Pan de Fruta |
El guatiao era un pacto equivalente a la condición de hermanos de sangre, aquel juramento de sincera amistad entre dos personas intercambiándose los nombres, acciones que practicaban nuestros ancestros taínos. [“Tú eres yo, yo soy tú. Nuestro destino está sellado.”] Con el tiempo esta tradición histórica se convirtió en el compadrazgo y el comadrazgo criollos, en el ser “cuates” de los mexicanos.
Al compás de la música de sanación y resistencia cultural liborista llamada “jucusión”, la que hace hablar al acordeón, se compartió una picadera taína en franca camaradería navideña.
En recordación a los ancestros taínos, se disfrutó de lerenes, batatas asadas, maíz tierno (éctor, en taíno), casabe, maní tostado, pan de frutas, mabí de bejuco, y otros. Sólo faltaron las arepitas de yuca, las cachapas de maíz, y el gofio.
Estuvieron presentes importantes guatiaos particularmente oriundos o relacionados con el yukayeke Maguana –antiguo asiento del poder en la isla--, el Valle Niti y las plazas ceremoniales o bateyes. Estos reclaman el derecho a su propia memoria y a la construcción de su propia imagen.
Lo que se pensó y planeó como un pequeño encuentro de amigos y amigas se convirtió virtualmente en un pequeño areito, donde compartieron caciques y cacicas, behiques, músicos, escritores, doncellas y niños.
Entre los presentes en el sencillo pero histórico evento estaban, José María Ogando, César Namnún, Darío Tejeda, Julio César Paulino, Miguel Rosado, Nehemías Rodríguez, Felipe Herrera Díaz, Tito Livio Méndez, Nelson Hernández Díaz, Américo Valenzuela, José Enrique Méndez, Damocles Rafael Méndez Rosado y Jorge Victoriano Jiménez García.
Además estaban Mercedes de Herrera, Onelio Sánchez, Felipe Santana, Marta Josefina Méndez Díaz, Miledys Peña de Méndez, Caridad Cristiana Díaz Fernández, Manuel Emilio Díaz Fernández, Eurys Manuel Díaz Payano y esposa, y Martha María Díaz Payano e hijos. Los miembros del Consejo de Ancianos de Guabancex Viento y Agua se excusaron por temor a resfriarse con el sereno.
El grupo de amigos en particular celebrará este aguinaldo navideño cada año, en un intento de desarrollar un guatiao de historia, cultura, arte, amistad y respeto.
Se espera que en la cena navideña de este año otros grupos sustituyan al colesterol del grasiento cochino, del insípido guanajo y del artificial píopío por un menú más autóctono, saludable y económico, que reivindique más nuestra soberanía alimentaria en momentos en que parece que de nuevo nos tratan de matar de hambre.
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