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domingo, 16 de enero de 2011

Orlando Martínez Howley/


Por: Ing. Sinecio Ramírez

Orlando Martínez Howley, periodista sanjuanero de izquierda, nació en Las Matas de Farfán el 23 del tempestuoso mes de septiembre del año de 1944, se fue a Santo Domingo al emigrar su familia y allí se graduó de Bachiller en la Escuela de Peritos Contadores en 1961 e ingresó a la Universidad de Santo Domingo en el período de la lucha por la autonomía iniciando la carrera de Periodismo, alumno muy independiente y crítico "no se llevaba bien" con los profesores, abrazó con entusiasmo el activismo dentro de la FED en el grupo Fragua, y terminó desertando de la carrera. Entonces decidió viajar por la Europa del Este de la Era Soviética en Polonia estudió Sociología y se vio en problemas en 1968, al criticar la invasión Rusa de Polonia para aplastar el experimento liberal de los comunistas polacos de la " primavera de Praga de 1968", por esta causa tuvo que radicarse en París.

Retornó a Santo Domingo en 1971 y comenzó a trabajar como locutor y periodista en Radio HIN, donde se dio a conocer y fue rápidamente popular lo que llegó a oídos de Rhadamés Gómez Pepín quién le abrió las puertas de la editora Ahora y del Periódico El Nacional de Ahora. Llegó a ser Director de la Revista Ahora. Cultivó la crítica breve y la sátira a través de sus "comentarios de poca tinta". Se casó con Clara Báez Caamaño y pronto se divorciaron.

Fuerte critico del gobierno del Dr. Joaquín Balaguer durante el "Gobierno de los Doce Años", a través de su muy leída columna "Microscopio" en el vespertino "El Nacional". Es famoso por sus encendidas críticas al clima de corrupción de dicho periodo, mismas que le granjearon la vigilancia que culminó con su asesinato el 17 de marzo de 1975, en las cercanías de la Ciudad Universitaria. Su crimen ha sido repudiado por todos los periodistas, su familia y su partido, que han mantenido vigente una querella judicial en los tribunales, contra los reconocidos autores clamando justicia.

No publicó ningún libro en vida, pero se editó una colección de las mejores columnas de Microscopio en Tres Tomos, con el Título Microscopio l, l, y l l I.


Balaguer: Orígenes de una contradicción
18 de abril de 1973
El balaguerismo político y militar, como hemos visto, conspiró contra el Triunvirato.
Así como antes no había visto bien el golpe contra el profesor Juan Bosch, tampoco tuvo nada que ver con quienes llamaron a los invasores de 1965.
Sin embargo, al fin de la guerra era el representante de la esperanza, de toda la contrarevolución nacional e internacional. En suma, de lo que el líder perredeísta calificaría más tarde como el “Frente Oligárquico”.
A mi me parece que en ese cambio brusco, en ese salto mortal, debió haber intervenido el cálculo frío que todos observamos más tarde en el doctor Balaguer.
El enorme peso de la intervención norteamericana había cambiado el curso de la historia contemporánea de la República Dominicana. La revolución democrática, la que estaba al acecho desde la desaparición de Trujillo, había sido frustrada.
Cualquier solución política definitiva, la apertura de cualquier salida, el destino inmediato del país estaba en manos de los Estados Unidos. Ellos, y sólo ellos, tenían la llave maestra.
¿Comprendió esto el doctor Balaguer? ¿Entendió que era esa la gran oportunidad para salir de la ultratumba?
Para quienes habíamos simpatizado con la causa constitucionalista el problema era otro. Se trataba de ganar las elecciones. Y cuando esto no fue posible, hacer otra revolución. Inmediatamente. Ya.
Para el doctor Balaguer el asunto era diferente. Lo primero es que desde se produjo la invasión, sus partidarios se desentendieron de la lucha. No apoyaron al otro bando, pero tomaron una actitud pasiva.

¿Una orden? ¿Una estrategia desde arriba? No lo sé. Lo que sí queda cada vez más claro, es la necesidad de estudiar con mayor profundidad el levantamiento de abril de 1965. A estos acontecimientos todavía no se les ha extraído todas las riquezas que contienen.
Fuera o no una orden, estuviera o no el doctor Balaguer en contacto con sus partidarios, lo que no debe olvidarse es lo siguiente: para el actual presidente de la República, el fin justifica los medios.
El doctor Balaguer hizo todo lo que consideró necesario hacer para retomar el poder; hace todo lo necesario para mantenerlo y hará lo necesario para conservarlo.
Si no se parte de esa óptica – por más moralmente dudosa que nos parezca-, si no entendemos ese fundamento de su método político, nunca comprenderemos los orígenes de las actuaciones del líder reformista.

De esa forma nos encontramos con el presidente Balaguer representando a toda la reacción nacional, a un bloque de fuerzas en el cuál participaban tambien los representantes del terror.
Decimos poco: no participaban simplemente, eran en estos momentos una fuerza de extrema importancia en el nuevo gobierno.

Balaguer tenía ante los representantes del terror que formaban parte del nuevo régimen tres opciones:
a) reprimirlos; b) hacerse el indiferente; c) participar de sus planes.
Esas eran tres opciones hipotéticas, pues, si realmente quería mantenerse en el poder, tenía que abandonar la primera y decidirse por una de las dos restantes. A mi entender escogió la segunda.
Mañana les diré por qué lo hizo.

Microscopio Tomo II
La segunda opción
19 de abril de 1973
Editora Taller
Pags. 433 y 434

Un régimen, para poder mantenerse en el poder, debe representar algún sector de la sociedad.
Un gobierno no puede existir en el aire, no puede ser ajeno a los intereses y anhelos de las clases y capas sociales que forman una estructura social determinada.

Es tan así, que los marxistas-contrario a los anarquistas-consideran que el único camino para la desaparición del Estado, de la autoridad política, consiste en la desaparición de las clases sociales.
Si normalmente un gobierno debe ser el representante de un sector de la sociedad, en tiempos de crisis, en momentos decisivos en que se juega el destino de una nación, generalmente viene a ser vocero de agrupaciones de fuerzas.

Así el nuevo gobierno del doctor Balaguer, lo dijimos anteriormente, representaba los intereses del bloque opuesto a los ideales de la insurrección constitucionalista de 1965.
Sólo la representación de esas fuerzas podía permitirle obtener el poder en esa fecha; sólo el abandono, aunque fuere temporal, de los principios que llevaron a los balagueristas a conspirar contra el Triunvirato, le garantizaba a Balaguer la llegada al poder; sólo la colocación en un segundo plano de los conspiradores balagueristas le facilitaba la permanencia en el poder.
En ese sentido es muy sintomático que hombres como el doctor Marino Vinicio Castillo- como me confesó en una entrevista que le hice para la revista ¡Ahora!-se hayan aislado del doctor Balaguer “hasta el 27 de febrero de 1972, porque a pesar del cariño y la lealtad que le tenía al presidente, el primer período- en el que es justo admitir se realizaron importantes obras- yo no había notado la dimensión del Balaguer que conocí y traté en el otoño de 1961. A mi modo de ver, ese Balaguer surgió con el Programa Agrario”.

Es la misma conclusión, aunque parezca contradictorio, que saca el profesor Juan Bosch de esos acontecimientos, cuando afirma que el 27 de febrero de 1972 Balaguer rompió definitivamente con su base política.

¿Cuál base política? nos preguntamos nosotros. Naturalmente, tenía que ser aquella que lo acompañó desde el fin del conflicto armado de 1965 y cuyos intereses-correspondientes a la extrema derecha nacional-había venido representando.

“...esos grupos, que estuvieron hasta hace mes y medio apoyando al Dr. Balaguer, están rompiendo con él, y que no se han lanzado a una lucha abierta contra el Dr. Balaguer porque todavía no han hallado al hombre a quien podrían convertir en el sustituto del Dr. Balaguer”, explica el líder del Buey del 18 de abril del año pasado.

Pues bien, ayer decíamos que el doctor Balaguer, tenía ante esas fuerzas representantes de la oscuridad, representantes del terror que entre otros llevó a la muerte al periodista García Castro, tres opciones: reprimirlas, hacerse el indiferente o participar en sus planes.
Señalamos que si quería mantenerse en el poder tenía que decidirse entre las dos últimas, y que a nuestro juicio, la había hecho por la segunda.

¿Por qué lo hizo?
Seguir la primera opción en esos momentos hubiera sido, desde su punto de vista un absurdo. Le hubiera costado el poder. Se hubiera quedado sin base política en un momento en que carecía de fuerzas propias.

Actuar como Trujillo, dirigir el terror, era innecesario. ¿Qué podría ganar él con eso? Además, se ataba las manos para cualquier acción futura.

Sólo la segunda le garantizaba la permanencia en el poder y le dejaba abierto el camino del futuro. Por eso la escogió.

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