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viernes, 26 de febrero de 2016

Andanzas Quisqueyana Maguanera Juan Tobías León Ortega © II

Andanzas Quisqueyana Maguanera

Juan Tobías León Ortega ©

II

Recordando a mis amigos de adolescencia: Cheo, Tom y Vitín.

Desde el arco sumergido en el laurel  detrás de los recuerdos

El laurel frente a la Escuela Parroquial, hoy día, Padre Guido Gildea, nos recuerda a un frondoso árbol con exhuberante sombra. En una mañanita de San Juan de la Maguana, o para un hermoso atardecer, que embelecía frente a la espectagular vista del macizo ramillero de la Cordillera Central hacia el norte, y una Loma de Agua solitaria y coqueta hacia el este, árbol del esquineo y de los cuentos, árbol de los sueños bohémicos no nocturnos, sino más bien, sueños de las mañanitas, sueños de los atardeceres de juventud embelezada por las bellezas esparcidas de las muchachas del Parroquial y de la Consuelo Matos.

Allá, a lo lejos del horizonte norte,  el Jínova expulsando sus aguas cristalinas en cascanas montañosas que una vez bañaron los dulces romances de la reina Anacona junto a su amado Caonabó, y por  el este, el Mijo besando delicadamente a su Loma de Agua con todo el amor  de sus jardines silvestres, en baibén simbiotico, ante la brisa  pura sin el maleficio de los tiempos modernos y caóticos, como esperando una leyenda maguanera de una Ciguapa extraviada  infantil e inverocímil. Pura vida!  Sonrisas y pubeltad, inspiración en el romance callejero. Pura vida!  Habrían acampado las tropas del General Cabral a descansar en esas llanuras, en los tiempos del anti-imperialismo originario antes de internarse a la gran batalla de fierro ardiente de Santomé? De cuan pacífico pueblo, sus sabanas y praderas habían servido de arena de campo de batalla del aguerrido General Cabral con su contraparte haitiana General Antoine  Pierrot mejor conocido como Duque de Tiburón. Cabalgó el Cacique Guaroa del étnico de Caonabó, convertido al catolicismo bajo al nombre de Enrriquillo, junto a su amada Mensía, más de dos siglos antes que la epopeya de Santomé,  las llanuras del valle central, donde hoy descanza el arco del triunfo provincial  ? Pero la paz es el eslabón de los dioses, es la madre del Edén humano, y ahí estaba el laurel frondoso, las bellas sonrisas de las chicas y chicos, las miradas penetrantes del amor o en busca del amor. Enrriquillo y Mensía le hubiesen inyectado a lo mejor, un néctar purificado de su amor, correrías a caballos, en las planicies verduras del valle taíno, donde se construirían más de cuatro siglos más tarde, las edificaciones del conglomerado de la exhuberante entrada manguanera, y con él, el recuerdo del laurel. Como un centro de metamorfosis a lo mejor al estilo de la Bohemia checoslovaca de Kafka, el árbol  de laurel y su alreadedores, se transformaban en acuarelas de los amores, donde las féminas y los demás pareceres daban vida a tan elegante transformación. Sam Gincana transformándose en un horrible artrópodo en su apartamento de la bucólica Bohemia praguense, y nosotros transformándonos en bohemios enamorados de la bohemia manguanera en pleno valle taíno en busca de unos labios femeninos para besar.

- Tobi, tobi, ahí viene la reina de las muchachas, su reina mi Tobi, anuncia el Vitín. Su cabellera negra, sus labios rojos de rubí, sus cejas tupidas femenina,y unos ojos hermosos y penetrantes, lento caminar sereno yseguro, sin malicia, sin coquetería, le merecía el sobrenombre de la reina. Me recordé que cuando la vi por primera vez en San Juan de la Maguana,pensé  que estaba mirando a la atriz italiana Gina Lollobrigida, quien me cautivó fascinantemente en el año de 1959 en el teatro Antonieta con la película "Trapecio", siendo apenas un niño, pero un niño precoz que ya andaba de parejero entrovertivamente mirando  mujeres jóvenes adultas, de mayoría de edad.- Sí mi Vikingo, le digo a Vitín. -Es lógico mi tígre. - Ella es descendiente de italiana, tiene ese look de mujer del meditarráneo. - Wao! -Mi pequeña Gina le digo a Vitin emocionado.- Pero esta es de mi edad más o menos. -Aquí puedo encajar. - Me la puedo jugar el todo por el todo.  El Tom me mira con una mirada de aprobación, pero a la misma vez, me riposta con una expresión de la jerga de Pancracio la Bestia, imitando el sonido al estilo de tigre de villa, como si su garganta tuviese un pedazo de plátano atravezado, el sonido añugao, en el argot dominicano:- Jajaja, qué Buitre!.  En realidad, las carcajadas burlescas, pero muy graciosas, de Pancracio la Bestia, sonaban más bien como si este tuviese símptomas de estreñimiento cuando desfecaba. La expresión aquella de "Jajaja, qué buitre" la creó Pancracio la Bestia, cuando una vez, el célebre Plácido Clavellina, hijo del famoso guitarrista sanjuanero, Juan Clavellina, aprendió  unos trucos de magias y adivinador en la Capital, de bailador de Guaguancó al estilo equilibrista de chévere de Luyanó de la Habana bailando sobre una caja de botellas vacías,  y sobre todo, de come candela con dos antorchas empapadas  de aceite.  Plácido presentaba su show donde hubiera público para poder colectar unos centavos y qué mejores lugares que el Hotel Maguana, el Tupinamba, el Central de los chinos y algunas veces el parque Sánchez y el mercado municipal donde el conglomerado lo ovacionaba y le daba unos centavos.  Ahí veíamos a un Plácido tragándose las antorchas con candela sin quemarse.  Resulta ser que Cheo por un tiempecito quizo asociarce a Plácido, y este comenzó a enseñarle el truco de las antorchas. Cheo tomó prestado las antorchas de Plácido y se las llevó para su casa para practicar. Resulta ser, que el experimento en una de las pasadas por su cuerpo, falló, y le quemó la boca y las cejas . Cuando Pancracio la Bestia, su hermano, se percató de ello, le dijo en su estilo burlesco de tigre de villa y al estilo de garganta añogá, con un jajaja como si estuviese pujando y defecando: -Jajajaja, este por estar privando en come candela como el tal Plácido se quemó: jajajaja, qué buitre! El Tom y yo tuvimos mucho tiempo usando esa expresión de Pancracio la Bestia de "jajajaja, qué buitre!

 El Cheo ni se inmuta, y sólo reluce sus ojos de gato de angora. A lo lejos don Rafael Oviedo, con su bigote-mostachón al cual una vez nombré como" El Sueco" porque su mostachones se parecían al ayudante de las historietas de "Alma Grande el Yaqui Justiciero",  látigo en manos para espantar a los indeseables del parquesito. -Sueco a la vista, dice Cheo con su estilo transformista  - y comienza Cheo con su estilo jocoso al ritmo de balsié, relajando a Rafael Oviedo: -Machambrrú, soletú, bigotú, sombrerú, machetú, buen gomú ".- El Vikingo empieza a cantar estrofas de la canción El Mundo, imitando al italiano Gino Carusso, anunciándome que la reina se aproxima: -"No, esta noche amor no, yo no he pensado en ti, abrí los ojos para ver en torno a mí, y entorno a mí giraba el mundo como siempre. Gira, el mundo gira, en el espacio infinito, con amores que comienzan, con amores que se han ido, con las penas y alegrías de la gente como yo. O mundo, llorando ahora yo te busco, en el silencio yo me pierdo y no soy nada al verte a ti". Pasa la reina con su hermosura dejando el rastro de perfume femenino enloquecedor y de sus labios de rubí. El Vikingo le dice: -Adios Gino.  Los muchachos habíamos estado presente como espectadores en el tercer piso del hotel Maguana durante la presentación del cantante italiano, Gino Carusso, como la reina fue la elejida entre las muchachas para la entrega de un ramillete de flores al cantante,  los muchachos, principlamente Vitín y yo, la relacionábamos con aquel momento de las flores al cante Gino Carusso.  Por eso cuando el Vikingo la vio primero, fue cuando le dijo, "adios Gino".  Yo le dije un poco molesto y sin razón: - Qué te has creído, comparona? -Que eres la única mujer de este mundo.  Ella me dio una mirada profunda muy penetrante con sus bellos ojos, no de desprecio diría yo, sino una mirada anunciándome algo pero sin desprecio. En realidad, era una muchacha algo introvertida en esos meresteres tal como lo era yo.  Otro día, estando el Vitín y yo mesiéndonos en los columpios, pasa la reina y le digo imitando al Vitín: - Adios Gino. Ella me mira y se ríe y baja su cabeza y sigue hasta perderse en el horizonte, hasta allá la seguía mi vista sin perderla.

En mis monólogos intimos, invocaba a la reina en el espacio sideral, tierra de nadie de los sueños, donde todos cabemos y somos dueños de nuestras almas:

Quisiera que fuéramos novios para así poder contemplar tus bellos ojos,   tu mirada penetrante, tus cejas tupidas que me enloquecen, tu cara angelical, tu pelo abundante y unirme a ti en un inmenso beso  en tus labios de rubí de rojo carmesí.  Te quiero, ........Tere. Cuando amanece, la reina desaparece, todo vuelve a ser realidad, y la reina con su mirada penetrante, su amor  es impenetrable, no es correspondido. Muy difícil situación, pero ya la decisión está tomada: Me mudo a otro palomar.

-Peje, qué pasa con tu Deya?, le pregunto al Tom. -Todavía quieres seguirla  cuando de verdad no te corresponde?

Continúa en parte III la proxima vez

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