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viernes, 6 de enero de 2012

Eduardo Brito, un domador de escenarios



Por Damocles Méndez Rosado.
Dedicado a mi gran amigo Luis Ramón de los Santos


Eduardo Brito, es un cantor que nunca muere, porque la sonoridad de su voz vestida de terciopelo, engalana con su mejor traje el canto popular dominicano. No muere porque el eco de Siboney retumba en los lugares más lejanos de la República Dominicana y porque la Virgen Morena es parte inseparable de la cotidianidad del dominicano, mientras que “Lamento Esclavo" es, un himno que marcó de hermosos recuerdos la memoria de este insigne cantor domador de grandes escenarios. Eduardo Brito con su canto lleno de vigor, quedó para siempre sembrado en el vientre fecundo del pueblo dominicano que permanentemente le rinde tributos a su memoria imperecedera.

Su voz vibrante retumba en el infinito de la memoria histórica de la canción popular. Eduardo Brito murió un 5 de Enero del 1946, triste, solitario, terriblemente enfermo. Alejado de los auditórium más famosos del mundo artístico que visito y donde paseó su canto lírico poniendo en alto el alma de la dominicanidad.

El sanatorio de Nigua en San Cristóbal fue su morada de despidida de los grandes escenarios. La gloria de este titán se apagaba y se consumía lentamente en el olvido y en el abandono. Su voz, ya no podía trinar y deleitar los corazones de miles de admiradores, la estrella del canto se despedía en una madrugada fría.

Al morir, ya su canto no era ahogado por los aplausos de las multitudes, sino por el silencio sepulcral que consumió el trinar del embajador musical dominicano por los principales salones del mundo artístico de su época.

En su último respiro de vida, en un 5 de Enero del 1946, al dejar este mundo, iniciaba su camino a la inmortalidad y la gloria infinita del estrellato lo esperaba entre bellas y hermosas zarzuelas. Es entonces, cuando sus restos ya exánime, descendía a sembrar con alegres melodías el polvo de su última morada, su nombre subía con pasos de Morfeo al cenit del estrellato de la gloria nacional.
En el encuentro con la muerte, ya sus labios no podían entonar la dulce melodía de “Capullito de Alelí”. De sus labios espumosos salían balbuceos de palabras pocos entendidos. Era el momento en que el ruiseñor del canto, dejabas la morada humana para convertirse en leyenda.

La muerte de Eduardo Brito enluteció el canto patrio, los principales medios de comunicación del país reseñaron en sus espacios infamativos esta pérdida irreparable, que conmovió a diversas personalidades de la vida nacional, quiénes dedicaron significativos elogios para memorial la figura del barítono. En ocasión de esta pérdida, Héctor J Díaz, dijo:
``
“Se comprende más la vida, se respeta más la muerte….Eduardo Brito ha muerto”.`

Eduardo Brito no solo fue un magistral artista dominicano, varios países de América se
deleitaron con su voz. En New York, Puerto Rico, Colombia, Panamá, Cuba, Venezuela su canto llenó los escenarios artísticos donde demostró ser un encantador domador de selectos públicos que delirantes de alegrías llenaban de aplausos los salones.

Eduardo Brito vistió con sublimes encajes el rostro del arte popular dominicano y ondeó
allende los mares el sacrosanto manto de nuestra enseña tricolor. Su voz estruendosa conmovió a los exquisitos públicos europeos que llenaron de elogios al barítono nacional quien con su esposa Elena Bobadilla se convirtieron en los embajadores musicales dominicanos en playas extranjeras y le imprimieron brillo y colorido al alma nacional.

Parecería que el canto y la voz del ruiseñor de los escenarios, se posó en su Garganta para entonar con impulso vibrante desde lo interior de sus pulmones las más hermosas canciones populares de América como es el caso de Siboney la cual también las debutaron estrellas del canto tales como, Xiomara Alfaro, Machina Placido Domingo , Alfredo Graus y más.

Indudablemente, este gigante del pentagrama dominicano fue un domador de los grandes escenarios europeos y americanos, su voz timbrada de dominicanidad, era como especie
de rugir melodioso que se posaba en el gusto de los espectadores que en forma delirante aclamaron a este coloso del canto nacional, mensajero eterno de alegrías y recuerdos que han quedados sembrados en al corazón y en el alma de la historia musical de nuestro pueblo quien lo venera y cada día enaltece su memoria como unas de las glorias que han trillado el estrellato
internacional y llena de orgullo y gallardía la dominicanidad que al igual que María Montes son símbolos vivientes , ejemplos de grandeza del alma nacional que pasearon por el mundo los símbolos patrios.
Gabriel Moquete Un articulo muy bien logrado y ajustado a una bella semblanza de un merecido artista criollo que encumbró nuestra patria con su brillo de estrella.

 
Luis De los Santos
Durante muchos dias he estado buscanco entre mis viejos y amados papeles una reseña sobre la vida de Eduardo Brito publicada en la revista Bohemia de Cuba. Mi proposito era contestar con datos importantes esta maravilloso articulo de mi dilecto hermano Damocles Mendez Rosado. Las tantas mudanzas de aqui para alla parece que han extraviado esos papeles. Voy a pesar de la aparente perdida, a responder la dedicatoria tan gentil de ese articulo, asi como su contenido per se. Brito fue un artista incomprendido. Su grandeza como tal y como ser humano lo hacia un ser superior. No es facil penetrar las intringulis de un hombre que literalmente se metio al mundo en un bolsillo. La grandeza del dominicano Eleuterio Brito fue tal que jamas han podido compararlo ni con Enrico Caruso, una de las mejores voces del mundo, sabedores los criticos de arte que la voz de Brito fue superior. Recuerdo que un periodico de Costa Rica publico un articulo donde comparaban la voz y la estatura artistica del dominicano con la de Melico Salazar, admitiendo sin embargo el rotativo Costaricense que Eduardo fue superior. Su tragica muerte, acelerada por la deficiente atencion medica de entonces, quizas producida por una sifilis que derivo en locura, fue mas que de la enfermedad en si, culpa del maltrato y el desprecio que recibio de quienes tuvieron la responsabilidad de tratarlo. Su ingreso al infame manicomio de Nigua acelero el proceso de deterioro mental que lo acompaño hasta su dia final. Creo que Brito jamas hubiera muerto de lo que murio si hubiese vivido en otro pais, con mejores atenciones medicas y mas adelantos de la ciencia. Hoy Eduardo Brito, el hombre que conmovio al mundo entero y quien grabara todo genero de musica, inclusive con su esposa Maria Elena, es un referente obligatorio cuando de nombrar a los mejores baritonos y tenores de todos los tiempos se trata

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