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lunes, 19 de octubre de 2009
Los Problemas de la Gestión Cultural en San Juan
Por Wilson Roa
19 de Octubre de 2009.
Los grandes problemas no son problemas,
sino, puntos de partida para los grandes proyectos.
Presento estas consideraciones en el entendido de que la Gestión Cultural representa un eslabón fundamental para el necesario proceso de desarrollo que deberá producirse en la provincia San Juan. El énfasis mostrado en el tema “Gestión Cultural” se justifica en la preeminencia que suele otorgarse a la infraestructura y el activismo contingente frente a la necesaria inversión en los recursos humanos que habrá de sostener todo el sistema cultural. Establecer los “Problemas” de la referida materia representa el primer paso para la construcción de verdadero proyecto de desarrollo cultural en la provincia San Juan.
GESTION CULTURAL.
La expresión “Gestión Cultural” encuentra su origen en las palabras: gestión y cultura. Según el diccionario Larousse, la palabra gestión significa “acción y efecto de administrar”. Por su parte, la Ley General de Cultura de la República Dominicana define la cultura como “conjunto de los rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y emocionales que caracterizan a los grupos humanos y que comprenden además de las artes y las letras, modos de vida y de convivencia, derechos humanos, sistemas de valores y símbolos, tradiciones y creencias, asumidos por la conciencia colectiva como propios”.
La gestión cultural puede ser entendida como un proceso administrativo de un conjunto de elementos destinados a impulsar el desarrollo cultural duradero a través de la implementación de metodologías de intervención participativas que permitan la articulación de planes, programas, proyectos y actividades facilitadores del acceso de la comunidad a una vida cultural aspirada.
En ese sentido, un gestor cultural es, como lo expresa la citada fuente, “toda persona que impulse los procesos culturales al interior de las comunidades y organizaciones e instituciones, a través de la participación, democratización y descentralización del fomento de la actividad cultural”.
ANALISIS SITUACIONAL DE LA GESTION CULTURAL.
La materia de gestión cultural: La cultura es la materia sobre la cual opera la gestión cultural. La misma es bastante abarcadora y suele ser enfocada desde múltiples puntos de vista. Un alto porcentaje de los gestores culturales de nuestro contexto acusa serias debilidades en el manejo conceptual de la materia cultural. Tanto sujetos individuales como organizaciones gestoras de cultura no tienen acuerdos institucionales respecto del enfoque y alcances del concepto cultura, lo que les impide delimitar su ámbito de trabajo, genera dispersión e ineficacia en sus esfuerzos e ineficiencia en los resultados.
Por otro lado, algunos de estos actores suele concebir el universo de los alcances de la cultura a las manifestaciones artísticas. El arte es parte de la cultura, sin embargo, la cultura es más que arte.
El enfoque ideológico de la gestión cultural: Muy pocas organizaciones de nuestro contexto poseen un cuerpo de enfoque ideológico de la gestión cultural que contenga misión, visión, valores y políticas que delimiten y direcciones sus acciones. En el caso de aquellas organizaciones e instituciones que sí lo tienen, este cuerpo de enfoque ideológico suele ser ampliamente desconocido por sus miembros, lo que implica debilidades organizacionales que repercuten en la calidad y trascendencia del trabajo cultural.
Las estrategias de gestión cultural: La gestión cultural local (individuos u organizaciones) no ha establecido planes estratégicos de gestión cultural en los cuales se priorice la inversión hacia aspectos específicos del desarrollo, que establezca las vinculaciones necesarias para materializar resultados preestablecidos y medibles en estas áreas. Esta situación evidencia debilidades en la gestión, de las cuales resulta la exclusión de actores claves en el marco de la gestión cultural, así como también practicas sectáricas que contribuyen a que los procesos culturales sean interpretados como exclusivos de algunos sujetos o sectores. Estas debilidades estratégicas también se traducen en un impacto tímido en el desarrollo cultural al no enfocar los esfuerzos.
La metodología de gestión cultural: En el aspecto metodológico, la gestión cultural local se caracteriza por un empirismo metodológico que no logra trascender el activismo contingente. Las investigaciones culturales son escasas o nulas. Los análisis culturales generalmente suelen ser ejercicios especulativos de “expertos” sin el concurso o la consulta de otros actores del tema. Los mismos suelen no tener el conjunto de categorías necesarias para establecer la situación del tema, no son documentados y difundidos ni suelen concluir en planteamiento de alternativas efectivas que puedan solucionar los problemas encontrados. La planificación cultural se limita a un cronograma de actividades con algunos recursos incluidos, estos planes no alcanzan a ser proyectos con elementos básicos definidos (por qué, para qué, qué y cuánto, cómo, cuándo, dónde, quiénes y hasta cuándo, entre otros) que permitan ver orden y coherencia en la asignación de recursos como inversión pública y no como gasto superfluo. La gestión cultural local no cuenta con estrategias de movilización de recursos que permita articular la inversión interinstitucional para aligerar el costo de los proyectos, maximizar la factibilidad de los mismos y compartir los meritos del trabajo. La gestión cultural local cuenta con buenos implementadotes de actividades, pero carece de buenos ejecutores de planes y proyectos. La preinversión es una materia casi inexistente en esta materia. Los procesos de evaluación son escasos o nulos con lo cual se pierde la oportunidad de identificar lecciones aprendidas de las prácticas exitosas y de las no tan exitosas, mismas que son las claves para el plan de seguimiento.
Los medios de gestión cultural: Los planes y programas de gestión cultural son inexistentes en las organizaciones e instituciones gestoras de cultura. Se implementan algunos proyectos que, en su mayoría, requieren el apoyo protagónico de gestores externos. Las actividades culturales son los medios de gestión más comunes, que, como hemos dicho, no obedecen a planes, programas o proyectos debidamente estructurados.
Los sujetos de gestión cultural: algunos gestores culturales han sido capacitados en talleres y diplomados. Sin embargo, estas capacitaciones no obedecen a un plan de formación que permita la actualización y especialización continúa de los mismos fortaleciendo sus conocimientos, valores, habilidades y relaciones. De igual forma, las organizaciones e instituciones gestoras de cultura son escasas, la mayoría de los y las existentes no articulan sus esfuerzos debido al sectarismo y el protagonismo. Muchas de las organizaciones culturales no cuentan con un proyecto organizacional definido, la mayoría de aquellas que si lo tienen, no realizan revisiones a dicho proyecto que les permita adecuarse a los cambios estructurales y funcionales necesarios para asumir los nuevos retos.
La razon de ser de la gestión cultural: El conjunto humano que compone la sociedad (personas y organizaciones comunitarias de base, instituciones gubernamentales y organizaciones de la Sociedad Civil) son y deben ser la verdadera razón de ser de la gestión cultural. Muchas de las actividades de la gestión cultural local parecen no orientarse al disfrute de la vida cultural de las personas, más bien, parecen ser medios accesorios para promover otros propósitos (políticos, comerciales, etc.)
Los recursos de gestión: Los recursos humanos con que se gestiona la cultura en nuestra provincia son escasos, no especializados y mal pagados. Las tormentas políticas arrasan con la dignidad de los gestores culturales y artistas, quienes se ven obligados adherirse a los depositarios del poder en un momento determinado para no ser castigados con la persecución y el retiro del algún tipo de “apoyo económico” que estén recibiendo a cambio de “su trabajo”. Los recursos materiales son insuficientes y obsoletos. El financiamiento de la gestión cultural es considerada como una carga pesada para las entidades oficiales, quienes dan la categoría de gasto superfluo y no de inversión pública. La mayoría de iniciativas culturales deben ser autofinanciadas, debido a que la inversión en este sector no ha representado una prioridad para ninguna autoridad instalada.
La sostenibilidad de la gestión: un problema fundamental es el de la carencia de inversión generadora de autonomía en la gestión cultural. La centralización de la poca inversión realizada por parte de las instituciones estatales genera dependencia en las organizaciones y gestores culturales, al grado de que, en San Juan las industrias culturales son casi inexistentes debido a la falta de capacidad, organización y recursos instalados. La inversión centralizada en la que quiero destacar es la necesidad de incrementar la competitividad de los insumos, de los procesos y productos culturales fortaleciendo la autonomía y duración de los mismos en el tiempo. Para ello, se impone la incorporación, desde distintas áreas, de herramientas para la gestión. La Política cultural estatal en el ámbito local está dirigida, fundamentalmente, a traer productos culturales elaborados (ferias, orquestas, grupos artísticos, personalidades, etc.) y no a generar una plataforma de gestión cultural local, propia, con la cual poder crear todas las ferias, orquestas y grupos artísticos e industrias culturales que facilite a los sanjuaneros una mayor participación de la vida cultural y con ello nos encamine a un verdadero desarrollo cultural.
El autor es educador y Gestor Cultural.
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