Roberto Rosado Fernández
Profesor
UASD, San Juan de la Maguana.
Es uno de los tres Padres de la
Patria, un hombre de entereza y valor cuyo norte principal fue la defensa del
ideal de la República.
A principio de cada año se habla
mucho de el debido a que para los meses de enero a marzo se conmemora aniversarios
del nacimiento tanto de el como de Duarte y Sánchez así como del nacimiento de
la República.
Cuando nació Mella, sus padres
don Antonio Mella y Alvares y Francisca Castillo nunca, tal vez, soñaron que
este niño estaría ocupando el peldaño más alto de la patria, como uno de los
consagrados padres de la misma, acompañando
a Juan Pablo Duarte y a Francisco Sánchez del Rosario.
Esta distinción, este honor lo
consigue, gracias a la ardua labor que realizo, a favor de las ideas de
libertad, igualdad, independencia y soberanía al lado de los que conformaron La
Trinitaria, instrumento político al que se integro como uno de sus
principales defensores a pesar de no
estar al momento de su fundación.
Este miembro del Salón Patriótico
y heroico del país, le toco desarrollar sus actividades de niño en medio de la
crisis más espantosa vivida por la colonia.
España, en ese periodo de la
España Boba solo envió el situado, vía México, dos veces y en cantidades tan
mínimas que solo alcanzaba para cubrir de manera precaria los gastos militares.
Eso abrió un proceso migratorio de las principales figuras del escenario
político, económico y cultural hacia Cuba, Puerto Rico y Venezuela, sobre todo.
Ya, basta recordar, se habían
experimentado protestas en 1810 (Los Italianos) y en 1812 de Mendosa y Mojarra,
en las que hubo manifestaciones amparadas en las ideas de la Revolución
Francesa la Revolución de Saint Domingue y las actividades de Ciriaco Ramírez y
Cristóbal Huber durante el periodo de La
Era de Francia en Santo Domingo.
Después de la proclamación de la
Independencia Efímera pasamos a compartir con Boyer durante 22 años, periodo de
Unificación de la Isla bajo la aplicación Loverturiano de que “La Isla es una e
indivisible”.
En ese escenario de ocupación
haitiana paso los primeros años de su
vida, entre el negocio de la madera y el cargo de “pre pose”, o encargado de la Común de San
Cristóbal, cargo que ocupo cuando apenas tenía 19 años de edad (1835).
La vida de este patriota y su
aporte a la independencia hay que verla
a partir de su ingreso a la “Trinitaria” en 1838 convirtiéndose, junto a
Sánchez en un temible y militante activista de la causa independentista y
Republicana.
Se resalta como tarea donde
aplica sus conocimientos en la táctica y estrategia cuando en enero de 1843,
comisionado por Duarte, se traslada a la Villa Haitiana de Los Cayos de San
Luis, al sur de la isla, para comunicarse con los reformistas adversarios de
Boyer, tarea esta que fracaso en su primer intento en la persona de Juan
Nepomuceno Ravelo. En esta actividad concreto una alianza con los reformistas
en su afán por derrocar a Boyer y llevar a Charles Herard al poder, buscando
debilitar a Boyer y crear las condiciones para hacer avanzar los ideales de
nuestra independencia.
La derrota de Boyer se produjo en
marzo de 1843. Herard era presidente en Haití. Mella que estaba en el Cibao
propagando los ideales de independencia y republicanas, en visita efectuada por
Herard a la parte oriental de la isla ordeno el apresamiento de Mella junto a Rafael
Servando Rodríguez y el sacerdote Juan
Puigbert acusándolos de querer destruir el ejército. Dos meses duro detenido.
Otro momento de la vida de Mella
en su lucha por hacer crecer el ideal
patrio es la ayuda que hizo a Sánchez en la redacción del acta de
independencia, acta que fue llevada a
Bobadilla por sugerencia suya
para ser revisada.
Su momento cumbre es sin dudas el
27 de febrero. Euclides Gutiérrez en su texto “Héroes y Próceres Dominicanos Y
Americanos” nos refiere:
“En la noche del 27 de febrero es
de los primeros conjurados en llegar a la puerta de la Misericordia. Exhorta a
unos pocos temerosos a no abandonar el lugar y, audaz e impulsivo, dispara al
aire para comprometerlos a todos.”
A seguidas agrega: “Proclamada la
República, forma parte de la primera Junta Central Gubernativa presidida por
Sánchez y luego por Tomas Bobadilla, convertido en la figura determinante de la
misma. Para los primeros días de marzo parte para el Cibao como Gobernador del
Distrito de Santiago y Delegado de la Junta Central Gubernativa, pero en
realidad era el jefe político más
importante del país. Ostenta el rango de Coronel del naciente Ejercito Nacional
que será el Ejercito Libertador. Hace venir a José María Imbert de Moca y lo
nombra su segundo en el mando militar”.
Otro momento importante de su
vida, valor y entereza es cuando recibe las informaciones de las intenciones
que tiene Haití de invadir el territorio dominicano (batalla del 30 de marzo).
Traza instrucciones a Imbert, su lugar teniente y se traslada a los pueblos de la Región del Cibao para
reclutar los hombres que harían frente a los haitianos en lo que fue la batalla
del 30 de marzo en la que no se encontraba, pero todos le reconocen sus meritos por haber trazado la
táctica a seguir para conseguir la victoria.
El 10 de mayo de 1844 produjo un
documento de alto contenido patriótico lo que demuestra su convencimiento del
ideal patriótico. En ese documento están expresadas las reglas fundamentales de
la guerra de guerrillas, en las que se destacan la prudencia, astucia y
paciencia que son elementos básicos para una lucha desigual, en territorio
propio, como” la que se iniciaba en esos momentos frente a un enemigo
numéricamente más poderoso y con armas más efectivas que las de los
dominicanos”. (ibíd.)
Tras la victoria de Santana el 12
de julio de 1844 los trinitarios fueron declarados traidores a la patria y
expulsados de por vida del territorio nacional.
Al regresar en 1849 se incorpora
al Ejército desempeñando un importante
papel en la resistencia contra los nuevos intentos de dominación del gobierno
haitiano en su afán por reconquistar el terreno perdido el 27 de febrero de
1844. Juega también un papel importante en la batalla de Las Carreras y termina
siendo Secretario de Pedro Santana.
En la presidencia de Báez en
1849, es nombrado Secretario de Hacienda y Comercio. Siguió a Santana hasta 1861 cuando se produjo la anexión a
España. Ahí termino su amistad con el
caudillo.
A Mella se le reconocía su
valentía y su condición de gran estratega militar. En agosto de 1863 demostró
su estrategia militar cuando incorporado al movimiento restaurador viajo al sur
atravesando la Cordillera Central por Constanza, con la misión de organizar las
tropas de restauradores que dirigía Pedro Florentino.
Como Ministro de Guerra elabora
el Manual de Guerra de Guerrillas que dirige por medio de la circular del 26 de
enero de 1864 en donde recoge toda la experiencia del pueblo dominicano en esta
forma singular de luchar.
En este manual se resume todo el
genio militar de Mella y el arte de la guerra regular. Este documento lo
redacto siendo Ministro de Guerra del gobierno Restaurador y Vicepresidente de
la República.
Una disentería lo ataco y en su
lecho recibió la honrosa visita del padre de la patria Juan Pablo Duarte quien
regresaba de Venezuela a colocarse al frente, si era necesario, de la lucha
contra el intruso Español. La presencia de Duarte lo animo pero no pudo impedir
que la terrible enfermedad lo venciera muriendo en la pobreza el 4 de junio de
1864.
La República después de su muerte
ha transitado un camino muy tortuoso. El ideal defendido por Mella, por Sánchez
y por Duarte tiene que reconocerse.
No es suficiente con que se haga
cada año un acto de recordación, es necesario colocarlo en la agenda de las
empresas, de los medios de comunicación, de la propaganda estatal, de las
organizaciones sociales, para introducirlo en la forma de vida de la gente.
No es suficiente que se hable de
sus virtudes y valores en las lecciones de matematice, lengua española,
ciencias sociales, ciencias naturales y otras arreas, hace falta que en
comportamiento se refleje que se ha aprendido a ser como ellos.
Inculcar esos valores es una
tarea que tenemos todos los dominicanos si queremos que los colores de la
bandera y nuestro escudo no anden pregonados en suelos extraños como un saco de
harina para producir pan y galletas.
Enseñar valores es un desafió que
tiene esta generación para que las venideras puedan cambiar el roce extraño de
otras culturas en detrimento de la
nuestra.
Estamos desafiados los
profesores, los cuerpos castrenses, las instituciones del gobierno, los clubes
sociales y de servicios, los empresarios, estamos obligados a incluir en nuestra agenda estos valores.
Si lo hacemos cambiaríamos los
anuncios pornográficos por expresión de lo nuestro, las películas pornográficas
por proyecciones patrióticas, las vallas que anuncian productos tendrían algún
valor, los calendarios anunciarían algo de lo nuestro y , tal vez así nuestros
comportamientos comenzarían a cambiar y en vez de pensar en la vida fácil sin
esfuerzo, timón de la delincuencia, estaríamos pensando en el trabajo que era
el norte de nuestros forjadores de la
patria entre los cuales estaba Mella con tanto valor como Sánchez y. como
Duarte. Ese desafío tenemos.
Esas tareas tenemos por delante y
por duras que sean tenemos que afrontarlas si queremos patria libre, soberana e
independiente.
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