Roberto Rosado
La depredación que se observa en las montañas que rodean el
Valle de San Juan, tanto por el norte
como por el sur, constituye un serio y preocupante peligro para el
sostenimiento de la vida de sus habitantes.
El corte indiscriminado de madera preciosa, los incendios
provocados en los bosques existentes en nuestras montañas es uno de los
crímenes que habrá de afrontar urgentemente
si se quiere que las aguas que alimentan los ríos que provienen de las mismas conserven sus
caudales utilizados por los productores agrícolas para la irrigación de las
tierras de El Valle.
Es un clamor de los agricultores que ven disminuida
su cosecha por la disminución cada vez más pronunciada del agua como
consecuencia de la depredación y los incendios constantes y continuos, además
de la falta de asistencia técnica, de crédito a tiempo y una inadecuada
comercialización que tantos contratiempos les ha generado en sus economías.
Ahora que el presidente anuncia un proyecto de reforestación
controlada en la cordillera central justo es acompañarlo con la protección de
los agricultores del valle, creando agroindustria e incluir asistencia técnica, crédito garantizado,
comercialización y pago garantizado, y, la más importante, evitar mediante
disposición gubernamental LA NO EXPLOTACION DE LA MINA DE ORO DE HONDO VALLE,
que tanto daño causaría a la principal fuente de irrigación de las tierras del
valle, EL RIO SAN JUAN.
Queda en la
conciencia del presidente de la Republica la permanencia de la fuente
alimenticia de los habitantes de San Juan
y Barahona.
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