Abraham Méndez Vargas
Por los días de piel nocturna
del corazón hechizado
tu voz de lluvia tocaba
con amor sueños muy altos.
Entonces el mensajero
que sofocaba al instante
tus dulces vientos volcánicos,
era yo desde mi alambre.
Una dichosa corriente
de aire de azul inmenso
bajo la luz roja al alba,
era tu quintaesencia,
la felicidad de tus ojos,
por tus días de piel nocturnos.
Santo Domingo, D. N.
4 de Agosto, 2011.-
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