Hasta el 1912, San Juan fue un lugar relativamente tranquilo, en comparación con las tierras vecinas y el resto del país. La muerte del presidente Ramón Cáceres, acaecida en el mes de noviembre de 1911, fue un acontecimiento que repercutió en la provincia e involucró a los sanjuaneros en la revolución que estalló en 1912. Esta (que en el resto de la nación se conoce bajo el nombre de “Los Quiquises”), fue levantada contra de los afanes continuistas de Eladio Victoria, quien sucedió en la presidencia a Cáceres. Victoria era presidente provisional y se hizo elegir como presidente constitucional en elecciones nacionales celebradas el 4 de febrero de 1912, en las que salió triunfante, pero en cambio, casi en todos los rincones de la República la población se levantó en armas, sin deponerlas hasta la caída de Victoria, el 1 de diciembre de 1912.
Víctor Garrido Puello dice que la revolución se fraguó en San Juan, surgiendo del entendido entre los generales Carmito Ramírez, Luis Felipe Vidal y el doctor Armando Aviar. Estalló en el mes de marzo cuando en la provincia se levantaron en armas las figuras más emblemáticas de la región, como el General Wenceslao Ramírez y sus hijos los generales José del Carmen (Carmito) y Juan de Dios (Juanito), a quienes se le unió una figura que ya por entonces contaba con numerosos seguidores, llamado Olivorio Mateo, quien, como la mayoría de los sanjuaneros, tenía fuerte vínculos con la familia Ramírez.
El gobierno no tardó en enviar sus tropas a reprimirla. Los desafectos llevaron la guerra a toda la región del valle de San Juan y sus lomas circundantes. Entrado el verano de 1912, las tropas revolucionarias, que eran dirigidas por Luis Felipe Vidal, habían reducido el poder del gobierno de Victoria en la región Sur.
La Revolución de 1912, que constituyó el surgimiento de San Juan con un liderazgo político nuevo en el país, concluyó mediante negociaciones que fueron impuestas por los Estados Unidos, quienes se involucraron en la lucha hacia el mes de octubre. El final se selló con la renuncia de Victoria y el advenimiento al poder del arzobispo Alejandro Nouel.
La revolución dio paso a la formación de uno de los más importantes caudillos de la región, el general Luis Felipe Vidal, quien había sido el segundo hombre en importancia en la muerte del presidente Ramón Cáceres, motivo por el cual se refugió en Haití, donde dio inicio a la revuelta. Vidal era azuano, y en ese tiempo la provincia Azua explayaba sus confines hasta la frontera haitiana, en dirección al valle de San Juan.
Líderes de la Revolución de 1912:
Luis Felipe Vidal
Juan del Carmen (Carmito) Ramírez
Juan de Dios (Juanico) Ramírez
Wenceslao Ramírez.
Fuente: Fasciculo Fragmento de Patria
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