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miércoles, 8 de febrero de 2012

REFLEXIONES SOBRE “REVELACIONES” EL LIBRO DE CARL VALENZUELA Y GINA



Sobieski De León Lazala

A: Gina y Carl, con respeto


Todo libro que asome a la luz desde las tinieblas de la ineditez, ha de ser bienvenido, sobre todo si aparece en una ciudad como San Juan de la Maguana donde la indiferen cia  –casi desprecio- mantiene a los creadores de textos literarios en el más vil de los anonimatos y desamparos. Asumirse escritor y querer publicar una obra es entrar en el reino vergonzante de los pedigüeños. Nada más execrable para los vendedores de imágenes y autodenominados dirigentes de una sociedad que debía ser más justa y propagadora de valores e ideas.

“Revelaciones”, es el último libro aparecido en nuestra ciudad, bajo la doble autoría de Carl Valenzuela y Gina Farías, sanjuaneros.

La obra es “clara como una lámpara; simple como un anillo”. Es un pequeño texto de ochenta y ocho páginas con un tamaño de 9 x 16 centímetros a doble espacio, trece páginas dedicadas a diagramas y fotos y un prólogo de cuatro páginas escrito por Salvinia Caminero. Diríamos que es una tesis o  propuesta metafísica hecha en formato de libro. Aunque lo firman dos autores –suponemos que puestos de acuerdo entre sí-, la obra está escrita en primera persona. Al leerla, se siente tan sólo el aliento de uno.
Múltiples expresiones prueban desde su inicio lo dicho anteriormente: “…Se repetía de nuevo. Por tercera vez en una semana sucedía lo mismo. Me veía pulsando el timbre de una puerta extraña…de un sector de Brooklyn nunca antes fre cuentado por mí…”(El Encuentro, pág.15)

Luego, quien narra, se repite en primera persona del singular: “…ante mí se desgarraba el velo de una historia sin tiempo…coqueteando y danzando un extraño baile subyugante y sensual, arrastrándome hacia el fondo de un torbellino sin fin…” (pág.53) “…Anacaona me miró en silencio…” (idem) “…la voz grave y gutural de Caonabó, cortó mis descabellados pensamientos; me dijo: -Hijo mío, te hemos enviado…” (pág.45) “…un nudo se hizo en mi garganta y sentía (yo) un dolor desgarrante en mi pecho…” (pág.44). “…Es cierto, estaba en mi casa y esos extraordinarios seres que tenía (yo) en el
frente eran los padres que me acogieron en ese entonces y me protegieron como a un hijo de sus entrañas…” (idem)

“Revelaciones”, es un libro metafísico. Lo reconocen sus autores. Por tanto, es un libro polémico. ¿Por qué polémico? porque cuando se escribe se vende un producto llamado ideas, pensamientos, vale decir, ideología.

Cuando en la Universidad Apec el escritor sanjuanero Guillermo Piña-Contreras convocó a la intelectualidad de Santo Domingo para discutir el tema “Los Intelectuales y el Poder” (José Rafael Lantigua, Odalís Pérez, Manuel Nuñez, Antinoe Fiallo, Mukien Sang Beng, Angela Hernández, el mismo Piña-Contreras, y otros tantos destacados intelectuales), lo que allí escuchamos fue la más variada cantidad de opiniones, cada quien apertrechado desde su particular interés. Odalís Pérez, fue el ave solitaria que defendió a rajatablas que el intelectual no debía adocenarse al poder, que no debía venderse al gobierno de turno. Los libros no son entonces simplemente libros sino vehículos de discusión teórica y debate.“Revelaciones”, es un libro de éstos. Digo que es sencillo. Tan sencillo que un lector “fiebrudo” lo leería en un hora de un tirón. Yo lo leí con más calma, mucho más lento, con un lapicero y una hoja de maquinilla en blanco a mi lado. Cada frase del libro no me dejaba avanzar. Me obligaba a tomar apuntes.

La historia esta bien contada, bien planeada, con la integración del Corral de los Indios, que los autores llaman unilateralmente (no sabemos basado en qué) “mal llamado Corral de los Indios”. Intentan establecer como válido un nuevo nombre: Plaza Ceremonial Indígena, que hace ya cierto tiempo algunos intelectuales sanjuaneros de modo “afectivo” y “sentimental” propalan: No estamos de acuerdo con esta aseveración del libro. ¿Y la otra?¿la de Vallejuelo?¿No es también Plaza Ceremonial Indígena...de Vallejuelo? ¿Y la de Chacuey, no es acaso también Plaza Ceremonial Indígena?

La primera –la mayor-, sería Plaza Ceremonial Indígena…de Juan de Herrera, cuyo nombre propio, histórico, es Corral de los Indios, puesto por los lugareños o pobladores del lugar y no por los españoles de modo “despectivo” como sus propaladores creen errónea y sentimentalmente. La crónica escrita por Sinecio Ramírez Suazo a este respecto la cual compartimos, es además de didáctica, contundente. De modo que creemos que ya no es posible a estas alturas cambiar ese nombre. Recordemos aquello de “Hospital Angelita” y “Hospital Dr. Robert Read Cabral”. ¿Cómo nombra el pueblo a ese hospital de niños de Santo Domingo a pesar de un decreto presidencial que anula el original?

Tomemos un ejemplo del mismísimo libro:

“Al llegar al centro del Corral de los Indios, Andrés resbaló y en vez de caer al suelo se dio cuenta que flotaba…” Y otro ejemplo más que le salió del sub-conciente: “…Aún estábamos en la cueva cuando me pareció ver en la distancia a Caonabó y Javier haciendo extraños ritos en determinados puntos del Corral…”

He dicho que esta pequeña obra se presta a mucha polémica. Podríamos caracterizarla como una propuesta metafísica basada en la creencia de “revelaciones” mediante sueños, en donde éstos no son tales sino una “supra-realidad” (¡otra “realidad” por encima de nuestra propia realidad!), lo cual es “pura metafísica”, un enunciado falso incapaz de ser demostrado. Para un creyente, este enunciado es más que sencillo y lo resuelve en un segundo por un acto de “fe”, que conforme a uno de los doctores de la Iglesia (Santo Tomás), la define como “creer en lo que no se ve”. Y punto. Así, el problema es muy fácil de resolver. Pero ello no quiere decir que esté resuelto. Si los “sueños” son una “supra-realidad” (y las “revelaciones” no son más que “sueños”), entonces es fácil entender que podamos hablar con ángeles, con “maestros ascendidos”, con espíritus y con una “zarza ardiente”. Pura ilusión de nuestra mente, es decir, de nuestro cerebro, el órgano dirigente del cuerpo humano dicho hace 2,500 años por el griego Alcmeón de Crotona, primer autor de un libro de Anatomía y Disección.

Partiendo de un sueño -tres veces repetido-, Andrés, el protagonista, va a vivir con Javier (un “maestro ascendido”, una especie de “ángel todopoderoso”) una serie de experiencias absurdas e ilógicas para él (igual que para el lector), pero que al final quedará convencido (no así el lector) de su “realidad”. Por obra y gracia de Javier, todo se le hará posible co mo en un acto de magia. Abordarán un avión en New York, sin tener dinero, con destino a Santo Domingo, y desde allí viajarán a San Juan de la Maguana, pernoctando ambos –sin dinero-, en el Hotel Maguana de esta ciudad. Al día siguiente partirán para el Corral de los Indios y las cuevas de Seboruco. donde encontrarán una serie de petroglifos en las cuevas que permitirán explicar el plan divino para los hombres. ¿Qué diferencia en esencia existe entre esto y lo que explicó Liborio Mateo –El Maestro-, es su época histórica? ¡Ninguna!. ¿Por qué no se le creyó a Liborio Mateo cuando estuvo desaparecido, que viajó al cielo montado en un caballo alado guiado por el arcángel Gabriel (este arcángel se parece a “Javier”), y que estando en el cielo habló con Dios? ¿Que le dijo: “Regresa a la tierra a predicar y hacer el bien”. ¿Por qué lo de Moisés y la zarza ardiendo es verdad, una supra-verdad y lo de Liborio no? ¿Por qué lo del ángel y el embarazo de María es verdad, y lo de Liborio no lo es? Por qué alguien de la “divinidad” puede hablar con el José de María, y no con el
Liborio de la Maguana? ¿Por qué un “espíritu” puede embarazar a una mujer, y otro “espíritu” no puede levantar a una mujer inválida al conjuro de un buche de ron y las palabras: “salga el mal y entre el bien”?

La metafísica no puede ser selectiva para unos casos, y para otros no. ¿No quedamos en que era una “ciencia”?¿No es así como la definen sus defensores?

Sobre una historia de petroglifos los autores de “Revelaciones” insertarán una cosmogonía hindú de reencarnaciones para “purificar” el alma de los pecadores, pondrán un poco de la cosmovisión de la diosa Gaia, visión teórica de la tierra como “un organismo vivo” compuesto de un 80% de nitrógeno y un 20% de oxígeno; extenderán la teoría de Gaia a una novedo sa “teoría del alma”, en donde ésta aparece compuesta de un 80% de Osvav y un 20% de Et-yn (pág. 57)
El dato de los petroglifos de las cuevas de Seboruco es irreal, ya que en dichas cuevas no existe un solo petroglifo. De haber sido así, la antropóloga Glennis Tavárez Maria, sub-directora de Museo del Hombre Dominicano, estuviera de pláceme, ya que desde hace tiempo, busca petroglifos en cuevas dominicanas, y en particular en San Juan de la Maguana, una zona que ha trabajado mucho.

Anacaona, Caonabo, los behiques taínos, y otros espíritus de nuestros ancestros, hablarán de destrucción y miseria para su pueblo “si no se arrepienten de sus pecados”. Anuncian un nuevo apocalipsis como si la exterminación bajo la misma prédica en el siglo XVI por los exterminadores cristianos, no hubiera sido suficiente. En este sentido la obra es regresionista, españolizante y predicadora del terror y la destrucción, en otras palabras asistimos a la re-encarnación de una etapa histórica ya superada.

La obra recuerda a Brian Weiss, psiquiatra regresionista norteamericano y escritor, autor de las obras metafísicas: Vida Después de la Vida, Muchos Sabios, Muchas Vidas, y Lazos de Amor. Las experiencias de este psiquiatra usando el método de “regresiones” a etapas o vidas anteriores de sus pacientes, lo llevó a la conclusión de que se trataba de pruebas de re-encarnaciones de vidas pasadas y comunicaciones con “maestros ascendidos” o “espíritus”
Dicha filosofía de origen hindú ha despertado un gran interés en muchos inmigrantes de los Estados Unidos de Norteamérica en las últimas décadas. Si recordamos que “Revelaciones” comienza tocando el timbre de una puerta extraña de un sector de Brooklyn, y que uno de sus autores (Carl) vive en New York, es comprensible la similitud de sus obras, tanto en la forma como en la esencia, con el metafísico Brian Weiss. (Continuará)


REFLEXIONES SOBRE “REVELACIONES”
EL LIBRO DE CARL Y GINA
II PARTE

Sobieski De León Lazala


Si los autores se preguntan con honestidad qué deparará el porvenir a nuestro país Quisqueya y a sus habitantes y ellos mismos responden que “las interpretaciones de los grandes misterios de los petroglifos cuidadosamente revelados en su obra”, entonces estamos en presencia de una obra de ciencia-ficción
por no decir cargada de ingenuidad, algo así como el poder mágico-simbólico de la mente de los niños. El lector debe estar advertido en este sentido. ¿Quién en un momento dado de su vida no ha querido volver a ser niño, agobiado de tantos problemas de adulto? Incluso sabemos por experiencia humana que si existe una criatura perversa en la naturaleza, en la vida de los animales, esa cria tura es el Hombre (desde luego que incluida la hermosa, atractiva y a veces frá gil, mujer).

La obra Revelaciones es de lectura fácil; la narración es fluida, bien estructura da; se sabe narrar lo que se cuenta; el lenguaje en sentido general es sencillo, intelegible, claro, diáfano, con algunos diálogos cortos y precisos que rompen cualquier amago de monotonía y que en ningún momento asoma el aburrimiento.

Sin embargo la característica fundamental de este texto es el choque constante entre realidad y ficción, entre lo creíble y lo increíble. Los mismos autores sin saberlo lo confiesan. Hay cosas que parecen “locura” dicen, como “sentarse en el aire” (página 42). En esta misma página y en la siguiente se logra captar “el espíritu mágico del Corral de los Indios, mismo espíritu que propalan los niños del lugar y los hombres y mujeres que habitan sus alrededores, todos ellos sin lu gar a dudas, descendientes históricos de nuestros antepasados indígenas.

En Revelaciones hay entonces una contradicción constante entre realidad e irrealidad, vale decir entre lo dialéctico y creíble, lo metafísico y fantástico, con predominio de esto último. Aparecen fotos reales con montajes de figuras irreales; figuras fantasmagóricas que remedan alienígenas contemplando el panorama nacional en un Pico Duarte diagramado e irreal. En resumen presentan esas dos categorías filosóficas que intentan explicar a la naturaleza y al Hombre.

A veces los autores no saben qué explicación lógica darle a algo que cuentan: “…pude ver como resbalaban dos transparentes lágrimas que se convirtieron en diamantes al golpear la árida tierra que se cuarteaba por doquier…” (pág.44) O como cuando asombran al lector con un acto de levitación en el mismo centro del Corral de los Indios: “…no bien llegamos al centro del descuidado terreno cuando resbalé; manoseé el aire tratando de agarrarme de algo pero estaba visto que mi caída sería aparatosa e inevitable. Pero no caí al duro, seco y polvoriento terreno; en vez de eso comencé a elevarme…”(pág.35).

Como propuesta filosófica idealista que es, divide el mundo en dos: Un pequeño grupo de privilegiados, elegidos o predestinados, y el resto de la humanidad, esa que “no quiere arrepentirse de sus pecados”, caldo de cultivo de la perdición eterna. La obra con su “prédica” intenta atraernos al mundo de “los elegidos”.
Ya desde la misma dedicatoria hay una frase sugestiva que no debemos pasar desapercibida: “…a nuestros antepasados, por escogernos para esta delicada tarea…”
Desde el inicio pues, se nos introduce en lo misterioso y sagrado de la vida. Lo sagrado (vale decir la divinidad) siempre fue guardado en los templos como misterio sólo asequible al sumo sacerdote, al intemediario entre los Dioses y los hombres. Siempre hubo muchos Dioses hasta que el mismo hombre lo redujo a uno. El fuego por ejemplo fue “sagrado” y como tal, colocado lejos del alcance de los hombres que no tenían el privilegio de poseerlo. Cuando Prometeo se roba el fuego sagrado para darlo a “los hombres”, paga bien caro su osadía. Los depositarios del fuego sagrado, las autoridades que detentan el “poder” temporal, lo lo atan a una roca y lo exponen a los buitres y otras aves de rapiña para que le devoren las entrañas. Esta fue una gran lección para el resto de los humanos, sólo
que ella reprodujo entonces muchos Prometeo.

Esta “idea” de elegidos y predestinados hace tiempo ha venido echando raíces en muchos dirigentes entre ellos “los políticos dominicanos”. Algunos se creen “elegidos” y más inteligentes que los demás, que sin ellos “se hundiría el país”; son representantes de la misma filosofía idealista y falsa. Su discurso como el discurso del Caonabó de los autores, no es otro que el de la prédica del miedo, el apocalipsis y la hecatombe como método de asegurar su permanencia en el poder. Desde luego que ése, no es nuestro Caonabo histórico.

No deja de ser coincidencialmente interesante, una advertencia de los autores de este nuevo libro sanjuanero: “Si el Hombre –dicen en la página 54-56- se crece y se siente superior a sus semejantes por su poder, pierde la perspectiva, se equivoca de camino y en vez de seguir ascendiendo empieza a  descender tomando el camino del abismo”. ¡Diablo! parece una profesía próxima a cumplirse el 16 de Mayo del 2008.

¿Qué es lo que en realidad intentan decirnos los autores de Revelaciones? Nos parece que tratan de mostrarnos un “manual semiótico” de espiritualidad. Pretenden hacernos ver “…simbiosis de lo espiritual, realismo y un sentido que han dado en llamar sub-real…”(pág.5), y presentarnos “…sueños expresados como realidades tangibles…”(pág.6).

Esta ficción de hacer levitar a Andrés en el centro del Corral de los Indios, re afirma la creencia que todo el mundo tiene aunque desde diferentes puntos de vista: Que el Corral de los Indios tiene una gran fuerza magnética desde donde se puede incluso observar el universo; una fuerza espiritual, un misterio, donde permanentemente concurren espíritus como los de Anacaona y Caonabo en una demostración de “mediumnidad” con nuestros antepasados cuyos descendientes directos son nuestros campesinos de hoy.. Baste mencionar que en una de las orillas del Corral, está omnipresente “Amantina”, una servidora de misterio en cuyo altar Anacaona y Liborio no faltan, jugando un papel prominente.

En la página 56 se intenta desarrollar una teoría de la re-encarnación, una tesis platónica de la separación entre el cuerpo (materia) y el alma (espíritu).

Hace ya más de 2,300 años, Platón (427-347 a.n.e.), filósofo griego padre del Idealismo Filosófico, creó con su cerebro esta dualidad. Creó lo que él denominó “pneuma” (o “espíritu”). Contrario a Alcmeón de Crotona (500 a.n.e.) primer autor de un libro de Anatomía y primero en disecar cadáveres de animales, sostenedor de que “el cerebro era el órgano dirigente del organismo humano”, Platón
aseveraba que los órganos dirigentes eran tres: Corazón, Hígado y Cerebro. En cada uno de ellos hacía “residir” un “pneuma” o “espíritu”, que era lo que daba vida -según Platón- al cuerpo.. Enseñaba que el organismo era la unión de una parte material (el cuerpo) y otra espiritual (“pneuma, espíritu o alma, que nunca moría).
Su mejor discípulo, Aristóteles (384-322 a.n.e.) considerado el más grande y genial filósofo de todos los tiempos, lo contradijo. Aunque era dualista como su maestro, a diferencia de éste, sostenía que “cuando el cuerpo moría lo hacía también el espíritu”.

Después, hasta nuestros días, no ha habido más que repetición, sobre todo de las religiones. De modo que el concepto de cuerpo y espíritu (alma) de la Iglesia Católica no es más que una copia al carbón de Platón y Aristóteles, tomando de éste último sólo lo que convenía a su prédica ya que poseía una teoría contundente en contra de la religión y fue lo que dejó como una sentencia o axioma: “Omne
animale ex animali” (“Todo animal, procede de animal”), siendo el padre de la Embriología y de la Anatomía Comparada. Para Aristóteles, todo animal –y el Hombre lo era-, procedía de huevo. El Hombre, después lo supimos, no era más que el resultado de la unión de un espermatozoide y un óvulo que formaban un huevo fecundado o cigoto. La hipótesis de Adán y Eva de la religión, se vino abajo. En este tipo de razonamiento (dialéctico) consistía el materialismo de Aristóteles.
En la obra que comentamos se sostiene que “…el alma y el aire tienen una estructura parecida…” (pág.57). Esto no es más que repetición de algo que dijo Platón hace ya miles de años. No ha de extrañarnos ya que Platón hemos dicho, es el padre del Idealismo, o lo que es lo mismo de la Metafísica o “ciencia” que estudia a Dios (Teología) y al “Ser” (Ontología).

La palabra griega “pneuma”, significa “aire”. De ese vocablo proviene la palabra española “neumático” que la contiene íntegra. ¿Qué es un neumático sino un tubo de goma lleno de aire que junto con la llanta de caucho forman la rueda de un vehículo?


III PARTE


Neumático entonces es algo (materia) con aire, así como para Platón el organismo humano no era más que algo (materia) con aire (pneuma o espíritu).

Para los autores de Revelaciones “…el aire y el alma tienen una estructura parecida. El aire está compuesto aproximadamente de un 80% de nitrógeno y un 20% de oxígeno. El alma está compuesta de un 80% de Osvav y un 20% de Et-yn…” (pág.57). Conocemos por otra parte, de personas que han intentado “pesar”el alma.

La primera parte del pensamiento anterior no es más que parte de la teoría de “Gaia”, que presenta el planeta tierra y todo lo que en ella existe como un “organismo vivo”. Ella existe porque la proporción de nitrógeno y oxígeno (80% y 20%) era la necesaria para su existencia; bastaba con una insignificante cantidad de un 1% en la variación de uno de esos gases (O2), para que se produjese un gran incendio que hubiera consumido todo lo creado.
Recordamos en este sentido que la Ciencia ha recogido –al menos en los Estados Unidos de Norteamérica- unos seis casos los que ha dado en llamar “autocombustión”. Mediante ésta, una persona viva sin haberse quemado ni estar cercana a ninguna llama (sentado por ejemplo en su habitación leyen-
do), se ha consumido espontáneamente quedando tan sólo sus cenizas en la silla donde se encontraba. Fenómeno misterioso para el cual no tiene aún una explicación lógica. En ese mismo fenómeno se basa la teoría de “Gaia”, cuyo nombre se refiere a una diosa antigua.

La segunda parte de su postulado “…el alma está compuesta de un 80% de Oslav y de un 20% de Et-yn…”) no es más que un invento, una ficción, un simple juego de palabras, un pre-juicio metafísico, una ilusión. Porque la Metafísica es eso: Ilusión. Un invento. Una pseudo-ciencia que se crea juicios previos de los cuales parte para luego intentar demostrar lo que nunca podrá demostrar; por eso la dialéctica como verdadera ciencia le lleva muchos cuerpos de ventaja en la carrera de explicar la Naturaleza y al Hombre.

La dialéctica parte de la tesis: “Todo lo que existe es Materia”. Como sabemos, la característica fundamental de la Materia es el Movimiento, luego el Movimiento es Cambio, o lo que es lo mismo, Función de la Materia. Todo lo existente está en continuo, en constante, en eterno movimiento. Forma
y Función están unidos, constituyen una “unidad” dialéctica. Ninguna de estas categorías existen por separado. Nada existe en la Naturaleza que sea estático, inamovible. Todo se mueve. Todo cambia. Heráclito, padre de la dialéctica, anterior a Platón, lo dijo ya desde la antigüedad: “Todo fluye”. “Nadie
se baña dos veces en el mismo río”. Uno es, y no es. Uno existe en el cambio, en la constante transformación. Un libro “sagrado” lo reconoce en esta expresión: “Polvo eres, y en polvo te convertirás”.

¿Cuál químico determinó la “composición” del alma en osvav y et-yn?
¿Qué es osvav, y qué et-yn? Sencillo: Un invento. Un juicio previo. Como decir: ¡Hágase la luz!, y la luz queda hecha. Como decir: ¡Hágase Osvav! Y también Osvav, queda hecho. En eso consiste la Metafísica. En emitir juicios en esa línea de pensamiento, que sus seguidores llaman “Ciencia”, pe-
ro que los verdaderos científicos llaman Pseudo-Ciencia, ya que no puede demostrar nada (es decir, algo) mediante la experimentación y la repetición universal de lo experimentado.

Los autores dicen que “…el destino del alma es seguir avanzando hasta la presencia del Supremo…” (pág.58). Y agregan: “…el camino de regreso al Padre está sembrado de dificultades, no es fácil llegar al Supremo si se ve desde la perspectiva del pecado…”
Esta idea de una “Racionalidad Superior” (el Supremo), hacia la cual se dirige el Ser Humano, el Hombre, es de Aristóteles, y en eso consiste la parte de la Filosofía llamada Teleología (del griego “telos”, que quiere decir, finalidad). Es Aristóteles quien crea la teoría de la Finalidad del Ser.
Y el “Vitalismo”, o concepto del “hálito vital”, del “hálito de vida” que reside en cada una de las partes del organismo o cuerpo humano.

“El infierno no es lo que hasta ahora nos ha sido enseñado; para entender el infierno, tienes que conocer la naturaleza del espíritu, del hálito de vida” (pág.57).

Si observamos lo que plantea el libro Revelaciones, veremos que en más de dos mil años de Historia no ha habido ni siquiera modificación de los términos de los antiguos filósofos. En definitiva el Pensamiento no se modifica tan fácil como relativamente fácil la tecnología modifica a la Materia misma.
“Los sueños son revelaciones” y “las revelaciones sueños”. En esto consiste la base ideológica del libro. También en eso se basa la religión católica y la cristiana en general. Lo que sabemos de Dios y del Ser, es decir de la Divinidad, entra por esa vía en nosotros, pobres mortales. Eso enseña además la Metafísica. El conocimiento nos viene del Creador, del Supremo, por medio de las “revelaciones”. Sólo una élite, un grupo de privilegiados, de elegidos, tienen el privilegio de hablar con Dios.

Adán (un Hombre, una Materia) se queja de su soledad en el Paraíso Terrenal y habla con Dios (un espíritu, una anti-Materia). Moisés, un elegido, un profeta, habla con Dios en el desierto (entonces tenía Dios forma de “zarza ardiente”; dice un rabino judío contemporáneo, que “Dios no tiene “forma”).
¿Cómo habla una bola de fuego con un hombre? ¿Cómo nos explica la Metafísica este problema? Todos los miserables de la tierra se quejan de su situación, están siendo inmisericordemente explotado por sus iguales, por sus semejantes que se sienten superiores a ellos y desearían hablar con Dios, expo-
nerle sus quejas. ¿Quién los ayuda a comunicarse con El?¿Quién se apiada de ellos?¿Quién destruye y hecha del paraíso terrenal a los diabólicos, a los satánicos explotadores y a los gobernantes desalmados y ambiciosos que los exprimen y se quedan con toda su riqueza, con su “hálito vital”? ¿Qué respuesta tiene la Metafísica para este problema fundamental de la Humanidad?

Un ángel habla con un carpintero llamado José, marido de una mujer llamada María. Su mujer está embarazada y él tiene duda de su paternidad ya que no ha ayuntado con ella antes de ese embarazo. ¿Cómo habla un ángel (un espíritu) con un hombre (que es pura materia) lleno de dudas para convencerlo? “Lo que ocurre en María, es obra del Espíritu Santo”, le dice. ¿Cómo embaraza un espíritu a una mujer virgen? (Hay noticias en nuestros días de “muertos” que se acuestan con mujeres y las poseen; las mismas mujeres han sido testigas de eso).

La Ciencia, la dialéctica, explica un embarazo de la siguiente forma: “El hombre deposita su semen (simiente, semilla) en la semilla de la mujer, y se forma una semilla fecundada, un huevo fecundado. “Omne animale exanimali”. “Todo animal procede de huevo” (Aristóteles) ¿Cómo lo explica la Metafísica?

Liborio Mateo, un campesino pobre y analfabeto desaparece; va al cielo a hablar con Dios, montado en un caballo alado blanco guiado por el arcángel Miguel. Dios le dice: “Regresa a la tierra a curar y a hacer el bien a tus gentes”. Regresa, y empieza a hacer lo que le dijo Dios. Los sacerdotes católicos –representantes de Dios en la tierra- y la clase burguesa sanjuanera poseedora del “fuego sagrado del conocimiento”, les niegan ese derecho, les dicen que no es más que un alucinado. Un demente. Un Dios espúreo, barrigón y bebedor.

¿Cuál es la diferencia entre Adán (el del paraíso terrenal), Moisés (el del desierto), el ángel que habla con José el carpintero y le quita sus dudas, los ángeles, que bajo forma de “humanos” hablan con el Lot bíblico en Sodoma
y que al ser notados por los habitantes de aquella ciudad, le piden a Lot “sodomizarlos”, a lo cual se niega este hijo de Dios, ofreciéndole en cambio a sus hijas para que ayunten con ellas? ¿O los ángeles guardaespaldas de un querido amigo que decidió servirle con sus conocimientos y con su ciencia
al gobierno de turno y que sus enemigos intolerantes atentaron contra su vida disparando sobre él más de diez balas, y ninguna lo impactó porque “ sus ángeles de la guarda” desviaron los tiros”? ¿Cuál es la diferencia entre todos estos contacto con la divinidad de otros, que no es aceptada en Liborio Mateo?
¿Por qué cuando los “americanos”dispararon sobre Liborio y sus campesinos en la Hoya del Infierno en plena Cordillera Central, las balas no fueron convertidas en algodón como era el pacto con las legiones de ángeles?

¡Cuántas preguntas nos gustaría nos contestara la Metafísica!

Estos son los choques irreconciliables entre el Materialismo Dialéctico y el Idealismo o Metafísica.

Por último, a veces aparecen mensajes y prédicas terribles, fundamentalistas, terroríficas en el libro Revelaciones que recuerdan sectas religiosas como los Testigos de Jehová, quienes aseguran que “sólo ellos se salvarán del castigo divino”. Veamos este pasaje de la página 48: “…Junto al cacique estaban al-
gunos iniciados, únicos sobrevivientes de la infernal catástrofe que borrara todo indicio de vida en Quizqueya…” Y también: “los incrédulos caían de rodillas arrepentidos de su duro corazón; pero todos por igual perecían; temerosos y desesperados los hombres clamaban a Dios por ayuda, pero Dios no les Escuchaba…”
Hace poco mi amiga antropóloga Fátima Portorreal me confesó que ella no cree en el Dios cristiano; piensa que el Dios de los indios apaches es mejor pues acoje en su seno a todos por igual; no mete miedo ni castiga y da libre albedrío, pero lo que haga cada quien es asunto suyo y su premio o castigo está en sus propias acciones; al morir, su Dios los acoge a todos por igual.
Para cualquier humano –creyente o no-, predicar la existencia de un Dios al cual “los hombres clamaban ayuda pero Dios no les escuchaba” es algo más que cruel. Tenemos ejemplos, muchos ejemplos entre simples humanos o mortales mejor que este tipo de Dios. El amor de las madres (hablo de las madres
verdaderas) es infinitamente mejor que el “amor” de ese Dios testaferro y rencoroso, resabioso e irascible.. El amor de madre lo perdona todo. Absolutamente todo. No existe un pecado que no perdone una madre. Ni sacrificio que no asuma como propio siendo ajeno. Sobre la faz de la tierra no existe algo
que no sea capaz de perdonar el amor de una madre.

Sin embargo, Dios no es capaz de hacer algo igual, tan sólo porque alguien no cumplió con su voluntad dictatorial y egoísta. ¡Que sentimiento de megalomanía tiene Dios!!Que Yo más hipertrofiado!

En verdad, en verdad os digo que Dios es una hechura a imagen y semejanza del Hombre (•)

Pienso con honestidad que la cosmogonía taína, su lenguaje primitivo con el que comunicaron sus ideas, no coincide con el modelo personal y contemporáneo de los autores de Revelaciones, en donde vemos cosas como “reencarnaciones”, “almas pecadoras juzgadas”, “revelaciones que toman cada día más fuerza y que advierten qué pasará en el futuro”, “iniciados por ángeles terrenales”, “ángeles que vuelan la Isla”, “maestros ascendidos”, “lenguaje que antes de esta Era, sólo lo dominaban los escogidos”, “privilegiados que traspasan el umbral de este mundo”, “dimensiones”, “círculo de luz”, “gloria infinita”, “mares y horizontes desconocidos que sólo pueden ser percibidos con los ojos del alma”, en fin, de un mundo “ideal”, “prefabricado”, como tal vez sea el sueño de la humanidad, pero sin terrores ni miedos agregados, sin apocalipsis aplastante que nos quite la fuerza, el hálito de vida de actuar, donde reine sólo el amor entre los hombres. Amor de verdad. Amor grande. Amor que se
toque con las manos. Con el corazón y el cerebro. Dos de los tres órganos principales de Platón. ¡Que importa que la inteligencia se adelante si el corazón se queda!

(•) Nota: Posterior a escribir estos conceptos, escuché de boca de un rabino judío decir:”Dios no tiene forma; todas las formas como la gente percibe a Dios, no es más que un Dios creado a imagen y semejanza del Hombre”. El rabino pensaba que debía ser al revés, que el Hombre “fuera una creación a imagen y semejanza de Dios”. Cada vez cobra más fuerza la creencia de que Dios es una creación de la mente del Hombre. La antropología ha acumulado suficientes datos en este sentido.

(••) El autor es médico-cirujano y profesor de Anatomía Humana (UASD)

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