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martes, 18 de enero de 2011

Dos Rutas Ecológica hacia El Cercado

Penetrar a San Juan de la Maguana y seleccionar entre dos rutas. Una, desde Las Matas de Farfán que conlleva 52 kilómetros de un recorrido esencialmente verde; otra por Vallejuelo, en un camino curvilíneo que circunda el Río Los Baos, y toma 58 kilómetros.

Por Las Matas de Farfán (52 kilómetros en total) se toma una hermosa y bien señalizada carretera que, hasta Las Matas de Farfán magnífica de la Cordillera Central y de la Sierra de Neiba. Los poblados que conducen a Las Matas de Farfán son horizontales, tendidos en el verdor de una tierra productiva y mojados por canales de riego de rápidas corrientes de agua, y llevan nombres sonoros apegados a la naturaleza del lugar: Arroyo Loro, Magueyal, La Urca, Pedro Corto, El Llanito y Pajonal. Las Matas de Farfán es una ciudad en expansión, con un comercio muy activo y un mercado típico y colorido, que articula sueños de haitianos y dominicanos por una vida mejor. Desde Las Matas de Farfán hasta El Cercado, el panorama se torna totalmente montañoso, la temperatura más fresca y el colorido de las casas más intenso. Pequeños poblados de nubecillas que besan, dependiendo de la humedad y la hora, las colinas y las casitas de tejamaní o de madera de palma, e invitan a soñar en un mundo nuevo, de besos solidarios y panes colectivos. Notorio es el paisaje donde se anidan los poblados, cuales pinturas costumbristas, de La Rancha y La Guama, dormidos en el lecho de la Sub-cuenca Macasías, donde por un trillo de exuberante vegetación se ver nacer el Río Macasías.

Si se toma la carretera por Vallejuelo el camino es un poco largo (58 kilómetros), bajando en curvas cerradas, circulando el Río Baos, orillando la provincia Bahoruco, por La Culata, Pueblo Nuevo, Cardón, El Capá y Capulina. Hasta Vallejuelo, se viaja en medio del bosque seco, en llanuras y paisajes de montañas de un verdor y color Ocre fosforescentes, con sus chivas y carneros saltarines.

Vallejuelo se yergue, como recostado cual musa desnuda, sobre la Sierra de Neiba, con sus colinas y la extensión continua de su valle intramontano, sembrado de cebolla y de verdes pastos. Desde Vallejuelo hasta el Cercado volvemos a vivir los ensueños de la brisa fresca, de los rayos solares que se esparcen luminosos por el camino ascendente que conduce a El Edén del Sur, luego de pasar por los bellos poblados de Jorgillo y Vallecito. Pero, caramba, cómo detenerse en El Cercado cuando a sólo 23 kilómetros, se encuentra enclavado, en la puerta del Parque Nacional Sierra de Neiba, el precioso Hondo Valle. En el trayecto, el encanto es fabuloso al pasar por los pueblos de Los Arroyos, Pinar Grande (al Sur, penetrando en la sierra, con 2,262 metros), se cruza por el bello Río Sonador, Juan de la Cruz, Juan Santiago, Los Guineos, Rancho de la Guardia y el paso por el limpio Río Caña. Estos pueblos encierran una dimensión pintoresca única de inefable belleza, envueltos en el manto de una naturaleza bondadosa, florecida y empinada hacia el cielo, claro y limpio, con sus bellos cafetales, sus preciosos pinares, sus caobas centenarias, sus bellas palmeras... Hondo Valle, como El Cercado, está rodeado de montañas siendo su firme, como pueblo, parte de la misma sierra. Penetrando en la sierra, la vista choca con los distintos tonos de colores, desde el verde hasta el rojo, que visten el extenso jardín de bromelias que se encuentra en su esplendor en la misma separación de las dos repúblicas que comparten esta isla del Caribe: Haití y República Dominicana.

Sólo las cuatro o cinco horas de trayecto desde Santo Domingo hasta el Cercado, y desde El Cercado hasta Hondo Valle, se convierten así en una de las más amplias y emocionantes rutas ecoturísticas de la República Dominicana, que a nadie le pesará haber recorrido, y que, en cambio, por los recuerdos sellados de los colores más tenues y más vivos que ofrece la naturaleza, por la diversidad de paisajes y de cultivos, y por los rostros tan dulces, interesantes y bellos de su población, quedarán por siempre impregnados en el alma del visitantes.

A El Cercado lo arropa la Sierra de Neiba, no sólo en su lejanía inmediata, sino que, como un cinturón encierra al pueblo que toma de esta condición geográfica su nombre. Además, está unido a los municipios de Vallejuelo y de Hondo Valle, junto a los cuales cabalgan en forma rectilínea en el lomo de la Sierra de Neiba; sus cultivos, formas de producir y vivir, son prácticamente similares.

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