Roberto Rosado Fernández, UASD, San Juan de la Maguana
Aquel octubre en que Cristóbal Colon piso tierra Americana
fue la clave de la desgracia de nuestro pueblo cuyos gobernantes han entregado
por cualquier vía el patrimonio nacional.
Salieron por oro y aun siguen buscando oro. Buscaron en Cuba
y no encontraron, o no le dijeron que había, siguieron a haití, hoy República
Dominicana y Haití, y ahí crearon su asiento, desde ahí, esclavizaron todo el
continente y legalizaron su acción con una Bula Papal, pues el Papa Alejandro
VI era español y representaba la defensa ideológica de la Monarquía.
Así se juntó la Espada, la Monarquía y la iglesia, como un
solo cuerpo para iniciar y desarrollar la desgracia eterna de los pueblos del
hoy Continente Americano.
Al nuestro, Haití (La Hispaniola), lo sometieron a la más
vil esclavitud, lo obligaron a pagar impuestos, precisamente en oro, le
violaron sus mujeres, le mataron sus infantes, le hicieron la guerra con
cañones, espadas, escudos caballos y perros para descuartizarlos y así
consiguieron someterlos y reducirlos a la más mínima expresión.
Y no se conformaron con eso, produjeron la matanza de Higuey y de Jaragua para
exterminarlos y luego distribuir los que quedaban a los encomenderos, separándolos
de sus hijos, sus hermanos y sus parejas, cuanto crimen, cuanta desgracia sobre
esas pobres gentes.
Las Casas, Córdoba y Montesinos, de la Orden de Los
Dominicos, dieron la voz de alarma con su Sermón de Adviento pero con poco o
ningún resultado.
El oro y otras riquezas era lo que importaba. Eran “Siervos
del Rey” pero solo para pagar impuestos y nada más. Nada humano le importaba,
no eran seres humanos, solo servían para eso, para pagar impuestos.
En su afán de riquezas trajeron negros como esclavos para
producir, producir y producir con la finalidad de fortalecer económicamente la
Monarquía y tener dinero para competir con Inglaterra y Francia por el reparto
del mundo.
A ellas les permitió ser parte del botín después de un
intenso contrabando. Inglaterra para Jamaica y Francia para La Tortuga y así las tres, convertir a América en un
botín económico para llenar sus arcas a costa del trabajo de los que trajeron
como esclavos y la esclavitud de los que encontraron en vida de colaboración
comunitaria.
Hoy , a más de 500 años del llamado “Descubrimiento” en que
una cultura irrumpe la quietud de sus habitantes y se apodera hasta de la
condición humana de los mismos, no se vislumbra medida alguna que implique
mejoría para los pueblos sometidos y la mayoría de sus masas.
Las potencias siguen influyendo en sus economías
convirtiéndolos en pagadores de intereses e impuestos a los grandes emporios
financieros que funcionan en las mismas.
Las representaciones políticas locales del Estado se han
convertido en soportes de esos emporios a cambio de financiamientos que solo
han servido para fortalecer la idea del cumplimiento de iniciativas prohijadas
en el imperio para que sean cumplidas por cada gobierno puesto por ellos en
condición de “siervo” o servil.
Al conmemorarse este octubre un aniversario más del
denominado “Descubrimiento” propicia es la ocasión para alertar a los
ciudadanos acerca de la explotación de la mina de oro de Hondo Valle, Sabaneta,
San Juan de la Maguana.
Si queremos
sobrevivir a esta tormenta, no permitamos su explotación, pues de esa montaña
depende la vida del valle y de todos los habitantes de la Cuenca de los ríos
San Juan y Yaque del Sur y, por vía de consecuencia de los habitantes de El
Valle de San Juan y la Sub-región de Enriquillo.
El oro de San Juan es el agua y no podemos permitir que la
ambición desmedida del imperio y la actitud complaciente de quienes lo apoyan arruinen
la vida y nos arrebaten la posibilidad de seguir viviendo con el verdor que la
naturaleza nos otorgo.
Tampoco debemos permitirlo para que no se repita la desgracia que nos trajo
Colon hace más de quinientos años en aquel fatídico octubre de 1492 y mas el 5
de diciembre de 1492.
Ahora que el
presidente ha dicho “luchar por el agua” se impone que no permita que se agregue
a nuestras deforestadas montañas otro crimen explotando dicha mina porque
mataría la vida de cada ciudadano de las regiones de San Juan y de Enriquillo.
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