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jueves, 6 de diciembre de 2018

FRACASO DE LOS HAITIANOS EN SANTOME (1855)



Roberto Rosado Fernández. Educador.

     Volvieron por lo que creían corresponderle. Se consideraban dueños de la Nación debido a que en 1795, en el Tratado de Basilea, España cedió a Francia esta parte de la Isla y, al ser la parte oeste propiedad de Francia, desde el Tratado de Ryswick en 1697 y, ratificado en el Tratado de Aranjuez en 1777, Toussaint, en 1801, la unificó  declarando abolida la esclavitud, tal y como hizo en Saint Domingue, luego de vencer a los mulatos en el año 1800, declarándose gobernador de la Isla a nombre de Francia, de ahí la respuesta de Francia con la fracasada INVASION DE LECLERC 1802.
     La victoria de Jean Pierre  Boyer, en 1822, sobre José Núñez de Cáceres, hizo que ocupara esta parte de la Isla, aplicando el criterio de unificación en base a los tratados ya mencionados, solo con la variable de que Saint Domingue era ya una República desde que se creó el Estado o República de Haití, el 1 de enero de 1804, LUEGO DE LA VICTORIA DE DESSALINES EN 1803.

    Esta condición, y, el propio desarrollo de la ocupación, con todos los resortes del poder controlados, los hizo creer que ninguna fuerza interna tendría capacidad para expulsarlos por ninguna vía de este territorio. Lo creían  suyo y no querían desprenderse de él.
    Por esta razón no creyeron que la proclamación de la República, realizada el 27 de febrero de 1844 podía sostenerse, de ahí que se convirtieron en el principal enemigo de la tranquilidad de los dominicanos y su soberanía, acompañando en este ´propósito a los Estados Unidos, Francia, Inglaterra y a España, a los cuales el sector conservador, encabezado por Pedro Santana y Buenaventura Baez (lideres de este sector), le había ofrecido la nación en protectorado.

   Intentó recuperarla en varias ocasiones desde el mismo momento en que los liberales y los conservadores se unieron para crear aquel memorable 27 de febrero  del año 1844, el estado al que Duarte llamó, en su proyecto de nación, República Dominicana.

   Desde 1844, comenzando por la confrontación del 19 de marzo en Azua, la del 30 de marzo en Santiago, hasta Santomé en San Juan de la Maguana y, Cambronal en Neyba, en 1855, se desarrolló un amplio proceso de lucha militar tratando los haitianos de recuperar la supremacía que tuvieron durante 22 años en la que aplicaron mecanismos diversos para mantenerse en el poder, fundamentados, además de su fuerza militar, en la aplicación del Código Agrario, eje del nacimiento de la pequeña burguesia agraria rural, y, a nivel urbano, una burguesia comercial urbana que , a su vez, asimiló la idea del liberalismo que se había aposentado en Santo Domingo durante el periodo de La Era de Francia o periodo de Ferrand, 1804-1809.

   Lo cultural y lo religioso, dadas las visibles diferencias entre ambas naciones, hacían inviable un proyecto de unificación con esas características, tuteladas  por Haití.

   De ahí el éxito de Duarte cuando orientó, sobre todo a la juventud, acerca de la necesidad de crear una nación libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera.

   La Escuela Política, la fundación de La Trinitaria, la Filantrópica y la Dramática se convirtieron en instrumentos de proyección de este ideal republicano, al que acudió la mayoría de la juventud de la época y una buena parte de los sectores pensantes de la población, lo que permitió la firmeza y resistencia en la confrontación militar a lo largo de 11 años, 1844-1855.
   Asumieron el compromiso, desde la Trinitaria, de crear una patria libre, soberana e independiente de toda potencia extranjera por poderosa que esta fuera, aunque para ello tuvieran que pagar con su vida y bienes, si fuere necesario.
   Este compromiso los hizo ingresar al ejército en el interés de aprender estrategia militar, participar de los aprestos del pueblo haitiano para derrocar a Boyer en 1843 y  hacer acuerdos con el sector conservador, en enero de 1844, para hacer posible la separación y proclamar el nacimiento de la República en 1844.
   Con las batallas de Santome, en San Juan de la Maguana  y Cambronal, en Neyba, termina la aspiración de los haitianos por reconquistar aquel poder que sustentaron desde el 1822 hasta el 1844.
    Se convierte Santomé y Cambronal en el punto final de la aspiración del gobierno haitiano de pisar territorio dominicano y salir victorioso, querer nueva vez convertirnos en su colonia unificando de nuevo el territorio de la Isla bajo su tutela a pesar de que su lengua, su credo religioso y el resto de su cultura impide e impedirá que alguna vez ocurra, a pesar de la cantidad de voces, dentro y fuera del país, que claman y hacen denodados esfuerzos porque así sea.
    La conmemoración, cada 22 de diciembre,  de la BATALLA DE SANTOME, debe servir para alertar a todo el pueblo dominicano de estos aprestos para producir una cruzada de opinión favorable al sostenimiento de nuestra nacionalidad sin intromisión de ninguna otra nación.
QUE ASI SEA.



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