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martes, 22 de noviembre de 2011

San Juan continúa ensombreciendo sus propias contribuciones.



Por: Ana Josefa Gil Mateo

Después de tantas proezas en nuestro San Juan ¿Por qué San Juan ensombreció sus propias contribuciones históricas, políticas y socio-económicas?

San Juan al igual que New York es multicultural. New York supo florecer desde finales del siglo XIX cuando se convirtió en uno de los principales centros comerciales del mundo.

De forma parecida San Juan destacó cerca de dicho siglo como centro comercial de la isla entre el resto de la colonia española y la colonia francesa del oeste, constituyendo los hatos ganaderos su principal renglón económico. Esta provincia, contrario a New York, en vez de bañarse con los rayos solares, fue eclipsada.

Durante el siglo XX las sabanas fueron embestidas para dar paso a un latifundio, hoy rancio, que poco han podido hacer con ellas. Nunca pasó de la economía primaria, y aunque fue denominado “El granero del sur”, no ha llegado al sector económico secundario, no ha industrializado; sino todo lo contrario, solamente recogen escasas cantidades de granos.

Ya en pleno siglo XXI desde los linderos de Arroyo Cano, siguiendo la ruta hasta la hidroeléctrica de Punta Caña, tras haber observado las represas en Palomino, Sabana Yegua y Sabaneta quedamos obligados al ejercicio contemplativo: ¡Cuán inmensas riquezas tiene San Juan!.

Sin embargo no es tomada en cuenta en las políticas públicas para la producción, aún cuando parte de los modernamente denominados “Commodities” que ahora causan tanta preocupación mundial pueden obtenerse en las sabanas de San Juan, nuestro gobernante se distrae con las coronas europeas preocupado por la economía de casino.

Nunca antes tuvo San Juan tantos funcionarios gubernamentales salidos de sus entrañas, pero desde sus cimeras posiciones solamente se ocupan de gestionar “Pan y circo”; es decir el clientelismo, fiestas y carnaval. Con un senador influyente en el gobierno, con repitientes vice-presidenta en la cámara de diputados y vice-presidenta en el senado, con un ex-secretario de la presidencia y demás sigue languideciendo San Juan.

¿A quién creer? No en vano todavía clama la población: “¡Liborio no ha muerto ná!” “Lo que pasa es que papá Liborio no come pendejá”.

La población aguarda la esperanza de combatir la transformación acaecida en los mercados, donde más se ocupan de las comisiones para unos que los beneficios extensivos de la producción. Ahora, hacen ruidos electorales destacando que hay que detener esa maniobra mafiosa denominada importación de los sensibles productos agropecuarios.

¿Por qué no produce San Juan? Si alrededor del 50% de sus pobladores habitan en la zona rural, si poseemos una masa crítica de productores agropecuarios, si tenemos el 10.5% de los terrenos irrigables y el 13% de los terrenos arables de todo el país, si tenemos un prodigioso clima, si existe el Acuerdo Petrocaribe y el DR-CAFTA.

¿Qué falta a esta provincia San Juan para su desarrollo? Tenemos casi todo a favor, excepto la voluntad política. Mientras colocamos leche centroamericana, norteamericana y europea en nuestras mesas, alrededor de 65 mil litros de leche producimos en nuestra provincia los 365 días del año, otorgándole el beneficio del valor agregado a otros que diariamente vienen a su captación, gestando mano de obra lejos de estos predios.

Si en vez de propiciar nuevas fuentes de generación prefieren las importaciones y el alto peso del empleo en los ayuntamientos, en vez de definir estrategias y políticas que incidan en la inversión local, seguimos mirando, tal cual pasa con nuestro Pico Duarte, cómo van abriendo otros senderos que nos ocultan.

Mientras veo denigrar la dignidad de los hombres y mujeres que han dedicado su vida a la agropecuaria nadando contra la corriente; tengo la firme convicción que algún día mi San Juan despertará e impediremos que se burlen de nuestra inteligencia haciéndonos creer que tenemos una excesiva producción, tal cual vemos el caso del arroz en los titulares de la prensa nacional, sin indicar que es con arroz importado que llenan los establecimientos comerciales torpedeando el mercado del arroz nacional.

Y no tendrá que ser con la presencia de un capo para emprender proyectos ganaderos, agrícolas y demás; podemos lograrlo con el cooperativismo dentro de un mercado de reglas claras que unidos debemos hacer respetar. Dadas la calidad de nuestra gente, nuestra ubicación central en la isla y las riquezas de nuestras sabanas, entre otros; aguardo con la firmeza del maestro, el resurgimiento de nuestra provincia San Juan.

La autora es licenciada en contabilidad y auditoria.

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