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martes, 7 de diciembre de 2010

La Batalla de Santomé fue una de las gestas más gloriosas de todas las que se libraron en defensa de la Independencia Nacional






Por Leo Strideers

Introducción:


La Batalla de Santomé fue una de las gestas más gloriosas de todas las que se libraron en defensa de la Independencia Nacional.

Pero también hay que verla, junto con las Batallas de Cambronal (22 de diciembre de 1955) y Sabana Larga (24 de enero de 1856) como parte de la campaña de 1855-56- Desde ese punto de vista analizamos las causas y consecuencias de Santomé, pues Santomé no puede separarse de las otras batallas sin que pierda sentido.

Se han incluido todos los datos que se han considerado edificantes y convenientes para la correcta interpretación de los hechos de 1855 y 1856. es por esto que decidimos además, anexar algunos mapas.

Por medio de este trabajo, además, esperamos rendir tributo a todos los que fueron partícipes del proceso que culminó con la existencia de nuestra República Dominicana tal y como hoy la conocemos, libre, independiente y soberana.

Sabremos que el tiempo invertido en lograr este trabajo fue fructíferamente empleado siempre que al menos un dominicano se ilustre correctamente de los acontecimientos de Santomé.

La Batalla de Santomé

(22 de Diciembre 1855)

Antecedentes de la Campaña Militar de 1855-56
:En 1849, el Gral. Faustino Souluque sufrió una derrota al intentar invadir la República Dominicana. No obstante, la derrota no le amilanó, sino que desde entonces Souluque comenzó a hacer preparativos para realizar lo que ya para él era una obsesión: conquistar la parte oriental de la isla. Sin embargo, las dominantes potencias que en aquel entonces eran Francia e Inglaterra, ejercieron presión diplomática para obligar a Souluque a pactar una tregua con la República Dominicana, la cual se firmó en 1851.

La razón de imponer la tregua era el hecho de que las potencias citadas y también los Estados Unidos de América y España deseaban cada una obtener la magnífica posición Geográfica que era y es la Isla de Santo Domingo. Ahora bien, ya en 1855 y 1856 Francia e Inglaterra favorecían una ruptura de la tregua de 1851. ¿Qué intereses perseguían ahora estos países en la República Dominicana?, como respuesta a esta pregunta es necesario señalar que nuevamente reaparecía Santana en el escenario político, en 1853 Santana buscaba a toda costa un protectorado de alguna potencia, y en 1854 puso en marcha planes de arrendar la Península de Samaná a los Estados Unidos de América, mismos planes que atrajeron la oposición de las otras potencias dominantes con intereses en América.

Fue debido a esto que Francia e Inglaterra unieron esfuerzos para evitar la presencia de los Estados Unidos de América, y al parecer razonaron que era más fácil derrotar a Souluque que a los Estados Unidos de América. Como aval a lo anteriormente dicho citemos una denuncia hecha por el Agente Comercial Español Manuel D. Cruzart al Capitán General de Puerto Rico, envolvía a dos funcionarios diplomáticos extranjeros en los planes atentatorios contra la independencia de la República Dominicana y el tratado con los Estados Unidos de América. (1)

Sin embargo, los planes de frustrar el Tratado con los Estados Unidos de América necesitaban también de Souluque. Este, al arengar a sus tropas a acudir a la invasión a la República Dominicana, alegó el principio de Toussaint L’ouverture de que “La isla es una e indivisible”, dijo además que los dominicanos, con temor de una posible anexión del suelo patrio a los Estados Unidos de América, solicitaban de Haití la defensa contra tal anexión.

Respecto a esto último, Souluque alimentó de modo tal esta creencia. Algunos de sus soldados se sorprendieron al encontrar los primeros focos de resistencia en la vecindad de la frontera dominico haitiana.

Es bueno reconocer que muchos haitianos apoyaban la anexión, por el magnifico territorio que constituye la parte oriental de la isla.

Inicio de la Invasión Haitiana

La ofensiva haitiana de 1855, si bien similar a la de 1849, superaba a ésta en la organización y coordinación del ejército haitiano. El grueso del ejército haitiano se estimó en treinta mil hombres (1). Estas tropas ahora disponían de elementos de los que anteriormente carecían, tales como artillería pesada y la caballería (2).

La disposición de las tropas era trifásica y estaba organizada de la siguiente forma:

Al Norte: Por la ruta de Dajabón. Esperaban tomar la comunidad de Santiago. Este cuerpo del ejército estaba al mando del General Paúl Dacayete, Conde de Jimaní.

Al Centro: Por la ruta de Comendador, dispuesta a capturar a San Juan de la Maguana y comandado por el Emperador F. Souluque.

Al Sur: Comandada por el Gral. Garat, Duque de Leogane, teniendo a Neyba como objetivo. Esta a su vez estaba subdividida en tres columnas.

Esta avanzada también tendría el apoyo de la Fuerza Naval de Haití.

La Batalla de Santomé se organizó con rapidez. Según nos señala Gabriel García en el Compendio de Historia de Santo Domingo, “Las primeras órdenes de movilización fueron dadas el 26 de noviembre, y ya el 1ro. de diciembre la prensa nacional anunciaba con orgullo que la república entera estaba sobre las armas a la vez de que el enemigo se acercaba a la frontera”.

El ejército que entraba a la Provincia de Azua por Las Matas y San Juan estaba compuesto por doce mil (12,000) hombres (cuerpo del centro). Este cuerpo, repartido en cuatro (4) brigadas al mando de los generales Mitton, Voltaire, Castor, Therlonge, Víctor Joseph y Antoine Pierre desalojó la avanzada dominicana en La Meseta y tomó Cachimán el 18 de diciembre. Avanzaron sobre Las Matas, y aunque el Gral. Cabral intentó resistir en la plaza, tuvo que desocuparla y replegarse en San Juan de la Maguana, dada la superioridad numérica del enemigo.

Por su parte Santana, que había reconcentrado el mayor número posible de soldados en Azua no bien supo que el enemigo planeaba atacar simultáneamente desde Las Matas y Neyba hizo marchar dos cuerpos del ejército: uno sobre Neyba, al mando del Gral. Francisco Sosa y otro sobre San Juan comandado por el Gral Juan Contreras.

Esta decisión se motivó en que Santana reconocía el efecto devastador que tendría la unión de dos cuerpos en la Comunidad de Azua, de donde el enemigo estaba apenas a tres días de Santo Domingo de Guzmán.

20 de Diciembre.

En San Juan el Gral. Cabral había ordenado se realizaran los preparativos del combate o en horas de la mañana el Gral. Santana despachó las últimas tropas de refuerzo a San Juan de la Maguana.

21 de Diciembre. Las tropas haitianas había reiniciado el avance desde Las Matas de Farfán y tomaron las posiciones de Boca Mula y Punta Caña, y en esta última estableció Souluque su puesto de mando.

A las 5:00 P.M. un correo del Gral. Santana llegó a San Juan con órdenes de “empeñar la acción de inmediato”. Esta orden se motivó en que Santana supo que la resistencia en Barahona había abandonado dicha posición, y de unirse las columnas del Centro y el Sur sin lugar a dudas obtendrían las victoria, como se expresó anteriormente

DESCRIPCIÓN DE LA SABANA DE SANTOMÉ

El Gral. José María Cabral eligió como campo de batalla el terreno de la Sabana de Santomé por parecerle el propicio para la ocasión.

Don Víctor Garrido nos la describe así:

“La Sabana de Santomé se extiende en semicírculo del lado occidental del río San Juan, desde la cadena de cerros que la coronan por el Norte, hasta el arroyo de Chalona que la separa por el sur de la Sabana de Chalona. Su parte oriental corre a lo largo de la ceja de monte que cubre la ribera oeste del río San Juan; y por su orilla oriental confina en mucha parte con el Arroyo de Loro”.

22 de Diciembre.

A las 3:00 A. M. el Gral. Cabral recibió en su cuartel general de San Juan de la Maguana, informes que indicaban que el enemigo había acampado en Boca Mula y Punta Caña, por lo que dispuso que al toque de armas el ejercito se pusiera en pie de guerra. A la misma hora recibió el 2do. Regimiento Ozama (de refuerzo) bajo el mando del Gral. José María Pérez Contreras, quien llevaba instrucciones de Santana de despachar el Batallón Baní, para reforzar las tropas del Gral. Francisco Sosa en Neyba.

Los haitianos, comandados por el Mariscal Dufresne y con un ejército de aproximadamente 12,000 hombres, y divididos en cinco (5) columnas y con poderosa artillería ocuparon las elevaciones de Arroyo Loro y que dominan toda la sabana.

La marcha de aproximación a la línea de partida (la cual se había acordado era el borde occidental de la colina al Oeste del Río San Juan) fue iniciada por el Gral. Cabral a las 6:00 A.M. Una vez en la línea de partida el ejército se organizó en tres columnas.

El Ala Derecha: Al mando del Gral. Bernardino Pérez, teniendo como límite las elevaciones del fundo de Pepe Herrera.

El Ala Izquierda: Sobre el camino a Chalona, estaba bajo las órdenes del Gral. Juan Contreras.

El Centro: Comandado por el Gral. Cabral iba sobre el camino a Las Matas de Farfán.

El ejército haitiano inició su avance desde Arroyo Loro, internándose en la Sabana, y a las 8:00 A.M. inició un tiroteo que pronto se generalizó.

Ya trabado el combate el ala derecha comenzó a ceder; pues allí se había concentrado el enemigo, por lo que Cabral acudió en auxilio de ella. No obstante, y dada la superioridad del ataque haitiano, no se pudo retener el fundo, luchaba el Gral. Bernardino Pérez abandonó el campo, arrastrando consigo soldados del batallón de San Cristóbal.

A las 9:00 A.M. y en vista de la superioridad numérica del enemigo, el Gral. Cabral envía a un ayudante suyo en busca del Batallón Baní. Este interceptó el Batallón cuando llegaba a la Culata y le transmitió las órdenes de Cabral de regresar a Santomé. Según Marcos Cabral , cuando el Batallón Baní arribó a Santomé encuentra a los dominicanos parcialmente derrotados. Eran aproximadamente las 11:00 A.M. y en este momento Cabral se reúne con los comandantes para reorganizar fuerzas e iniciar el contraataque. Nuestro ejército logró detener a los haitianos por un cierto tiempo, pero a las 2:00 P.M. se había visto obligado a recogerse en la colina que separa a Santomé del

Río San Juan.

En otro orden, las tropas de San Cristóbal –que habían emprendido la huida – fueron interceptadas por el Comandante Juan Ciriaco Fafa, Jefe del 1er. Regimiento Dominicano. Este encaró enérgicamente a los desertores y les obligó a regresar a Santomé.

Serían las 2:30 P.M. cuando las tropas del 1er. Regimiento Dominicano, la caballería al mando del General Bernardino Pérez y el Batallón de San Cristóbal entraron a la Sabana, hecho éste que reactivó de forma definitiva el contraataque largo de la línea de combate.

El Coronel José María Pérez, tenía órdenes de hacer tocar retirada y apenas pudo dar contraorden al tambor Julián Balis mandándole a tocar fuego y ataque.

Este momento es descrito por el D. Marcos Cabral, quien se expresa así: “El abanderado del Batallón de Baní, Hipólito Caro, corre, se precipita delante de Cabral y clava su bandera casi entre los mismos enemigos; el batallón se lanza en pos de su bandera, y el ejército entero, como movido por un resorte, sale del bosque, entra en la ceniza candente de la paja quemada y se arroja sobre los haitianos como una legión de demonios.

Las tropas haitianas retroceden al primer empuje, pero vuelven a rehacerse y a combatir, más los dominicanos, que tienen más confianza en el filo de sus machetes que en las balas de sus fusiles, avanzan siempre, con el propósito de entrar el arma blanca y sembrar el terror en las filas enemigas, lo que logran poco a poco, segando vidas haitianas al golpe de sus aceros. Los haitianos intentaron resistir el ímpetu furioso con que se les atacaba, pero imposible, porque todo era allí confusión, estrago, sangre, muerte”.

En estos momentos se produjeron escenas singulares, según nos dice D. José Gabriel García, tales como el enfrentamiento cuerpo a cuerpo del Gral. José María Cabral y el Gral. Antoine Pierret en el cual pereció este último.

A su vez, el Coronel Santiago Suero en un momento en que las filas flaqueaban arrebata una bandera y avanzando con ella en la mano más de 50 pasos, comunica el mismo entusiasmo a los combatientes.

A las 3:00 P.M. el ejército haitiano fue puesto en fuga y derrotado. El emperador Souluque se refugió en un cerro de Punta Caña “en donde se fortificó con una gran trinchera” según nos dice Cabral.

Eran estos momentos de alegría para el ejército dominicano, que celebraba la victoria, mientras otros miembros del ejército continuaban hostilizando las tropas haitianas, esta última situación que duró varios meses.

El desastre haitiano fue tal que el parte oficial de “última hora” fechado el 24 de diciembre de 1855 reporta que “el ejército haitiano fue puesto en fuga, después de matarle un número muy crecido de oficiales y soldados, entre otros un General de División que se hallaba al mando del ejército y de haberle apresado una pieza de artillería, cajas de guerra, instrumentos militares, que traían, y algunos prisioneros. (1) Un parte oficial del Presidente Manuel de Regla Mota consigna la sepultura de “trescientos y pico de cadáveres” (1).

La veracidad del descalabro está confirmada por las palabras del historiador haitiano Dantes Bellergarde al decir que “La Victoria fue tal que el ejército haitiano no fue completamente exterminado gracias a la hábil maniobra del Gral. Geffrard al organizar la retirada”. De hecho, Don José Gabriel García dice que “los desastres haitianos hubieran sido mayores si el Gral. Santana autoriza al Gral. Cabral a marchar sobre territorio haitiano, a lo que parece se opusieron Francia e Inglaterra”. (2).

Consecuencias y Repercusiones de la Campaña de 1856.

Al hablar de las consecuencias que tuvo esta campaña es necesario hacer una división entre las consecuencias en Haití, y las consecuencias en República Dominicana.

CONSECUENCIAS EN HAITÍ.

En Haití esta gesta infructuosa para ellos tuvo múltiples consecuencias, Souluque, de manera despótica culpó al ejército que obligó a marchar sobre República Dominicana del fracaso. Hizo juzgar y condenar a muerte a muchos de sus altos oficiales, lo que le trajo enemigos y descontentos a su régimen.

Además, la crisis que se había generalizado en Haití debido a la corrupción de los ministros se agravó a causa de la guerra. La traición florecía en todas partes. Souluque perdió crédito ante su ejército, pues él había declarado que los dominicanos lo esperaban y eran partidarios de la unión. Prueba de hasta donde alentó esa creencia es que el Gral. Víctor Castor, al encontrar la resistencia en Santomé gritó: ¡Nos han engañado!, expresión que habría de costarle la vida.

Indudablemente, la campaña de 1855-56, fuera de ser un fracaso, socavó el imperio de Souluque, hasta tal grado que fue derrocado en 1859, apenas había comenzado a preparar una nueva ofensiva contra la República Dominicana. Consecuencias en la República Dominicana.

Las consecuencias que las victorias obtenidas por los dominicanos en la campaña de 1856 fueron múltiples. Entre ellas podemos citar que el liderazgo de Pedro Santana quedó afianzado sólidamente, como lo comprueba que se reiniciaron las negociaciones para firmar el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con los Estados Unidos. Estos planes se vieron frustrados por la ingerencia del Diplomático Antonio María Segovia, Cónsul Español en Santo Domingo.

Bueno es también reconocer que el éxito probó que la República Dominicana era suficiente para poder defenderse de cualquier intento de destruir su soberanía. Las potencias comenzaron a mirar con buenos ojos a esta nación que se iba encaminando en el tren del progreso, como lo prueba el aumento que experimentó el país en sus relaciones exteriores.

Ahora bien, siempre que la batalla fuera promovida como una manera de obligar a Santana para hacerlo desistir de la firma del tratado sus resultados fueron totalmente contraproducentes.

La guerra resintió enormemente la economía, pues todo el dinero de que disponía el estado se gastó en la organización de la defensa, situación ésta que hizo agravar la crisis.

Pero más importante es que la gesta probó la firmeza que había adquirido el sentimiento patriótico, como habría de verse en años posteriores.

Es por esto que, en evidencia de los desvelos sufridos por estos hombres con abnegación para defender el suelo patrio sólo podemos rendir noble tributo a aquellos que sudaron sangre en un campo de batalla, haciendo posible nuestra República Dominicana

Conclusión

Al concluir sobre la gesta de Santomé, batalla librada por la defensa de la República Dominicana, debemos pensar en si realmente llevó a cabo los cometidos que se proponía. A mi parecer, la batalla llevó a cabo lo que se buscaba con ella, o sea, mantener la independencia de la República. Por esto afirmamos que ciertamente la batalla fue un éxito para la patria, un éxito que probó el sentimiento patrio a pesar de las vicisitudes a que hubo de enfrentarse nuestro ejército para preparar la defensa y lograr que ésta fuera exitosa.

De haber faltado la respuesta a favor de la patria nuestro ejército habría sido vencido, pues era menor que el ejército del invasor y sólo con el valor de sus integrantes fue que este pudo dar la cara en la llanura de Santomé.

También Santomé, junto c largos años de luchas por la República, en que obtuvieron lustre y honor muchos dominicanos, como Santana, Cabral, Puello, Leger, Sosa y otros cuyos nombres están consignados para siempre en la historia patria.

Por último, la batalla de Santomé es un tributo a los deseos de los ilustres fundadores de la República Dominicana, quizás el más grande de esos años en los que crecía nuestra nación encaminándose al progreso. on Cambronal y Sabana Larga es en sí misma una conclusión. La conclusión de doce (12 largos años de luchas por la República, en que obtuvieron lustre y honor muchos dominicanos, como Santana, Cabral, Puello, Leger, Sosa y otros cuyos nombres están consignados para siempre en la historia patria.

Por último, la batalla de Santomé es un tributo a los deseos de los ilustres fundadores de la República Dominicana, quizás el más grande de esos años en los que crecía nuestra nación encaminándose al progreso.

Bibliografía

1.- Moya Pons, Frank Manual de Historia Dominicana.

2.- Pérez, Carlos Federico Historia Diplomática de Santo Domingo.

3.- Bellegarde, Dantes La Nación Haitiana.

4.- Matos González, Ramiro y Soto Jiménez, José Las Campañas Militares de la Independencia, 1844-1856.

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