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jueves, 4 de junio de 2009

Roberto Sánchez


POETA DEL SUR DOMINICANO



Roberto Sánchez. Nacido en San Juan de la Maguana en 1955. Poeta y narrador. En 1976 gana el segundo lugar en el concurso de poesía de San Juan de la Maguana.


En 1979 se traslada a Cotuí, donde ayuda a la conformación del Movimiento Cultural La Zafra. Se traslada a Santo Domingo en 1986,y allí participa activamente de la vida cultural. En 1991 publica Candela, su primer poemario. En 1992 funda junto a otros escritores el colectivo literario Cardúmenes.


Establece Cuentacuentos en Casa de Teatro de Santo Domingo en 1993, espacio dedicado al análisis, discusión y crítica al cuentero de turno. A finales de 1994 publica Tránsito de la carne. Su libro de narraciones El fantasma de Alma Rosa se publica en 1996. En ese mismo año aparece Azar de la lluvia.


En 1991 publica su primer poemario el que pone a circular en Santiago de Cuba en el XI Festival de la Cultura Caribeña (Fiesta del Fuego).


En 1992 funda junto a otros jóvenes escritores el Colectivo de Literatura Cardúmenes, de corta duración.


En 1993 establece su Cuenta-cuentos en Casa de Teatro, espacio dedicado al análisis, discusión y crítica al "cuentero" de turno.


Tiene varias obras publicadas habiendo sido escogido en otras antologías anteriores como “Ultima Flor del Naufragio” del laureado escritor vegano Pedro Antonio Valdez.


OBRAS: Candela (Poesía, 1991); Tránsito de la Carne (Poesía, 1994); El

Fantasma de Alma Rosa (Cuento, 1996); Azar de la Lluvia (Poesia, 1996).

Selección de Azar de la lluvia (Santo Domingo: Cocolo Editorial, 1996)



HONDURA DEL TACTO


Se disuelve en su capacidad la urgencia

inevitablemente material

rasguito no codificado como maquinaria

de abejas.


Están tus rodillas en mi cintura liberando su repertorio

descubriendo el acto donde los suspiros se quiebran.


Transformo la disposición de la carne

por esta realización

a lo soñado contrapongo inimaginada materialización

entero como obstáculo me dispongo

húmedo, simulando una madrugada sexual.


En éxtasis cómplice me ahondo

en pura confrontación con el presagio, distinto

con la atracción desplegada en la hoguera.


Tú surges de la composición primigenia y definitoria

yo me compongo en el testimonio del roce

privilegio la técnica del sudor y su cicuta

en la ortodoxia del acceso a mudas partes.


Voy hecho magia como burbuja satisfecha en su medida

agradezco interpuesto esta hondura del tacto

ahora transcurrida materia de retorno a la contracción.



CONMEMORACIÓN DEL RECUERDO


Te invento sobre mí cuando la noche se escurre

taciturna

y el aceite conmemora su afirmación

entre vellos y manos.


Con ojos de sándalo la forma del éxtasis te doy

imagino tu piel erguida al paso de mis dedos

y no me sacio.


A esta hora mi vida te ofrezco para que vuelvas

al instante primero;

tu estela me restablecería entrelazado por un torrente.

Desciendes a posarte en la ventana de mirar el plenilunio

asaltas mi lecho al tocar los grillos su prístina sinfonía

esa que jamás pudo entonar la garganta que me nombra

en la nada.


Te descubro estampada en el vuelo de alguna luciérnaga

su incandescencia la pasión destapa

y retorno de pronto a la iniciación

del roce primigenio.


La nocturnidad sólo la transita un espejo arrastrando

tu rostro.


Como granizo de fuego un sudor se apodera de mí:

es que tu redondez mi selva asciende.

Convulso como mar en júbilo pregunto

pero la memoria no existe.


Palpo en la lejanía de tus muslos de agua disolviéndose

la trama se tuerce y me sujeta

me ciño al clamor de la palma con un canario

en su centro.


Entonces arriba la destrucción y yo sumergido

en la exuberancia de tu cuerpo.



ARTIFICIO DE MORIR


Sólo sé morir desde que soñar es una daga

contigo tatuada.


Eres la hondera que trastorna mi equilibrio.


Tú mi más sosegadas zonas agitas

con ese pisar.


Libera tu artificio donde encantado se perece

cuerpo que se agranda en la mirada como tormenta

de peces.


Encender el corazón con otra llovizna es incendiar

las venas.


Tu corazón corroe mis rodillas

de su aletazo en mis sienes para la desmemoria.

Luego fluyen esquirlas ante la presencia de unos labios

ya huérfanos, fatigados

anhelando otra forma de sucumbir

a la vez que se redima la exactitud de la carne.

Destilada, ejemplar, florecida

tú inagotable tú más rotunda renaces.


Agoniza mi sol en tanta humedad inabrazable.

¿Cuál materia se multiplica contigo hasta hacerte atroz?

El bronce del rostro precipítase a tu catarata

escapa el sudario mientras incansable te derramas.

Exhausto contemplo tus apariciones sin vestuario:

agonizo al enlazarme tu fuga entre la bruma.


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