“…Y
en fin, Juan Pablo, la historia dirá que fuiste el único vocal de la
Junta Central Gubernativa, que, con una honradez a toda prueba, se opuso a la
enajenación de la península de Samaná. La oposición a la enajenación de...
Samaná es el servicio más importante que se ha prestado al país y a la
Revolución...” (Juan Isidro Pérez, 23 Diciembre 1845).
Por Eliodoro Peralta
La edición de este opúsculo cuenta, como valor agregado, con
prólogo de la Dra. Miriam Germán Brito, ciudadana de ideas
progresistas, profesora de varias promociones de abogados que preside en la
actualidad la Sala Penal de Nuestra Suprema Corte de
Justicia.....................................................
La literatura duartiana data de finales del siglo XIX, con
motivo de las publicaciones sobre el prócer que realizaran intelectuales como Fernando
Arturo de Meriño, Emiliano Tejera y Federico Henríquez y Carvajal; quienes
también clarificaron la cuestión de la proceridad en nuestro pasado
Republicano. En efecto, para 1889, en el marco de la “controversia
histórica” sostenida desde los periódicos “Ecos de Opinión” y “El
Teléfono” correspondió a don José Gabriel García, silenciar las
pretensiones santanistas de Manuel de Jesús Galván (1)....................................
La bibliografía duartista tiene en Alfonso Torres Ulloa,
una digna representación; sus obras anteriores “Duarte. Reto de los
Democráticos” y “Duarte desde la Palabra”, dadas a la estampa en los últimos
años, así lo acreditan. Este “Duarte Jurista”, que ahora presentamos a
la consideración de ustedes, constituye su última
divulgación..............................................
En “Duarte Jurista”, subrayamos la originalidad de su
tesis principal: la faceta jurídica del fundador de la República
Dominicana. No se trata de una extrapolación antojadiza de su vida
intelectual; más bien asistimos a una nueva vertiente de la personalidad
duartiana, soslayada hasta el día de hoy por la mayoría de sus pageniristas. “El
Duarte Constitucionalista” que resaltan en los últimos tiempos algunos
historiadores y conferencistas, apenas sugiere su pensamiento
jurídico...........
Aunque siempre tuvimos a la vista el perfil jurídico del
patricio; parecería que nunca nos detuvimos a contemplarlo en su justa
dimensión doctrinal y filosófica. El proyecto de constitución que ha llegado
hasta nosotros, cuyo articulado analiza a profundidad Torres Ulloa,
desde las páginas de esta obra, se nos presenta, en función de su contenido,
deslumbrante como una estatua esculpida para la posteridad....................
El tratadista cubano, Fernando Diego Cañizares, sostiene que ”...Las ideas políticas
encuentran personificación directa en las leyes... el cambio... de las
concepciones políticas, se refleja también en la conciencia jurídica... Cuando
la burguesía revolucionaria de los siglos XVII y XVIII en sus luchas contra el
absolutismo monárquico enarboló sus ideas políticas bajo el influjo de las
mismas elaboró también los principios del Derecho burgués, que se plasmaron en
el sistema jurídico cuando aquella tomó el Poder Político...”(2). Simón
Bolívar, vertió sus ideas republicanas y democráticas en las constituciones
de la “Gran Colombia” y Bolivia, proclamadas en 1819 y 1826. Juan Pablo
Duarte, recurrió a las categorías del derecho publico, para fundamentar la
constitución política del estado que el vislumbraba, para el Santo Domingo
independiente.................
Allí donde la historiografía tradicional resalta, con eufemismo,
“La Faceta Dinámica de Duarte”(3) radican precisamente su accionar
revolucionario y doctrina anticolonialista, componentes esenciales de su legado
político.................................
Ahora bien, a propósito del “Duarte Jurista”, cabe
preguntarnos ¿Cómo se formaron nuestros abogados durante la dominación
haitiana?.......................................................
La clausura de la universidad Santo Tomás de Aquino en
1823, obstaculizó pero no impidió la formación jurídica de los jóvenes de filiación
trinitaria. La enseñanza superior se desplazó a los traspatios, salones de
viviendas familiares y demás recintos privados de la centenaria ciudad
colonial. “...La llama de la vieja cultura no se extingue... Esa llama, viva
aún tras los escombros humeantes de la Patria, se comunica de cerebro en
cerebro, y corre de generación en generación, sin sostén institucional...”(4);
sobresaliendo, como preceptores de aquella promoción de togados, figuras como Pedro
Valera Jiménez, Andrés López de Medrano, José Joaquín del Monte, José Gabriel
de Aybar, Francisco González Carrasco y Juan Vicente Moscoso, el “Sócrates
dominicano”, según refieren sus discípulos.......................
José Gabriel García y Roberto Cassá, coinciden señalando que para entonces los “...estudios de
derecho también se hacían de manera personal con un abogado ya establecido...”(5)....................
Para aquellos letrados, formados dentro de esa informalidad
pedagógica, la falta de titulación académica devino irrelevante; su
profesionalidad quedó templada al fragor de las contiendas libradas
posteriormente en las barras del pretorio...............
Los laureles de Sánchez, reverdecieron en el escenario
jurisdiccional en 1852, con motivo de su célebre defensa, del señor Víctor
Georges, invocando para tales fines, la excusa legal del homicidio que
consagraba el articulo 324 del Código Penal de la Restauración Borbónica(6). Un
magistrado de la actualidad observa en esta dirección que “...El sistema
jurídico galo se convirtió en paradigma, en modelo de inspiración en el mundo
occidental. Los próceres de la independencia nacional admitieron la
superioridad de ese derecho al desestimar la readopción de las leyes
españolas...”(7)...........................................
Para julio de 1861, los destinos trágicos de ambos personajes
confluirían en el mismo contexto de inmolación, “...Se vio entonces un caso
que debió de conmover a la doliente sociedad dominicana: Víctor Georges tomaba
el camino de la frontera y en el trayecto caía en manos de los soldados de
Santana. Su honor ya estaba limpio de toda mancilla, y ahora iba a exponer la
vida por su valiente defensor. Para el agradecido militar, la honra bien valía
el precio de la vida...”(8), observa, con su acostumbrada maestría, Emilio
Rodríguez Demorizi..............................
Pedro Alejandrino Pina, “el
patriota incansable” que blandió su espada en las tres jornadas
emancipadoras dominicanas del siglo XIX,
ya para 1865 en la primera administración de Cabral, figuraba entre los jueces
miembros de la Suprema Corte de Justicia, prueba irrebatible del que guerrero
se había trocado en profesional del
derecho.........................................
La absolución de Gregorio Duvergé, en el primer proceso
judicial o intento de fusilamiento que la camarilla santanista instrumentara en
su contra en 1849, habría bastado para consagrar a Félix Maria del Monte,
como tribuno imbatible del foro nacional. Este último jurisconsulto, confirma
la formación jurídica de Juan Pablo Duarte, precisando que “...No
habiendo podido formarse en la Universidad... pasó a estudiar con uno de los
profesores de aquella antigua Sorbona Americana, con el sapientísimo Dr.
Moscoso, y ya por los años de 1827 ó 28 concluía las asignaturas de
Filosofía y entraba a estudiar el Derecho Romano... Víctima Moscoso de una
celada del General Borgellá y deportado en 1830 con... Valera y un crecido
número de individuos, el joven Duarte vió malograrse en un instante sus más
risueñas esperanzas y destruidas las ilusiones que había formado sobre sus
adelantos. Más de 125 jóvenes de todas edades sufrieron el mismo desencanto, y
todos... a excepción de uno que otro marcharon al destierro con su virtuoso
Profesor, que retirado a Santiago de Cuba continuó su magisterio hasta su
muerte acaecida en...” 1839 (9)..................................................
El antiguo tesorero de la trinitaria, también nos dice por qué
el “Duarte Jurista”, no ejerció la profesión de abogado. Citémosle, “...una
voz... secreta al par que profética le decía que no era la aridez del Derecho
Romano ni las contradictorias discusiones de una legislación... el círculo
estrecho en que debía encerrarse su vasta inteligencia. Amigo del hombre,
idólatra de sus imprescriptibles derechos, dotado de un alma de héroe y de mártir
su vocación le llamaba al estudio de las ciencias sociales. En vez de
gastarse en un estrado debía tronar en la Tribuna política, en vez de defender
rencillas o miserias particulares debía abogar por los grandes intereses de la
humanidad: en vez de tener tres o cinco Magistrados por espectadores debía
perorar ante pueblos oprimidos, en vez de dinero y los aplausos debía obtener
sarcasmo, maldiciones, ingratitud...”...................
En resumidas cuentas, y como alguien expresara, los hechos
históricos no dejan de existir porque se les ignore. Démosle pues la merecida
bienvenida, a este nuevo aporte bibliográfico sobre una vertiente casi
desconocida de Juan Pablo Duarte..............
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