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martes, 14 de junio de 2011

LA PERSISTENTE PRESENCIA DE IVAN PAVLOV Y SUS REFLEJOS


(HABLANDO SOBRIO):

Sobieski Suvarov

Hace tiempo tengo una deuda pendiente con una de las lectoras asiduas de “Racimos de Uva”, la apreciada amiga y médica Internista doctora Maritza Samuel.

Desde entonces me bailan en las circunvoluciones cerebrales algunos conceptos que deseo compartir con ella y los demás lectores.

La doctora Samuel percibe que mis artículos son muy sexualizados o algo por el estilo, que sólo “respiro sexo”. Paralelo a su parecer una profesora de la Dirección Regional de Educación”, que también sigue mis “ocurrencias”, ha exclamado absorta en publico: “La verdad que no sé que es lo persigue”.

Uno de mis temas preferidos es el sexo porque me ha costado y aún me cuesta mucho auto educarme en él. Le doy talvez la misma importancia que le diera Freíd quizás con las correcciones de la época, que de haber vivido aún, él mismo hubiera hecho.

Lo que siempre me propongo en mis artículos es provocar. Poner a pensar a la gente en aquello que yo mismo he pensado durante casi 50 años. Los cambios no son tan “rápido” como uno espera en la conformación social de la especie humana.

La generación de nuestros padres, la mía y aún las presentes generaciones han estado siendo engañadas en lo que a “sexo” se refiere. Es mi conclusión personal de este largo proceso y lucha de contrarios.

Hace tiempo, en plenos años de adolescencia cuando buscaba educarme integralmente, deseaba con ansiedad conocer sobre “sexo” y no encontré quien viniera en mi ayuda. Me dejaron solo e inicié solo mi auto educación sexual. Me prometí a mis amigos que derrumbaría todo obstáculo que se me interpusiera, desde la mojigatería del hogar y de la sociedad hasta las “enseñanzas” de la Iglesia. Yo fui en mis tiernos días apasionadamente católico, apostólico y romano. ¡Hasta nuestra nacionalismo quitaba la iglesia., nos hacía sentir extranjeros aún aquí.

La atmósfera era opresiva., nadie osaba pronunciar la palabra “sexo”.
Pero los muchachos y las muchachas lo pensábamos en nuestro interior y algunos, de esa manera nos fuimos haciendo voluptuosos.

Veíamos hacer libremente a los animales lo que a nosotros –humanos-nos prohibían.

Para la educación sexual disponíamos de los siguientes elementos:

1.- La revista de sexología “Luz”, que muchas sombras nos trajo, y que partiendo de “curiosidades antropológicas y culturales, pretendía generalizar en forma de enseñanzas.

2.-Las películas pornográficas de Brigitte Bardot, la francesita que nos volvía locos de lujuria a todos los varones. Estas películas siempre estaban en la calificación “C” (“prohibidas” de ver) en la puerta de la Iglesia Católica. ¡Pero el padre Miguelito!, un yanquee, siempre las veía (Además los curas entraban gratis al teatro de “Pedro-Pedro” o Cine Antonieta, el mejor de entonces.

Fue precisamente con el Padre Miguelito que aprendí el término “el beso francés” (¡el beso con la lengua!) que él tan bien explicaba y saboreaba en sus misas (yo de monaguillo en la Capilla de San Francisco).

3.- Teníamos también a los profesores del Liceo Pedro Henríquez Ureña para aprender de sexo. Pero era una signatura inexistente. Dos cosas de “sexo” aprendí en el Liceo de mis profesores: Una de la profesora Gloria Suero, que no tenía “pelos en la lengua” para hablarnos de cualquier cosa y un día empezó a hablarnos de que tenía la menstruación y de que cómo le había “bajado” estando orinando en el inodoro y cómo aquella taza gigante de porcelana se llenó de sangre menstrual (la verdad que los muchachos y las muchachas nos llenamos de ¡horror! Porque con nuestros 16 años aún no entendíamos aquel proceso tan natural como hermoso de las mujeres, que les anunciaba que ya están preparadas para ser ¡ mamás !.

Lo otro que recuerdo sobre sexo se lo oí a la profesora de “Moral” y Cívica y Religión: Anita Farías
Decía la profesora Anita, que “cuando la Virgen María dio a luz a Jesucristo,…quedó como queda un cristal cuando es atravesado por la luz….”

Desde entonces empezó a guitarme la poesía.

4.- Teníamos también la Biblioteca Pública del Ayuntamiento con los mismísimos libros de ahora (¡ creo que menos pues se los han ido robando!). Allí intenté buscar algo sobre “sexo”. Desgraciadamente aunque era una gran amiga, la bibliotecaria lo era la profesora Doña Consuelo Sosa Viuda Valenzuela, que había sustituido a la también profesora Inés Susana (¡ la inolvidable “teacher” ¡). Doña Consuelo era extremadamente religiosa y se debía a los curas ( prácticamente todo lo que consiguió se lo debe a los curas, a la iglesia como hacer profesionales a todos sus hijos: Siete en total, tres hembras y cuatro varones). Difícilmente era que Doña Consuelo me buscara un libro de “sexo”.

Un día encontré uno, yo solo, hurgando entre los anaqueles de caoba. Era azul, no muy grande., tenía unas 180 páginas. Su título me llamó la atención: “Sexo y Religión”.

No recuerdo su autor pero sé que era un cura. De ese libro recuerdo el siguiente concepto: “…La Masturbación no sería pecado si no se acompañara de las imágenes pecaminosas que la caracteriza, esas fantasías que envuelven el alma para emprenderla en las llamas del infierno., sin esas “vivencias” interiorizadas por la persona, la masturbación, se reduciría a un vulgar y asqueroso acto como sacarse los moscos de la nariz con los dedos…”

Ese fragmento retrata de cuerpo entero el idealismo y subjetivismo que siempre ha caracterizado las enseñanzas de la Iglesia.

5.- La UASD: La Universidad era mi esperanza en la consecución de mi objetivo., además había decidido ser médico después de vencer las insistentes invitaciones del padre Apolinar Pérez Noboa (azuano) para que me fuera para el seminario a hacerme cura del cuerpo”. Además, me gustaban mucho las mujeres.
Pero todavía nadie quería darme chance.
-continuará-

2 comentarios:

Wendy dijo...

MUY INTERESANTE RESUMEN DE SUS EXPERIENCIAS... ME GUSTA MUCHO.!! SALUDOS DESDE NICARAGUA... FELICITACIONES....
WENDY VASQUEZ

Wendy dijo...

EXITOS..Y CONTINUEN ASI...!!