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lunes, 12 de agosto de 2013

Un Tesoro Histórico Dominicano Ahora en Grave Riesgo de Destrucción, 9 de agosto del 2013- 6ta. Entrega




 Vista panorámica de una parte del paraje La Culata, al este del municipio de San Juan de La Maguana, tomada mirando aproximadamente en dirección sur desde un punto de relativa altura. A medio plano, las cloacas municipales de la ciudad. Descendiendo por la izquierda a unas pocas docenas de metros se accede a los restos de paredes del antiquísimo ingenio azucarero colonial que parece haber existido en el lugar, según todas las indicaciones evidenciadas por la mampostería o argamasa de las paredes y la gran abundancia de fragmentos de hormas o moldes hechos en barro para cristalizar el azúcar. Dichos restos hoy están totalmente inundados por corrientes de aguas de riego y lluvia que vierten precisamente, para sorpresa del visitante, sobre el sitio del ingenio. Algunos arqueólogos opinan que debajo de este promontorio y todo a su alrededor deben encontrarse soterrados los restos de las otras estructuras del ingenio, por lo general compuestas de varios espacios dedicados a distintas funciones relacionadas con las etapas del proceso de fabricación azucarera usados en el siglo XVI. Un lugar con una larga historia humana de al menos cinco siglos, acumulada en el legado histórico del que son herederos los sanjuaneros de hoy en día.

En San Juan de La Maguana, un sitio que aparece mencionado como municipio en documentos del Imperio Español ya en la segunda década del siglo XVI, están parte de los orígenes de una cultura nacional de las que los dominicanos con razón se pueden enorgullecer, como el pueblo con más longevidad de historia moderna que son de todo el Continente. Los restos materiales que sobreviven allí de esos momentos fundacionales que ahora se mencionan simplificados en todos los manuales de historia universal, no deberían dejarse desaparecer sino al contrario, porque con su presencia silente en apariencia, de hecho nos dicen mucho-mucho sobre quiénes somos y de dónde venimos, y sobre lo que las múltiples generaciones de nuestros antepasados fueron capaces de hacer o al menos de intentar…
una conciencia importantísima en suma en un mundo actual que a veces parece querer arrastrarnos a unas vidas sin protagonismo ni identidad propios.


Ojalá entre todos podamos hacer algo al respecto, y rápido, porque las ruinas de los antiguos ingenios de San Juan de La Maguana, como las de tantos otros de República Dominicana, no durarán indefinidamente y es nuestra memoria colectiva como pueblo lo que nos jugamos. Todo indica que se necesita un plan de acción de protección y promoción del patrimonio histórico-colonial dominicano bien concebido, que identifique recursos para ponerlo en marcha, y encabezado por gestores capaces de movilizar todos los recursos posibles, financieros y humanos, públicos y privados, para hacerlo una realidad que la misma sociedad dominicana abrace y defienda.
El autor de esta nota es historiador, Miembro Correspondiente de la Academia Dominicana de la Historia, y parte de la diáspora dominicana residente en Estados Unidos. Correo electrónico: stevens-acevedo@verizon.net


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