Sobieski De León Lazala
La
Casa de Lilis y la Casa de Cabral (1) cayeron asesinadas
por el olvido. Por la indiferencia brutal y malvada. Como si se hubiese querido
sepultar la Historia en San Juan de la Magua na. Historia nuestra accidentada,
pletórica de tantos heroísmos. Nos queda aún nuestras ruinas arruinadas.
“Llama
la atención la cantidad de dignatarios durante el periodo colonial que tenían
Hatos y Encomiendas en San Juan. Entre ellos podemos citar a Alonso de Dávila, quien participó en
1519 en la conquista de Méjico y estuvo presente en el arresto de Moctezuma y
en la toma de Tenochtitlán en 1521. Otro dignatario con posesiones en el San
Juan colonial lo fue Fernando Colon,
el hijo del Almirante Cristóbal Colon, que poseía tres hatos con 200 in dios” (2).
Personajes
de importancia fueron también los “tres
Pedro”: Pedro de Vadillo, Pedro de
Ledesma y Pedro De León, poseedores los tres de Ingenios productores de azúcar
en San Juan. El llamado “Ingenio
Colonial” en la sección de La Culata era de Pedro De León, luego compartido
en propiedad con una compañía comercial alemana de cuya prueba hay documentos.
La
antropóloga Glenis Tavares María, Sub-Directora del Museo del Hombre Dominicano,
dependencia del Ministerio de Cultura de la República Dominicana expresa que el
“el azú-car que salía de allí estaba valorada como el mejor azúcar del mundo”.
Su destino era Espa ña, Alemania y el resto de la Europa colonialista.
Cuatro
veces se ha dado el ¡alerta! de la destrucción de ese patrimonio cultural
colonial de la humanidad, el ultimo hace apenas dos semanas (sábado 27 de
Julio, 2013) cuando se en contraban allí la antropóloga Glenis Tavares María,
el historiador Anthony Steven, Subdire ctor del Instituto de Estudios
Dominicanos de la Universidad de New York y el cirujano Sobieski De León.
Un
verdadero lago cubre todos los muros del ingenio colonial sepultándolos bajo
agua de-bido a un canal de riego hecho recientemente por el propietario del
terreno donde se en-cuentra el monumento histórico colonial que va a desaguar
directamente sobre los muros.
Una
vez más la advertencia está hecha públicamente desde aquel mismo dia del
descubrimiento de la situación a través del twitter para todo el mundo.
Frente
al Ingenio Colonial de Pedro De León, mirando hacia el Suroeste,
específicamente hacia la misma sección de La
Culata a unos 500 metros aproximadamente, otros restos co-loniales a base
de cerámica, ladrillos y monedas metálicas acuñadas con el sello real del Rey
Carlos V de España se hallan esparcidos entre los frutos que hacen crecer la
agricul-tura y el sudor sanjuaneros.
Mismo
lugar donde el fenecido Fernando Luna Calderón, ex –Director del MHD con su
mi-rada visionaria y su instinto de antropólogo-sabueso sentenciara: “Debajo de
esos arroza-les yace el San Juan
colonial”.
Fue
el mismo instinto con que él, Glenis Tavares, el obrero Pablo Ventura y el
cirujano san-juanero Sobieski De León descubrieran en la Cueva de Seboruco al “Hombre de Seboruco”.
Seboruco,
la cueva y el pico, está ligado al indigenismo insular y al mismo tiempo a la
reli-giosidad popular, porque en las mismas estribaciones de la sierra, en la
misma Cordillera Central estuvo predicando, curando y dirigiendo a los
campesinos de San Juan Liborio Ma-teo.
La Agüita de Liborio, en plena
Cordillera Central sanjuanera, era el lugar predilecto del “Maestro”, su lugar
amado. De ahí salió otra Resistencia contra los imperios sucesivos, porque esa
era la misma tierra del Cacique Caonabo, el de Anacaona, la Cacica inteligente
que reinaba en el “Corral de los
Indios”, a pocos pasos de Seboruco, el
gran pico desde donde debieron otear a los intrusos.
Desde
el Oeste venían los indígenas a su centro de ceremonias, desde La Higuera y el Hato del Padre, asiento de Caonabo, tío de “Enriquillo”
(Guarocuya), el que se alzaría desde La Higuera hasta el Bahoruco legendario y
rebelde pero histórico y real, al fin y al cabo.
En
Hato del Padre, un dia, el “Scout Zabala” descubriría un muro que el
antropólogo Julio Cesar Paulino intuye que podría ser la “casa” de Francisco de
Valenzuela, el padre de An-drés de Valenzuela, el ofensor de Guarocuya y
Mencia.
Mas
hacia el Norte, vigilantes, están los “Volcanes
Apagados de San Juan” como su pobre Historia. Como su Arqueología y su
anémica, descuidada y no importantizada Antropología
Bajando
de Seboruco ladeando el Canal José Joaquín Puello, otro inmortal, se ha de
llegar al Gran Muro de La Jagua, que
la tradición llama “La Pared”. La
mentalidad ingenua cam-pesina ha visto en este muro o pared una creación
indígena de “defensa” contra los inva-sores imperiales españoles. Pero no es
otra cosa que una creación de la propia Naturaleza y sus fallas geológicas del
lugar. Sin embargo, atrae a muchos curiosos con ínfula de “turis-tas”.
Ustedes,
señores de este Gabinete Cultural, que aspiraron a ser “Gobierno” para desde el
Gobierno tener “Poder de Hacer”, tienen la Palabra. Y tienen el deber frente a
los fundado res de nuestra nacionalidad y sobre sus hombros la responsabilidad
de restaurar las ruinas arruinadas de San Juan y hacerla cultura nacional.
(Gracias
por permitirme esta tribuna).
(1)
Nos referimos a la antigua casa de madera de dos niveles que el presidente
Ulises Heureaux (Lilis) mando a construir para Juana Ogando, sanjuanera, su
mujer. En esa mis- ma casa se despachó alguna vez asuntos de Estado del
Gobierno de Lilis. Por otra parte, la casa del General José Maria
Cabral y Luna, donde vivió el héroe de Santome, se dejo des-truir por la acción
del tiempo como la primera sin que nadie hiciera algo por restaurarla y darle
el valor histórico que merecían y merecen.
(2)
Julio Cesar Paulino, en: “Indios,
Caciques y Encomenderos en San Juan de la Maguana en 1514”, Articulo, Revista
Racimos de Uva No. 175, Año XV, Marzo-Abril, 2010, San Juan de la Maguana,
República Dominicana.
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