Autor: E. O. Garrido Puello
Pancho Cajuil lo nombraban, no sé si porque lo parecía o por el lugar donde vivía. Era vegano y aunque alardeaba de valiente, nunca dio notaciones de serlo. Su natural pacífico, gustador del trago y del chiste, lo inclinaba a la vida regalada. Pero hay que distinguir. Una cosa es en santa paz y otra en compañía de Baco. Cuando empinaba el codo su jocosidad no tenía fin. Dicharachero, tunante y suelto de lengua, hacía reír, pero también rabiar.
Corría el año 1914. El país estaba revuelto contra el gobierno del Presidente Bordas, al cual acusaban de qué sé yo cuántos crímenes, algunos justificados, otros traídos por los cabellos. El ejército del Sur sitiaba la Capital. Los jefes acampaban en Haina. Un día se presentó Pancho Cajuil al Campamento y sin más ceremonias pidió ver al General Carmito Ramírez, a quien deseaba conocer, dijo. Pancho estaba achispado. El General Beltré, que era un poco bromista, llamó a Juanico Ramírez, también general y hermano del deseado, y presentándoselo, le dijo:
—Aquí lo tenéis.
Pancho, sea porque realmente conociera al General Carmito o porque el alcohol lo hiciera socarrón y fresco, contestó:
General José del Carmen Ramírez (Carmito)
—Imposible. Un general tan mentado no puede ser fan feo.
La ocurrencia de Pancho, salida de campesino fanfarrón, hizo desternillar de risa a los presentes. El General Ramírez, que estaba en los alrededores, fue atraído al cuartel por el alboroto. Y así pudo el ladino adorador de Baco llenar su deseo.
1 comentario:
Hace mucho tiempo lei esa anecdota en uno de los libros de E.O.Garrido Puello. Pienso que en todas las guerrras siempre hay anecdotas que contar.
Tengo uno de los mas gratos recuerdo que una hija pueda tener de su padre, fue siempre una persona muy jovial y amena y creo que la gran mayoria de las personas que lo trataron tienen un muy agradable recuerdo de él .
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