Por_ José Enrique Méndez
Envuelta por el espíritu tejedor oculto que busca el monte
Adriana amanecida
Narra en su poema
Su obscura pasión de enredaderas
de Guajacas
Explora su entrega en el abrazo
y sus versos son de amor y lacerias
Víctima de un conjunto herbario
se entrega al goce de arbusto mágico que le cubre
con piel vegetal viril
que le da vida hasta alcanzar un clímax de gloria
estremecida.
GUAJACA
Adrianina Caamaño
Estas, en todas partes
en la espesura de una especie
llegas sin consentimiento
tomando de sus deleites
Estás ahí cobijada, adornada
como una simbiosis, impuesta
te presentas sutilmente, con delicada presencia
Cuelgas tus liaras, te mira el viento y te acepta
te adhiere fuertemente a mi cuerpo
lentamente, te trepa
fundiéndote, como el espíritu y el alma
mi cuello era tu posada y tus brazos me enredaban
Fragilidad!!!!!
te deje entrar
creyendo en tus promesas
que en tu propiedad, encontraría el bálsamo a mis
dolencias
Mi frondosidad y bondad, quedaron ocultas
en tú preeminencia, con razón,
estabas en mi alcoba, para alcanzar la gloria
AUTOR. ADRIANINA CAAMAÑO.
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