SANTANA,
ANEXIONISTA
Roberto Rosado Fernández,
Profesor
UASD, San Juan de la Maguana.
Desde
mucho antes de proclamada la República el 27 de febrero del 1844 a Pedro Santana
se le conoció como cabeza visible del movimiento conservador.
Junto a
Báez y Tomás Bobadilla constituyó el grupo que tomó principalía en los afanes
por salir de Haití para buscar la anexión o el protectorado a cualquier otra
nación extranjera.
Las
gestiones a través del cónsul Levasseur para adherirnos a Francia ofreciendo
para ello la Bahía y Península de Samaná
no generan ninguna duda acerca de sus intenciones de entrega desde antes de
nacer la República.
Con
Haití no nos entendemos ni cultural, ni religiosa ni idiomáticamente. Por eso
las iniciativas de Sánchez y los
Trinitarios por la creación de una República libre, soberana e independiente de
toda potencia extranjera provocó el acuerdo contenido en el manifiesto de 16 de
enero de 1844 que hizo posible el nacimiento de la República obviando el
término independencia, sustituido por el de separación. “¡A la unión
dominicanos! Ya que se nos presenta el momento oportuno de Neiba a Samaná, de
Azua a Montecristi, las opiniones están de acuerdo y no hay dominicano que no
exclame con entusiasmo: Separación, Dios, Patria y Libertad.”
Los
acontecimientos acaecidos en la junta central gobernativa demuestran el dominio
conservador, razón por la que Bobadilla ocupa la presidencia en sustitución de
Sánchez que la había ocupado de manera provisional.
Tan poco
creen los conservadores en la República
que, una vez calmado el ambiente, después de los acontecimientos ocurridos en las campañas
militares del 19 y 30 de marzo de 1844, en Azua y Santiago, en donde los
dominicanos demostraron que el 27 de febrero no fue una casualidad sino que podía sostener la República, tanto Bobadilla
como Santana y Báez tuvieron de acuerdo en remover el plan Levasseur a través
del cónsul Saint Dennis para conseguir el protectorado Francés a cambio, nueva vez, de la Bahía y Península de Samaná.
Y más
tortuoso aún, ante la respuesta de los Trinitarios de dar, a la cabeza de
Sánchez, el golpe de estado de 1844, 9 de junio, cuando Santana el 12 de julio
da el contragolpe, declara a los Trinitarios, “Traidores a la Patria”. Los expulsa del país y pone como condición
asumir el solio presidencial mediante una constitución despótica que le daría
poderes plenipotenciarios y garantizaría la estadía en el poder de caudillos
del ala conservadora.
La
primera República estuvo dominada por Santana y Báez y desde esa posición no
desmayaron en ofrecer la nación a cualquier otra nación poderosa en la
intención de lograr beneficios para ellos y el grupo que representaban. El intento
de los liberales en 1857 por revertir la situación, aprovechando una aparente contradicción
entre Santana y Báez, fue aprovechada
por este para cumplir sus anhelos de antaño de lograr anexar la nación, esta
vez a España, aludiendo que Núñez de Cáceres cometió un error al decir: “En
todas partes huye despavorido el caduco León de España dejando desocupado el
terreno, a la fuerza y vigor juvenil de
América”.
Finalmente
entregó la nación sin darse cuenta, tal vez, que el pueblo dominicano estaba
convencido que la República debía ser libre, soberana e independiente. Por eso el manifiesto de Sánchez lo declaró:
“Traidor”, “Déspota”, “Plagiario de los
Tiranos” y que había asesinado la patria, llamó al pueblo “a las
armas”, y luchar contra el
“déspota” para impedir la muerte de la patria, tarea que culminó cuando,
Espaillat, Rodríguez, Polanco, salcedo, de Peña, Monción, de Jesús García,
entre otros expulsaron del territorio dominicano al ocupante Español entre 1863
y 1865.
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