Buscar este blog

martes, 24 de noviembre de 2009

Salmo del Padre Muerto.



La brisa del infortunio
a nuestra casa llegó
y tu luz nos apagó
a prima de plenilunio.

Padre mío, hombre de gloria
te has marchado para el cielo
dejándonos desconsuelo
y un recuerdo en la memoria.

En los ojos brotan ríos
ardes hoy en nuestra mente
y a pesar de tanta gente
siento que hace tanto frío.

Padre mío, eres ejemplo
la fragua de mi virtud
y un remanso de quietud
pues también eres mi templo.

El oprobio del destino
nos castiga con tu cruz
y el destello de tu luz
ilumina hoy el camino.

Hoy escribo con el llanto
pues la muerte no es motivo
para echarte en el olvido
el sollozo lo hice canto.

No hay comentarios: