I
Juan Tobías León Ortega
En las orillas serenas de un manantial bendecido por los dioses fluviales, corría el Mijo, alegre y juguetón, acompañado de la exuberante naturaleza ha su alrededor, de sus hijos predilectos: la bella flotante de Chácaros, Javillas, Pinos de Montañas, Manglares y demás en el menú de la Manigua terrenal. La brisa bohémica del eco del atardecer de primavera, y la presencia del crepúsculo hacía recordar que existió una vez un huerto del edén.
El Mijo coqueto con sus aguas cristalinas, sintió de repente la presencia de la luna llena y con ella, la silueta de una mujer de larga cabellera, desnuda, sonriente, que se deleitaba en los espejos de su manantial cristalino. La mujer, mostrando su monumental silueta femenina, recostada en una de las rocas gigantescas que yacían en las orillas, empezó a silbar un sonido melodioso, penetrante, que los pájaros al oírlo, se paralizaban en su dormitar, melodía que acompasaba a la noche, donde cucullos, sonidos de lechuzas trasnochadas, Jutías roedoras y demás habitantes del enclave caían hipnotizados con el embrujo de la Ciguapa que con pose femenino hacía gala de sus encantos.
El Mijo receloso de sus aguas, de sus espejos torrenciales que reflejaban a la Luna clara, le dice a la Ciguapa: - Señora hermosa, sus encantos dejan embelesado a los hombres que la ven peinarse en mis orillas. La Ciguapa, con sus ademanes seductores, moviendo sus manos en tiempo de danza, le riposta. – Mis encantos son el arma fija de mis deseos de la seducción señor Mijo. – Siento el deseo de traerme a los más jóvenes y fuertes a mi morada para seducirlos con mi silueta, mi aliento perfumado de rosa enamorada, y mis ojos con el hechizo del amor, del deseo de noches en suspensos, de labios para besar en sinfonía sintetizada de su agua acariciante, que con el verdor de la Manigua, nos lleva al valle de espesura y caudaloso caudal, entonces el amor se torna de seductor a ternura transformada. Le dice la Ciguapa cruzando la pierna con belleza y delicado gesto femenino.
El Mijo, silenciosamente, hacía sonar su caudal con sutileza, contemplando a la Ciguapa que con sus jarretes se tornaba en un ser nunca visto por sus aguas. Se inspiró El Mijo con tanta sinceridad de la Ciguapa, de lo dulce de su parecer, de sus encantos de mujer que vive en los montes, que en el día se guarece del sol, y en la noche sale de su cueva seductora en busca de las aventuras de encanto en noches de inspiración. – Usted me ha seducido tantas veces mi señora que ya he perdido la cuenta. –Sólo sé que usted se posa en mis orillas, y destila su perfume embrujador. – Mi caudal siente como una magia cuando usted se acuesta sobre mi arena, dejando mis aguas impregnadas de su perfume enloquecedor. - ¿Qué hombre se resistiría a su labio? -¿Qué hombre no caería en sus brazos femeninos sedientos de amor? ¿Qué hombre no iría a su cueva a sólo contemplar su belleza?- ¡Cualquiera! Exclamó el Mijo con orgullo y emocionado, haciendo sonar con fuerza el torrente de sus aguas.
Continúa el Mijo. – En aquellos años cuando el valle era sólo habitado por aquellos hombres y mujeres venidos de otras tierras, de la otra parte de nuestra madre tierra, eran otros tiempos.- Los niños tan lindos venían a mis orillas a bañarse juntos con sus madres o con algún familiar. – Yo les hacía su cosquillita a veces en sus piecitos morenitos; pero a veces me enojaba con algunos muy atrevidos que desafiaban mis designios, adentrándose a los charcos profundos y yo con mi fortaleza natural, me era imposible salvarlos de una tragedia. El Mijo cabizbajo lamentándose de los vagos recuerdos que venían a su memoria. La Ciguapa escuchaba agazapada, temerosa del estruendo de las aguas que resonaban cuando chocaban con las rocas esparcidas tantos en las profundidades como en las orillas. La voz del Mijo, como estruendo melodioso se hacía sentir en aquel momento en que un rayo de la Luna, penetró entre las ramas de un árbol de Guácima, haciendo resplandecer el lugar e iluminando la silueta femenina de la Ciguapa.
Continuará
Espero ansioso la continuación de esta narración, por demás interesante y pletórica de imágenes que la enriquecen.
A ti, Juan C. Benzan H, Ramón Saba, Ana Lissette Portes Casanovas y otras 2 personas más os gusta esto.
Ramón Saba
Espero ansioso la continuación de esta narración, por demás interesante y pletórica de imágenes que la enriquecen.
Hace 5 horas ·
Juan Tobias Leon Ortega
Gracias Amigo Saba: Mi querido y respetado hermano, el Profesor Benzan, siempre recordandome que tengo que seguir escribiendo, lo cual se lo agradezco tanto en mi alma profunda; le digo a mi hermano el Profesor Benzan, que en esta vida, algunos tienen mucho tiempo para hacer maravilla. Le digo que el tiempo es oro en este laberinto y mar de ... Ver másangustias y de hermosuras. He sido testigo de lo buen critico que es usted amigo Saba. Me gusta el entusiasmo, el apoyo, y la dedicacion a las criticas que haces a los demas escritores. eso nos mantiene con vida y entusiasmo. Vaya mi respeto a usted amigo Saba.Si incurro en errores de diccion o tecnicas de redaccion, favor de corregirme, se lo agradecere en el alma. Claro que un estilo de escribir no se puede cambiar, lo que se cambian son las tecnicas pero no el estilo, con el estilo se nace, lo demas son puras tecnicas. Claro que continuaremos hasta el final y hasta que nuestra musa nos diga: -basta ya, no te sigo visitando mas, se acabo tu inspiracion. Gracias a los demas por sus gustos tambien. Un amigo-compueblano, Juan Tobias
Hace 2 horas ·
Ramón Saba
Es para mí un placer leerte, Juan (tocayo de muchas personas admiradas por mí: Bosch, Benzán, Jiménez Grullón, León David, entre muchos).
Hace aproximadamente una hora. ·
Juan C. Benzan H
Gracias Maestro de Maestros, Hno. Saba; el privilegio de tu singular y dilecta amistad, constituye una de las más idóneas razones para seguir escribiendo. Deseo que de la vida sólo toques la mejor parte, que la suerte sea tu eterna e inseparable compañera.Un abrazo henchido de mis más sentidos afectos
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