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lunes, 19 de enero de 2009

Desafío de la Identidad Cultural Dominicana


5to. Seminario de la identidad cultural
San Juan, una referencia particular
Mateo Morrison (poeta)

Cuando recibí la invitación de mi amigo Leo Oviedo para participar en el V Seminario de la Dominicanidad e Identidad Cultural, entendí ese llamado como un compromiso que asumí hace varios años y me alegro que el tema fuera: Desafío de la Identidad Cultural Dominicana.
En el momento en que recibía esa invitación tenia en mis manos e! libro " Miradas anglosajonas al debate sobre la nación" que coordino la Profesora Erna Von DerWaIde, de la Universidad de New York. Ella comenzaba diciendo:
“En rigor, es imposible definir Esa nación. Acostumbrados como estamos a identificar el mapa, el himno, la lengua, la religión, la cultura, la raza, las costumbres, las tradiciones, las legislaciones, los mercados-elementos como nacionales, pareciera que la nación fuera el ente que-le otorga a todos elfos la característica de lo nacional. Son nacionales porque son parte de esta o aquella nación.
Pero ¿qué sucede si invertimos la direccionalidad de esta relación casual? .
¿Que pasa si en verdad lo que constituye la nación es la acumulación de elementos que se consideran nacionales? Es decir ¿Qué sucede cuando pensamos que son los nacionalismos, en tantos discursos, los que constituyen muy fuertemente la idea de la nación?
Por supuesto que hay una serie de realidades institucionales que constituyen la nación. Los pasaportes, que nos permiten salir de un territorio y entrar a otro, institucionalizan las fronteras. Y en proceso de dos siglos, desde comienzos del siglo XIX en que se impuso la idea de construir unidades políticas llamada naciones, organizadas por un ente -el Estado-, las instituciones jurídicas, los mercados, los aparatos educativos y las culturas se han organizado dentro de este marco. El mismo espacio internacional consiste en pactos entre naciones. Los mapas políticos contribuyen a crear esta sensación de divisiones territoriales como si fueran naturales, a los que se añaden las formas culturales para darte carácter de inevitabilidad. La naturaleza misma se ha nacionalizado; basta ver la complejidad de los tratados sobre medio ambiente, que operan como si el agua, el aire y la tierra fueran nacionales. Las guerras y conflictos entre diferentes estados afianzan todavía mas la idea de que hay intereses que comprenden a todo el grupo de individuos que habitan un territorio especifico.
La nación es, en el fondo, una paradoja. Desea definirse desde dentro, apelando a recursos culturales como la lengua, la religión, un pasado común. Estos elementos buscan anclarla a un pasado remoto que señala su existencia como una necesidad, como un destino. Pero al mismo tiempo, la nación es una formación eminentemente moderna que data apenas de dos siglos. Y en rigor, lo que define a una nación es mas lo que no es en relación con otras, que a su vez buscan definirse desde su interior. La nación requiere marcar una diferencia con las formaciones nacionales más próximas (Perú no busca diferenciarse de Pakistán, pues son evidentes las disimilitudes, sino que se construye en contraste con Ecuador o Chile) Y a la vez desea ser una unidad en el interior, única e indivisible."
Y es que no podemos hablar de identidad cultural al margen de la creación de las naciones de la globalización y de! proceso migratorio. He dicho en otras ocasiones al definir lo de identidad lo siguiente: " La identidad consiste en un conjunto de valores, de creencias, conductas, actitudes, creados en el transcurso del tiempo que caracterizan a los distintos grupos humanos permitiéndolos mantener su cohesión social y la memoria histórica. La diversidad se manifiesta en la originalidad de las identidades de los grupos que conformaban sociedad. Nuestra identidad es el resultado de un proceso histórico en el que confluyen distintas etnias y culturas. Preservar los aportes hechos por los distintos grupos culturales, permite mantener viva una parte importante de nuestro patrimonio común, para beneficio de las generaciones presentes y futuras. Durante las pasadas tres décadas la República Dominicana ha experimentado la más extraordinaria apertura de toda su historia. Millones de turistas visitan año tras años el país, miles de emigrantes buscan establecerse en el país. Al contacto con nacionales de países de una gran parte del mundo, debemos agregar el impacto que ha tenido sobre la nación el proceso de globalización económica y el desarrollo vertiginoso que en los últimos diez años han tenido los medios de comunicación.
Sectores de la sociedad dominicana manifiestan su preocupación ante la posible perdida de los valores característicos de nuestra cultura. Fomentar el sentido de pertenencia al proyecto nacional es uno de los retos que impone el mundo globalizado a los estados de los países que presentan menores niveles de desarrollo. Elevar la auto estima y el reconocimiento de lo particular y único presente en la cultura dominicana en la manera más segura de mantener integra la nación.
Se estima que más de dos millones de dominicanos residen actualmente fuera del país; combatir el sentimiento de desarraigo de estos y mantenerlos unidos a! proyecto nacional es otro de lo misma cultura, sino que ya desde ese momento estaban constituidas por fragmentos de expresiones culturales.
La mejor demostración es que los esclavos africanos traídos a esta isla, y no fue por casualidad hablaban diversas lenguas y fue el español cuando lo aprendimos el vehículo que le permitió coordinar las primeras rebeliones por su libertad.
Este seminario se realiza en un momento en que se debate la pervivencia- Para algunos la pervivencia depende de la resistencia a la penetración cultural de los Estado Unidos y para otros de la presencia masiva de haitianos en el país. Y la verdad es que si recorremos Europa, África, Asia, nos encontramos con que el fenómeno que parece nacional se constituye en una realidad universal hace ya mucho tiempo.
La presencia de mas de un millón de colombianos en Venezuela, o de argentinos que cruzan hacia Chile o dominicanos que van a Puerto Rico y de millones de mexicanos en los Estado Unidos no puede verse como una amenaza real a la existencia de esas naciones pues Puerto Rico tiene una dominación directa neocolonial de los Estado Unidos por mas de cien años y ha logrado mantener sus valores nacionales culturales.
El desequilibrio económico del mundo que regiones como América Latina de acuerdo as informes de la CEPAL y otros Organismos que investigan esta realidad nos colocan como el continente donde hay mayor brecha entre ricos y pobres lo que se refleja en un proceso migratorio prácticamente incontrolable. El derecho de! el Estado ha defender su territorio a controlar la presencia de extranjeros en la mayoría de los casos ilegales, no se discute de lo que se trata es de ver a estos, no como invasores de otros planetas sino como habitantes de un mundo convulso que obliga a la búsqueda de la subsistencia como aspecto prioritario.
Pienso que la principal amenaza a nuestra identidad es nuestra falta de unidad para conformar un rea! plan de desarrollo cultural por encima de las banderas políticas, religiosas o de cualquier otra índole. Esta es nuestra capacidad real invertir en educación y cultura de garantizar el desarrollo de nuestras potencialidades y vera a las demás culturas no como entes hostiles sino como criaturas diagonales.
Creo firmemente en la capacidad para recrear nuestro imaginario cultural histórico y potenciarlo hacia el futuro, tenemos que modificar los niveles de apatía, de irresponsabilidad, de orientarnos hacia el trabajo arduo y sistemático donde la educación y la cultura sean los ejes esenciales. Nuestro país cuenta con una tradición de defensa de sus valores y con tantos potenciales a quienes imitar no debe ni puede perecer. Debemos trabajar duro, para que nuestro pueblo no se pierda en ciudades atrapadas por espacios y campos que le niegan hasta el aire imprescindible para la vida.
En síntesis la amenaza para la identidad cultura! esta en nosotros mismos, su fortalecimiento y desarrollo también.
¡Manos a la obra!,
Gracias.

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