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lunes, 17 de enero de 2011

Las dos caras de la Semana Santa




Xiomarita Pérez, Daryelin Torres y Yubelkys I. mejía

Cada Viernes Santo, mientras miles de feligreses participan en los actos litúrgicos de la Iglesia, otros optan por formar parte de las expresiones propias de la religiosidad popular que se enmarcan en el llamado Carnaval Cimarrón.

El Carnaval Cimarrón también tiene espacio
Las comunidades rurales del país celebran en esta época lo que recientemente se ha llamado Carnaval Cimarrón, coincidiendo con la llegada de la primavera. No es el carnaval europeo de carnestolendas, que se celebra antes del Miércoles de Ceniza, es el carnaval marginado, donde sus protagonistas toman elementos de desechos para confeccionar sus caretas y trajes, y no les importa, ni esperan que la gente vaya a esa actividad.
Es una tradición de ellos, es un espacio donde la capacidad creadora juega un papel muy importante.

Existen alrededor de cuatro tipos de manifestaciones en esta época que adquieren connotaciones diferentes, de acuerdo con el lugar donde se celebren: el gagá de Elías Piña y los bateyes, la salida de los negros de La Joya (Guerra), de los Tifuá y Cocorícamo de San Juan y de las cachúas de Cabral.

De acuerdo con el sociólogo e investigador Dagoberto Tejeda, lo fundamental del Carnaval Cimarrón es que es una celebración en honor a la llegada de la primavera, que es lo que justifica esta manifestación.

Aclara que el concepto Carnaval Cimarrón es una redefinición. Por un lado, el concepto de carnaval europeo no es posible aplicarlo al carnaval cimarrón porque la palabra surge como resultado de un proceso histórico concreto en Europa. ‘‘Sin embargo, si entendemos las manifestaciones de esta época como un espacio que hace una interrupción a lo cotidiano, de contradicción con la rutina, que envuelve toda una temática de baile, máscaras y sátira, entonces así es un carnaval, por lo festivo’’, dice Tejeda.

Por otro lado, el término ‘‘cimarrón’’ implica rebeldía y ruptura con el sistema establecido. De alguna forma las manifestaciones de esta época son un tipo de respuesta alternativa al carnaval de principios de año y es una manifestación autóctona, localizada sólo en algunas poblaciones.

‘‘Cada uno se realizan en fechas diferentes y sus funciones son también diferentes. En el carnaval de febrero está presente el exceso antes de la Cuaresma; en el de esta época aparecen personajes con funciones pedagógicas y educativas’’. Coincidencialmente, las celebraciones de esta época aparecen en espacios donde hubo más negros cimarrones, sin que esto implique que los negros cimarrones celebraron carnaval.
El Carnaval Cimarrón cada año se fortalece, la creatividad juega un rol importantísimo en los participantes, que se preocupan por esta actividad que adquiere una dimensión diferente en cada lugar.
Es muy probable que los excursionistas se encuentren en las carreteras del país con una de estas manifestaciones, que aunque muchos intelectuales y religiosos consideran que son paganas porque se celebran en este período, no es más que darle la bienvenida a la primavera y además porque forman parte de una cultura marginada, pero enriquecida y fortalecida por sus protagonistas.

Cocorícamo y Tifuá
En San Juan de la Maguana existen dos expresiones del carnaval Cimarrón: La máscara Cocorícamo, que llegan a la provincia desde las montañas, de las lomas del Rosario y comunidades aledañas. Están elaboradas de crin de caballo, dientes de burro, de vaca, y son utilizadas para meterles miedo a los niños por su mal comportamiento. Muchas veces utilizan el esqueleto de un animal para su creatividad.
Los Tifuá son máscaras elaboradas con tela que rellenan con brea de asfalto
y son adornadas con los mismos elementos que las de Cocorícamo

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