el invierno hubiese renacido en su boca, el más mínimo punto de congelaciónLa Deya era una muchacha mulata refinada, buena moza, de buenos modales, ella y mi amigo Tom hubiesen hecho una parejita ideal– Tobi, la Deya no me quiere, qué hago Tobi, qué ingrata la Deya, Tobi, me confiesa Tom melancólicamente– Así son algunas mujeres, Tom, ingratas, mientras uno se muere por ellas, más tormentos nos dan; nos llevan a un mar de angustias, un valle de desprecio como si el Cupido sagrado de nuestros corazones fuese un cualquiera y no lo más puro del alma impoluta e inmaculada en el deseo de amar, le expreso. – Me ha pasado con mi reina también, Tom, no me hace caso, y yo inocentemente la llamo en las noches estrelladas, cuando la luna aflora su caminar, esa reina me trae loco Tom, sus labios de rubí, sus ojos penetrantes, sus cejas boscosas y su pelo negro como una cascada, le manifiesto acompañándole en su sentimiento. – Pero así son las mujeres, mi amigo Tom, le digo cabizbajo.  Yo era el único confidente en las noches serenas en el villorrio manguanero de mi amigo Tom en las llamadas tormentosas esquinas. El Tom creaba el escenario de las esquinas para ver a su bella durmiente, Deyanira, al caer las tardesNos intalamos una vez en un colmado cerca de la casa de la Deya para ver si el Tom la podía localizar. –Deme una pasta dentallllllllll y una malllllta Morena,le pide Tom al pulpero, y el pulpero lo mira con asombro como si se tratase de un tígre de villa capitalino que había arribado de forastero con pronunciación capitaleña al estilo de Pancracio la Bestia, hermano de mi amigo Cheo Ciloprén. – Coño Tom, le pregunto ¿Y desde cuándo tú eres capitaleño como Pancracio La Bestia, el cual  habla como si tuviera un plátano añugado en la garganta, pronunciando la “L” como los capitaleños, sacando la quijada?  Y le insinúo – Porque tú eres sanjuanero y tu pronunciación deberíasonar con la “R” bien fuerte, es decir, tu debiste decirle al pulpero:-Una pasta dentarrrrrrrr y una marrrrrta Morena. – La Deya te tiene verdaderamente atravesado, ya  veo, le digo al amigo Tom, que me mira con cara de tristón. Le digo entonces:-Vamos a lo que vinimos, a ver a tu bella durmiente, a tu Deya. La Deya no salió, pero se sentó en una mesedora en la calzada,  entonces decidimos pasarle por el lado, cuando íbamos a la altura de la mesedora, Tom, con la adrenalina y la bilirrubina de cuadrilátero, invocando a todos los espiritus del amor,  acertó decir: -Adios flor de loto, no te hagas, me gusta, sabes. –Bien,coño, ese es mi amigo Tom, le digo emocionado. –Estuviste fantástico mi amigo, yo en tu lugar se mehubieran doblado las piernas si me hubiera enfrentado a la reina. Dos tímidos e introvertidos adolescentesrecreando una escena de conquista a una fémina. 
Pues Tom y yo empezamos una gran amistad, nos veíamos frecuentemente con los demás muchachos en el estadio, en el parque Sánchez, en el cine Antonieta o en el Romano donde veíamos diferentes series de aventuras, tales como “Los Peligro de Nioka”, la cual Vitín me decía que la protagonista, Nioka se parecía a mi madre, blanca y rubia, y Los Rieles de la Muerte, una película de vaqueros, donde el protagonista usa  pantalones de la marca Levis, y Tom tenía unos Levis por lo que yo lo nombraba , “Los Rieles” cuando lo veía con su Levis.  Lo del apodo El Peje, creo que fue Vitín o algunos de sus amigos de Rapa Hincao’ que le puseron así porque a Tom le gustaba mucho el río como un pez.  Las demás aventuras de ir a los campos a manguiar, a buscar naranjas u otras frutas, las reservábamos para todo el grupo. 
Parquecito para niños con sus columpios, mecedoras, etcéteras: el arco. El árbol de laurel frente acolegio Parroquial de las viejas generaciones, colegio San Vicente Ferrer de las medianas generaciones, para quedarse con el nombre de Padre Guido Gildea de las nuevas generaciones, un hervidero de recreamiento y de esquinero a las muchachas hermosas. El parquecito del arco, nos atraía por su belleza frente al arco, su verdor frente al macizo de cerros y montañas que se postraban hacia el norte como un horizonte erguido de vida mañanera. 
-El Tobi:”El mundo, no se ha parado ni un momento, y en el silencio yo me pierdo, y no soy nadie al verte a ti”. El Vitín, con su gran voz de cantante, cantando una partitura de la canción “El Mundo” que se hizo muy popular en la voz del italiano Gino Carusso que hizo su debut por el año de 1965 después de la gran Guerra Patria del 24 de Abril, en la terraza del tercer piso del Hotel Maguana,  anunciándome la llegada de la reina al parquecito. “ Pronto mi corazón espera, tu vida compañera, y si es que quieres nuestro huerto florecido, por qué lo dejas, en ese olvido”, mi amigo Cheo Ciloprén con su voz transformista de imitador innato, parecía como si el gran cantante mexicano Marco Antonio Muñiz estuviese próximo a mí, cantando esa hermosa canción titulada “Pronto”, me anunciaba que ya la reina iba pasando el parquecito del arco. “Ay que alegría, quererte como te quiero”, el Tom recitándome como el declamador Juan Llibre, anunciándome, que la reina se acercaba. Los cuatros meciéndonos al compás del columpio para niños, sólo para niños, y cuatro tajalanes adolescentes usurpando los juegos de los infantes, para satisfacer los caprichos de la reina de las muchachas: Verla pasar, decirle cuánto la quiero, que la deseo y quiero ser su novio.  Mis tres amigos, Cheo, Tom y Cheo, protegiendo a su amigo, protegiendo a su reina. Cheo y Vitín, cantantes únicos, se iban a un duelo de voces en el parquecito del arco. Vitín le gustaba imitar al gran bolerista de América, Felipe Pirela:” Pobre del pobre que vive soñando un sueño, te vas a casar, teniéndome a mí……”, mientras Cheo al gran Marco Antonio Múñiz: Ven, necesito que sepas, la verdad de mi vida, lo que es mi amor, por ti, deseaba, que vayas tú conmigo, siempre a mi lado, lo que he vivido……,
-Qué bonita el Tobi su reina aquella noche cuando Gino Carusso debutó en el Maguana- Estaba bella como una doncella romana, me dice mi buen amigo Vitín. – ¿Ella es italiana?, pregunta Vitín. -¿Es de los Marranzini?, pregunta Tom. -¿Su papá es de Azua?, pregunta Cheo. – Creo que todo es así les contesto- he oído los comentarios de que es así. –No conozco al papá ni a la mamá, les digo. -¿Cuál es su nombre? Preguntan al unísono. – No sé su nombre todavía, les contesto.  –Para mí es la reina de las muchachas en belleza, les insinúo.  
-Fuá, za, fuá. –Es el fuete de Rafael Oviedo alias Bigote, que rezumbaba el aire y nos pasaba zumbando. Rafael Oviedo, machete al cinto, sombrero espandido,mostachón y una pipa, sólo le faltaban el caballo, las espuelas y el revolver para parecerse al coronel Aureliano Buendía de la novela del Gabo García Márquez, Cien Años de Soledad Párense ahí batracios, estos columpios son para los niños, ustedes son unos tajalanes que ya pueden tener hijos, fuera de aquí, vocifera Rafael Oviedo con sus mostachones tipo Pancho Villa, y su pipa de tabaco negro al estilo del vale Ñico. El corre-corre se arma, Rafael haciendo sonar el fuete como si estuviera alineando a un ganado vacunocorrentiándonos. El primero en correr fue Vitín al cual Rafael Oviedo le vociferaba:- No te apures Vitín desgraciado, yo sé dondevives, se lo voy a contar a doña CacholaYo me quedaba pasmado, pues fue tan grande la sorpresa que lo que me daba era risa al ver el estilo del lego del pobre Rafael persiguiéndonos con el fuete, su cachimbo, un sombrero como Vale Toño y unos pantalones anchísimoFue así que decidimos turnarnos en dirección opuesta para no ser sorprendidos por Rafael el bigotudoLos dos más jocosos de los cuatro, Cheo y Vitín se le paraban a los lejos para relajarlo un poco. Cheo empezaba a tiempo de sonido de Balsié: -“Machambrrú, soletú, bigotú, sombrerúmachetú, buen gomú , mientras Vitín le bailaba el Roba la Gallina: “Roba la gallinba, palo con ella, roba la gallina, palo con ella, ja-jaja, palo con ella, ja-jaja, palo con ella. Tom y yo nos reíamos como tímidos al fin. Rafael era un  hombremuy bueno, trabajador, sin malicia y lo único que quería hacer era espantarnos sin hacernos daño, estaba cumpliendo con su deber, nos hicimos muy amigos por los años 70s por ser el padre de crianza de mi amigo Netico. Recuerdo cuando yo visitaba su casa de la Otilio Méndez y le contaba esas pasadas historias de travesuras, deunos adolescentes que estaban un poco wild , cuando noshicimos buenos amigosse ría a carjadas haciendo relucir su tremendo bigotes y su pipa. Había sido el chofer cargador de leche de la finca del Doctor Tomás Susañapor un tiempo. Rafael Oviedo murió en un accidente automovilístico años después, lo sentí mucho
Continuará

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