Por: Sobiesky de León
Francisco Sánchez del Rosario y sus compañeros, fueron emboscados y acribillados a balazos por: Romualdo Montero, Pedro Ruiz, Santiago D. Oleo, Fructuoso D. Oleo y un grupo de familiares y amigos de estos últimos. Todos envilecidos por el miedo político que producía en ellos, el hatero de El Seibo, general Pedro Santana, primer presidente de la República creada por Juan Pablo Duarte, ramón Matías Mella, y el propio Francisco Sánchez del Rosario y demás trinitarios.
Previo a los acontecimientos que se desarrollaron, Pedro Santana, había preparado la sentencia de muerte. Acechaba a Sánchez, y lo expresa de la siguiente forma en el manifiesto que hace preparar para responder al que hiciera propalar Sánchez desde Saint Thomas. Santana dice:
“El gobierno no perdía de vista a los traidores que desde el extranjero fraguaban sus planes, seguía sus pasos, descubría sus secretos y se preparaba para inutilizar a sus criminales esfuerzos….” “….Pongámonos en guardia contra esa facción que sabremos escarmentar una vez más si quiere venir a turbar nuestro reposo. Confiad en la fuerza del gobierno…” (Santana, contra Sánchez, manifiesto del 21 de enero de 1861, Santo Domingo).
Todo estaba preparado pues, si Sánchez fracasaba. Y fracasó militarmente, llevado de la mano a la derrota por la traición de Romualdo Montero y comparsa.
Eso fue, con claridad, la historia de esa epopeya.
El día anterior, el 20 de enero de 1861, Sánchez, se había manifestado apasionadamente incendiario conforme a lo que sentía su alma de trinitario y patriota autentico y su nacionalismo en contra de toda potencia extranjera, aprendido esto de sus maestro Duarte.
Eran cuatro que deseaban nuestra recién fundada República Dominicana, a saber Francia, Inglaterra y los Estados Unidos de Norteamérica. Cuatro potencias extranjeras expansionistas, ávidas de las riquezas ajenas.
En esos precisos momentos de 1861, Sánchez había formado el Movimiento Político Revolución de regeneración Dominicana.
Sus ideas fundamentales seguían siendo éstas:
“…En esta jornada de lucha sólo hay dos filas: La de los buenos dominicanos y la de los traidores. Cada uno debe colocarse en la suya, porque en los grandes peligros de la nación, los neutrales y los indiferentes, son sospechosos…”
“…Que no haya tregua ni salvación para los traidores. Mueran los traidores, decía Sánchez en su manifiesto de Saint Thomas, antes de regresar al país “por Haití”, y no por otra parte”. Y agregaba algo con claridad meridiana: Santana, era un tirano traidor…”
Sánchez, llama a Santana, traidor, y a cada dominicano a empuñar las armas. Afirma a voz en cuello, que es un vende –patria. He aquí la acusación:
“…El precio del yankee no le convino. Hoy la adjudica a la España, y se prepara a entregar al pueblo dominicano como a un rebaño, bajo el yugo colonial, al precio vil de menguadas dignidades y del oro que repartirá entre seis u ocho más criminales, sus cómplices…”
Sánchez, era pues ideológicamente anti-yankee (usado por él mismo este termino: “yankee”), y en su época luchaba contra el imperialismo más poderosos: El español.
Dos patriotas contemporáneos lo recuerdan e imitan en sus propias epopeyas: Manuel Aurelio Tavárez Justo, en 1963 y Francisco Alerto Caamaño Deñó, diez años después, en 1973, este último, mártir de San Juan también. Ambos luchadores revolucionarios y antiimperialistas, llaman como Sánchez, al pueblo dominicano, a tomar las ramas. Y como Sánchez, ellos mismos dan el ejemplo tomándolas. Ambos, como Sánchez, fueron emboscados, tomados vivos y heridos y fusilados. Era la orden de los detentadores del poder, aliado siempre de los imperialistas extranjeros.
Sus enemigos sabían que hombres así son “peligrosos” para sus propósitos dictatoriales. Pedro Santana y Joaquín Balaguer, son dos clones de la Historia nacional. Sátrapas entreguitas los dos, adoradores del poder, preparadores de juicios falsos, de jueces venales, vendidos al Poder. Escorias de la Historia.
Desde 1844, con la creación de la primera república, se definen dos bandos: los liberales y los conservadores. Pedro Santana, Buenaventura Báez (antepasado del banquero Ramón Báez Figueroa, presidente del Baninter), y sus seguidores Trujillo, Balaguer y los suyos, son los conservadores. Los liberales, se caracterizan por su amor a la patria, a la nación. Son patriotas, nacionalistas. Creen que es posible ser dueños de nuestro propio destino, de nuestro territorio y sus riquezas, sin ningún tipo de ingerencia extranjera.
Los conservadores, no creen en el concepto de patria. Creen en la anexión en dependencia a una potencia extranjera, asegurando así beneficios personales, prestigio social y un cargo en la administración pública generalmente el de presidente de la República.
Duarte, Sánchez, Mella, los trinitarios, Luperón, son los liberales de su época, los revolucionarios auténticos. Santana, Báez y sus parciales, son posconservadores, los reaccionarios, los verdaderos vende-patria.
Los culpables, en todo tiempo y lugar, tienen grandes nombres y apellidos. “No es justo que caiga el castigo sobretodos, busquemos los culpables”. Eso dice el poeta nacional Pedro Mir.
Los culpables tienen nombres propios y apellidos:
Romualdo Montero
Pedro Ruiz
Santiago D, Oleo
Fructuoso D, Oleo.
…y sus parciales, otros familiares D, Oleo, y amigos.
Todos ellos responsables de la traición, emboscada, heridas y posterior fusilamiento de Sánchez y sus compañeros, unos 28 en total, y no 21,como clásicamente se enseña.
Todos ellos obedecieron a un bando, a una clase, a una ideología. Al bando, a la clase, a la ideología de pedro Santana, hatero y chacal del seibo.
Es ese grupo de TRAIDORES quienes organizan la cacería de Sánchez y sus compañeros. Es pues un grupo reducido, una elite de la época, quienes cargan con la vergüenza del pretendido “compromiso patriótico” de emboscar, herir, e incluso matar a algunos en la acción. Esto ocurre, el 3 de Julio de 1861.
El 4 de julio, al día siguiente, se monta un falso juicio, un falso tribunal o consejo de guerra en horas de la mañana, con un santanista y enemigo personal de Sánchez como presidente del mismo: Domingo Lazala. A las cuatro de la tarde, Sánchez es ya fusilado sin miramiento, y sus compañeros apaleados y muertos a golpes de sables y tiros de fusil. Acción histórica criminal que aún permanece impune.
“…Pero es bueno que se sepa
que no siempre la Muerte
tiene la última palabra…”
(Andrés L. Mateo. Portal de un mundo poema)
Por eso, nosotros pensamos, que la sangre de Sánchez y la de sus compañeros, aún corre caliente por la tierra sanjuanera. Y que su figura se levanta cada día más. Y que se va cociendo cada día más sobre su vida, su obra y su muerte. Mientras que la del déspota servir de la monarquía española, sirviente con rango de Capitán general de Santo Domingo al servicio de la reina de España, e diluye cada vez más en el zafacón de la Historia.
Estando Sánchez exiliado en Saint Thomas, fue la noticia en 1861, de convertir en colonia una vez más a la república lo que determinó su regreso al país por Haití, porque según sus propias palabras, “no podía hacerlo por otra parte”. Sabía de tanta infamia y, maledicencia sobre él, como aquella que le endilgaba Santana de ser un “cobarde, ex – general y haitiano…”
Es por eso que tiene que gritar su verdad de siempre no sin antes excusar su inmodestia: Decidle a quienes pretenden mancillar mi nombre, que soy la bandera nacional”.
Es pues su integración a la Revolución, es decir, a la lucha armada restauradora, lo que hace retomar a Sánchez, con las armas en las manos. Es esta acción, está al lado de él, José María cabral y Luna, y en lado contrario con los vende patria Eusebio Puello.
Tenía 44 años de edad en ese momento, y tan sólo 27 años cuando junto a Duarte, Mella y los trinitarios, produjeron los acontecimientos del 27 de febrero de 1844 fundando ellos y no otros, la república Dominicana, como nación libre de toda potencia extranjera.
Sánchez siempre fue consecuente con sus principios. Su trayectoria lo demuestra. Fue abogado, político, militar, filosofo, poeta. No fue el político vulgar a la usanza de nuestros días que a veces quieren arróstrale algunos de sus enemigos de hoy.
Juan isidro Jiménez Grullón, asevera que lo de los “padres de la patria”, fue un mito.
Arremete contra Sánchez, diciendo “que llegó tarde a la Trinitaria”, movimiento conspirativo ideado por Duarte, para preparar la República. Pero hoy día sabemos, conforme a documentos que han ido apareciendo y a un correcto análisis, no con el cristal de nuestra época sino con el de la época de Sánchez, que éste estuvo presente desde el principio.
Cuando Emiliano Tejera, historiador, entrevista a duarte, en Venezuela y le pide explicación de por qué no estuvo Sánchez, en la fundación de la Sociedad Secreta la Trinitaria, es el mismo Duarte quien le responde. “¿Y quién dijo que Sánchez no estuvo?
Queda clara, la ridiculez y la insania personal, de Juan isidro Jiménez Grullón contra Sánchez, verdadero revolucionario y fundador del Movimiento Político (Partido) Revolución de Regeneración Dominicana.
1 comentario:
Lo felicito colega de Identidad Sanjuanera. Su medio debe ser leido por la juventud local, nacional e internaconal para que aprendamos a mantener en alto nuestras costumbres, cultura y valores nacionales.
Aurelio Jiménez C.,
//guayiga.com/
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