Buscar este blog

domingo, 26 de agosto de 2012

Semblanza de lluvia




Carmen Quidiello de Bosch

“Hermana lluvia….” Así la llamó el santo Asís. Todos los elementos se reconcilian en ella porque todos participan de ella: aire, agua, tierra….El fuego se rindió a sus encantos y se hizo humo al contacto de sus dedos livianos.

Oyéndola trastabillar y caer nos reconciliamos todos profundamente con nosotros mismos.
Parlera, habla el habla de todos los confines y parajes y la traduce al punto al prestigio cirílico de su propio dialecto. Con las raíces deletrea un extraño alfabeto cuyo oculto sentido confinarán luego al viento las flores de ciruelo y las resinas de pinos y abetos.
 En su infancia  -hace ya mucho tiempo- se hizo aprendiz de brujo y una vez comenzando su ritual no supo cómo ni cuándo acabar: desbordó todas las cuencas – también las del mar -; convirtió los confines en un todo continuo; ahogó los montes; confundió los caminos; y tras bisbisear , gorjear, canturrear con voz cándida (al principio), tomó prestada la voz del trueno e hizo con é un dúo de cuarenta días y cuarenta noches hasta que en el monte Ararat dio perdón  a lo alto y le fue enviada la paloma de la paz al bueno de Noé para que contara el cuento.
Desde entonces se hizo humilde y en cualquier ensayo general de s “su puesta en escena” lo mismo hace de prima donna que de apuntadora que de “extra”.

No obstante, puede ser temperamental y hasta terca, aunque en el fondo es de índole noble y siempre es fiel a si misma. Pero si se decide a dramatizar al máximo su presencia por aquejarla, de súbito, ramalazos de nostalgias relampagueantes, entonces hay que clamar al cielo porque puede volver a ocurrir cualquier cosa, si bien, por fortuna, las más de las veces ella suele contentarse con un simple bit. Así   y todo, y puesto que aquí se habla de esa protagonista universal, hay que admitir que sus actuaciones dependerán mucho del programa en cartel de cada temporada (se aconseja, a pesar de ello, no fiarse demasiado).
En cualquier caso sostengo que la conocí hace mucho (¿sería tal vez como nodriza), y aunque no guardo memoria de la fecha –edipos más o menos a mi cuenta- siento que desde entonces algo en mi corazón- a su solo contacto, en su presencia – se diluye en su abrazo como criatura prohijada por ella porque a ambas nos une la más autentica filiación viajera.
La de todos – de raíces fluidas y secretas…Y siento, para decirlo de algún modo, que reconozco en ella mi infancia vegetal  -  




¡Ahora! No. 979 26 de agosto 1982

No hay comentarios: