Roberto Rosado Fernández, Uasd San Juan de la Maguana
El solo hecho de leer los apuntes de Rosa Duarte, José M. Serra, José
Gabriel García, Emiliano Tejera, Fernando A. Meriño y Federico Henríquez y Carvajal
da una idea, en crónica, del valor histórico de la figura del fundador de la
Republica, General Juan Pablo Duarte.
Otros cronistas como Alejandro Bonilla, Félix María Ruiz, Juan,
Nepomuceno Ravelo, Gaspar Hernández, Juchereau de Saint-Denis, Félix María del
Monte, Manuel Rodríguez Objio, Thomas Madiou, Carlos Nouel,
Mariano A. Cestero, y Manuel de Jesús Galván. Han hablado al respecto.
Desde el punto de vista histórico se destacan García Lluberes, Rodríguez
Demorizi, Alfau Duran y Coiscou Henríquez quienes han utilizado las crónicas
como fuentes de gran valor.
Otros investigadores han enfocado a Duarte por su valor e
inteligencia, el amor a la patria, el estudio, el amor a la familia, la
diligencia, la valentía, los dotes de líder, el tacto político, los dotes
prácticos, su nacionalismo, su modestia y, sobre todo, su HONESTIDAD.
Se destaca aquellos MIL PESOS que recibió en marzo del año 1844
para “trasladarse a la línea de fuego, al mando de una división, y la Hacienda
Pública le entrego la suma de 1000 pesos fuerte para los gastos de la
campaña”.
Se resalta que a Duarte no se le puso condición alguna para
el manejo de esta suma, ni se le exigió la obligación de rendir cuenta de sus
gastos de guerra. Eso le garantizaba tomar algún sobrante para beneficio
propio, asignarse sueldo o alguna compensación pero no lo hizo aun sabiendo que
no le pedirían cuentas.
A su regreso, por intrigas del ala conservadora, devolvió al TESORO
PÚBLICO, el 12 de abril de 1844 más de la cuatro quinta partes de los mil pesos
fuertes entregados, acompañados de una “clara, correcta y escrupulosa
justificación de los pocos gastos hechos”.
“Duarte devolvió la partida de 827 pesos, detallando las partidas
en las que se había gastado el resto de la suma asignada”. Este ejemplo de
honestidad, y pulcritud es el que hay que imitar. Ese comportamiento ético y
moral que exhibió el patricio es el que urge emular. Es ese comportamiento que
la sociedad de hoy debe recordar, promover en las escuelas y en todos los
medios posibles para que más gentes lo asimilen y comiencen a
practicarlo.
Estos valores que la sociedad de hoy ha pisoteado desde las propias
instancias del estado, creando un contrasentido donde el
dinero lo permea todo y quien dirige se considera dueño hasta de las leyes por
las que debe regirse y mucho menos se siente obligado a
rendir cuentas de sus acciones. Esos valores hay que recobrarlos y para ello es
necesaria la unidad monolítica de todas las instituciones que conforman el
estado, los poderes establecidos en la constitución y el funcionamiento de
estos como garantes de que la Republica pueda orgullosamente exhibir su
condición de libre ,soberana e independiente de toda potencia extranjera ,eje
del ideal de nuestro padre fundador.
Para esta aspiración solo tienen que funcionar las leyes que nos hemos
dado, someter a todo aquel que la violente sin distinción de credo ni de poder
económico, para que no reclamemos cada febrero la honestidad que Duarte
proclamo y demostró posible, así como el castigo severo a quienes osen
violentarla.
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