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martes, 13 de agosto de 2013

INVENTARIO CULTURAL SANJUANERO: UN INTENTO DE PROPUESTA PARA SU RESCATE Y VALORIZACION DEFINITIVA



 

                                                   Sobieski De León Lazala

La Casa de Lilis y la Casa de Cabral (1) cayeron asesinadas por el olvido. Por la indiferencia brutal y malvada. Como si se hubiese querido sepultar la Historia en San Juan de la Magua na. Historia nuestra accidentada, pletórica de tantos heroísmos. Nos queda aún nuestras ruinas arruinadas.

“Llama la atención la cantidad de dignatarios durante el periodo colonial que tenían Hatos y Encomiendas en San Juan. Entre ellos podemos citar a Alonso de Dávila, quien participó en 1519 en la conquista de Méjico y estuvo presente en el arresto de Moctezuma y en la toma de Tenochtitlán en 1521. Otro dignatario con posesiones en el San Juan colonial lo fue Fernando Colon, el hijo del Almirante Cristóbal Colon, que poseía tres hatos con 200 in dios” (2).

Personajes de importancia fueron también los “tres Pedro”: Pedro de Vadillo, Pedro de Ledesma y Pedro De León, poseedores los tres de Ingenios productores de azúcar en San Juan. El llamado “Ingenio Colonial” en la sección de La Culata era de Pedro De León, luego compartido en propiedad con una compañía comercial alemana de cuya prueba hay documentos.

La antropóloga Glenis Tavares María, Sub-Directora del Museo del Hombre Dominicano, dependencia del Ministerio de Cultura de la República Dominicana expresa que el “el azú-car que salía de allí estaba valorada como el mejor azúcar del mundo”. Su destino era Espa ña, Alemania y el resto de la Europa colonialista.
Cuatro veces se ha dado el ¡alerta! de la destrucción de ese patrimonio cultural colonial de la humanidad, el ultimo hace apenas dos semanas (sábado 27 de Julio, 2013) cuando se en contraban allí la antropóloga Glenis Tavares María, el historiador Anthony Steven, Subdire ctor del Instituto de Estudios Dominicanos de la Universidad de New York y el cirujano Sobieski De León.

Un verdadero lago cubre todos los muros del ingenio colonial sepultándolos bajo agua de-bido a un canal de riego hecho recientemente por el propietario del terreno donde se en-cuentra el monumento histórico colonial que va a desaguar directamente sobre los muros.

Una vez más la advertencia está hecha públicamente desde aquel mismo dia del descubrimiento de la situación a través del twitter para todo el mundo.
Frente al Ingenio Colonial de Pedro De León, mirando hacia el Suroeste, específicamente hacia la misma sección de La Culata a unos 500 metros aproximadamente, otros restos co-loniales a base de cerámica, ladrillos y monedas metálicas acuñadas con el sello real del Rey Carlos V de España se hallan esparcidos entre los frutos que hacen crecer la agricul-tura y el sudor sanjuaneros. 

Mismo lugar donde el fenecido Fernando Luna Calderón, ex –Director del MHD con su mi-rada visionaria y su instinto de antropólogo-sabueso sentenciara: “Debajo de esos arroza-les yace el San Juan colonial”. 

Fue el mismo instinto con que él, Glenis Tavares, el obrero Pablo Ventura y el cirujano san-juanero Sobieski De León descubrieran en la Cueva de Seboruco al “Hombre de Seboruco”.

Seboruco, la cueva y el pico, está ligado al indigenismo insular y al mismo tiempo a la reli-giosidad popular, porque en las mismas estribaciones de la sierra, en la misma Cordillera Central estuvo predicando, curando y dirigiendo a los campesinos de San Juan Liborio Ma-teo. La Agüita de Liborio, en plena Cordillera Central sanjuanera, era el lugar predilecto del “Maestro”, su lugar amado. De ahí salió otra Resistencia contra los imperios sucesivos, porque esa era la misma tierra del Cacique Caonabo, el de Anacaona, la Cacica inteligente que reinaba en el “Corral de los Indios”, a pocos pasos de Seboruco, el gran pico desde donde debieron otear a los intrusos.

Desde el Oeste venían los indígenas a su centro de ceremonias, desde La Higuera y el Hato del Padre, asiento de Caonabo, tío de “Enriquillo” (Guarocuya), el que se alzaría desde La Higuera hasta el Bahoruco legendario y rebelde pero histórico y real, al fin y al cabo.
En Hato del Padre, un dia, el “Scout Zabala” descubriría un muro que el antropólogo Julio Cesar Paulino intuye que podría ser la “casa” de Francisco de Valenzuela, el padre de An-drés de Valenzuela, el ofensor de Guarocuya y Mencia.
Mas hacia el Norte, vigilantes, están los “Volcanes Apagados de San Juan” como su pobre Historia. Como su Arqueología y su anémica, descuidada y no importantizada Antropología 

Bajando de Seboruco ladeando el Canal José Joaquín Puello, otro inmortal, se ha de llegar al Gran Muro de La Jagua, que la tradición llama “La Pared”. La mentalidad ingenua cam-pesina ha visto en este muro o pared una creación indígena de “defensa” contra los inva-sores imperiales españoles. Pero no es otra cosa que una creación de la propia Naturaleza y sus fallas geológicas del lugar. Sin embargo, atrae a muchos curiosos con ínfula de “turis-tas”.
Ustedes, señores de este Gabinete Cultural, que aspiraron a ser “Gobierno” para desde el Gobierno tener “Poder de Hacer”, tienen la Palabra. Y tienen el deber frente a los fundado res de nuestra nacionalidad y sobre sus hombros la responsabilidad de restaurar las ruinas arruinadas de San Juan y hacerla cultura nacional.
(Gracias por permitirme esta tribuna).


(1) Nos referimos a la antigua casa de madera de dos niveles que el presidente Ulises Heureaux (Lilis) mando a construir para Juana Ogando, sanjuanera, su mujer. En esa mis- ma casa se despachó alguna vez asuntos de Estado del Gobierno de Lilis. Por otra parte, la casa del General José Maria Cabral y Luna, donde vivió el héroe de Santome, se dejo des-truir por la acción del tiempo como la primera sin que nadie hiciera algo por restaurarla y darle el valor histórico que merecían y merecen.
(2) Julio Cesar Paulino, en:  “Indios, Caciques y Encomenderos en San Juan de la Maguana en 1514”, Articulo, Revista Racimos de Uva No. 175, Año XV, Marzo-Abril, 2010, San Juan de la Maguana, República Dominicana.

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