En el curso de la historia de nuestro país se han
destacado muchos hombres en la defensa de la soberanía nacional, en la defensa
intransigente de sus ideales y, otros en
la sustentación de sus credos religiosos. A esos hay que reconocerles por su valor y por la defensa de los ideales que profesan.
En esta ocasión voy a hablar de Orlando Martinez, un hombre que, habiendo
nacido en Las Matas de Farfán, un lugar apartado del principal núcleo de aglomeración humana, la capital, fue capaz de involucrarse
en tareas que chocaban radicalmente con el sistema de gobierno imperante en su
época. De recia militancia y vocación revolucionaria. Defensor asiduo de las
mismas, aún asumiendo las consecuencias que
su defensa implicaba por la represión que la dictadura de Balaguer
aplicaba a todo militante revolucionario.
Nació el 23 de septiembre de 1944 en un ambiente en
que la tiranía Trujillista afianzaba su poderío militar, económico y político
adueñándose de todas las riquezas del país llamándose así mismo “Protector de
las finanzas dominicanas “por haber negociado en 1941 el Tratado Trujillo-
Hull, mediante el cual consiguió un plazo de 5 años para pagar la deuda
contraída por Horacio Vásquez, a raíz
del Protocolo de 1924 y, de las que había conseguido una Moratoria en 1931,
luego de los embates que le produjo al país el Ciclón San Zenón en el año 1930,
a pocos meses de juramentarse en la presidencia de la República.
El Iluminismo literario trajo ideas críticas
impulsadas por los grupos de migrantes que vinieron al país desde Europa y Asia
generando grupos que promovieron cuestionamientos a la Tiranía, organizándose y produciendo
episodios como la huelga del Central Romana, la invasión de Cayo Confites, la
invasión de Luperón y , finalmente, la invasión de Constanza ,Maimón y Estero
Hondo, hechos que sentaron las bases, junto al asesinato de Las Hermanas Mirabal, para ponerle fin a esa
horrible y despiadada Tiranía.
A la muerte del generalísimo apenas contaba Orlando
con 17 años, quizás, ese proceso, unido a los acontecimientos post-trujillismo,
la Revolución o Contienda de abril de 1965 y los oprobiosos primeros 8 años y 10 semanas de Balaguer le hicieron
obtener y fortalecer con mucha fuerza su militancia en el Partido Comunista
Dominicano, espacio que compaginó con su carrera de Comunicación Social, la
cual estudió en la Universidad Autónoma
de Santo Domingo.
Ese concepto creado en el mismo fragor de la lucha
lo hizo asumir posiciones críticas y militantes, no solo en las tareas
cotidianas que asumía con tanta responsabilidad, sino que las escribía en su columna MICROSCOPIO del periódico El
Nacional y la Revista Ahora, para las cuales escribía regularmente.
Su denuncia permanente de los crímenes de la
dictadura y los vejámenes a que sometía a sus opositores le generó el odio que
desde la cima del poder, en todos sus estamentos, se le prohijó. Sólo se
buscaba un motivo para justificar dar la orden de matar, como saben, Balaguer
no vacilaba en hacerlo, como al efecto, cuando sus adláteres le informaron de
la defensa que hizo del Pintor Silvano Lora
al prohibírsele la entrada al
país. Aquí estuvo la sentencia ordenada
y ejecutada por los mismos
esbirros que mataron u ordenaron la muerte de Maximiliano Gómez, Amín Abel
Hasbún, Tito Monte, Henry Segarra, Sagrario Elcira Díaz, Nicolás Valerio,
Flavio Suero, Mamá Tingó, Gregorio García Castro y cientos de líderes que
vieron interrumpido el sueño de liberar el país de la tiranía y la opresión.
He aquí algunas frases de aquel famoso artículo
escrito en el momento en que se produjo el impedimento y que, para el grupo
dirigente del Estado, la constitución era solo “un pedazo de papel” que sólo
ellos podían utilizar a su pura conveniencia: “La corrupción sólo se detiene en
la puerta de su despacho”. “Sacar a los corruptos del país”.”Sacar a los
calieses del régimen”. “Sacar a los que traen marihuanas y trafican con
drogas”.”Instalar un barco de latifundistas”.”Soporte ideológico de los
terratenientes”.”Un asiento de primera a los funcionarios irresponsables”.” Se
decide usted subirse en el avión o el barco y desaparece definitivamente del
país junto a todos los anteriormente mencionados”, solicitaba Orlando en el
referido artículo.
El plan criminal estaba en marcha. Se lo
advirtieron sus amigos 10 días antes del
asesinato, “o sales del país o dejas de escribir por un tiempo los trabajos
periodísticos que has venido haciendo en contra del régimen de Balaguer”. A
esta petición Orlando respondió: “No puedo abandonar el país en estos momentos
ya que tengo un compromiso sentimental que he contraído recientemente. Además,
las condiciones de salud de mi madre no son las mejores y decirle que me tengo que salir del país porque me van a
matar aceleraría su muerte”. En relación
a dejar de escribir dijo: “No, no puedo hacer eso, prefiero ponerle un forro a
la máquina de escribir y dedicarme a otro oficio antes de censurarme y de dejar
de decir lo que pienso”.
Su muerte estaba prevista, los esbirros del régimen
ya lo habían decidido y la tarde del 17 de marzo, de 1975, ya cayendo la noche,
en las inmediaciones de la avenida José Contreras esquina Cristóbal de Llerena,
en la zona Universitaria, sus verdugos le cegaron la vida.
Un asesinato atribuido a la intolerancia política y
militar de aquella época de oprobio en que los crímenes ocurrían a cada
instante sólo por ser opositor al régimen.
A partir de esta horrenda muerte, la dirección de
su partido y el periodismo organizado encabezaron jornadas de lucha
insertándose gran parte de la población hasta lograr que los tribunales de la
República, por esta iniciativa, condenaran a los generales Joaquín A. Pou
Castro y Salvador Lluberes Montas y dos más, quedando libres de culpas los
sindicados por Narciso Isa Conde como “autores intelectuales Enrique Pérez y
Pérez, Ramón Emilio Jiménez, así como también sus cómplices y encubridores”.
Aún queda pendiente resolver lo que el doctor
Joaquín Balaguer dejara en la página en blanco de su libro “Memoria de un
Cortesano de la Era de Trujillo”, cito: “Esta página se inserta en blanco.
Durante muchos años permanecerá muda, pero un dia hablará, para que su voz sea
recogida por la historia. Callada, como una tumba cuyo secreto a voces se
levantará, acusador, cuando el tiempo permita levantar la losa bajo la cual
permanece yacente, la verdad. Su contenido se deja en manos de una persona
amiga que, por razones de edad está supuesta a sobrevivirme y que ha sido
encargada por mí de hacerlo público algunos años después de mi muerte.”
Una página cargada de malas intenciones y de
impunidad debido a que no especifica ni la persona ni la fecha en que lo dirá o
dará a conocer.
Hermanos de la comunicación, en este día en que se
cumple un aniversario más de este horrendo crimen se impone abrir espacios de reflexión
para darle a conocer a la juventud, principalmente, el valor de personas como
Orlando que decidieron repudiar el crimen y las malas actuaciones en las
esferas del poder sin importarle los peligros que afrontaban.
Se impone hoy, que aún vivimos, impulsar un
movimiento creciente que promueva y fortalezca estos valores éticos y morales,
hoy que la sociedad completa está tan amenazada por la cada vez más creciente
corrupción e impunidad, enclavada en los mismos estamentos del poder.
Se necesita más Orlando para la denuncia y más
Orlando para la acción. Juntos podemos lograrlo.
Ahora unas estrofas que escribí:
A Orlando Martínez
1
A Orlando lo mataron
Por orden de Balaguer
Aún parece de ayer
Que sus esbirros lo hicieron.
2
En plena José Contreras
Un 17 de
marzo
Lo mataron a balazos
Para que su
sangre corriera.
3
En aquellos doce años
De crímenes por doquier
Mataron hombre y mujer
Con apoyo del estado.
4
Lo asesinaron las balas
De aquellos incontrolables
Que sus furias a raudales
Cegaron vidas humanas.
5
Sus matones pretendieron
Ocultarse en el estado
Dejando todo
amarrado
Como al efecto lo hicieron.
6
Pero la fuerza del pueblo
Y la denuncia continua
Pudo romper la desidia
Y cuestionar lo ocurrido.
7
El juicio a los asesinos
No se dejó perimir
Pudiéndose conseguir
Enjuiciar a los esbirros.
8
Aunque no todos cayeron
Matones e intelectuales
Se ha logrado condenarles
Y darle vida en el tiempo.
9
Hay que seguir adelante
Y que la justicia impere
Y que al fin se le condene
Como todo el pueblo quiere.
R.R F. 13-3-2017
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