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miércoles, 1 de abril de 2009

La Señorita Victoria” (Cuento) de Cassandro Fortuna




En “la Señorita Victoria” (Cuento), Cassandro Fortuna nos da muestra del extraordinario dominio que posee en el manejo y construcción del cuento breve fantástico.

La señorita Victoria evoca, juega con la incertidumbre de un hombre, que narra una extraña relación con una mujer cuya identidad es un enigma.

Cassandro maneja con habilidad la técnica sugerida de Cortázar el cual ofrece “claves para narrar el cuento a partir del contraste entre lo real cotidiano y otra “realidad” maravillosa utilizando la destrucción de la lógica, la ambigüedad y otros recursos”.

La señorita Victoria es el doble desconocido, la otra parte de una personalidad, que subyace reflexionando sobre la vida, dando continuidad del pensamiento del otro.

Este trabajo ha recibido dos galardones. En 1991 ganó el primer lugar en el género cuento en un concurso organizado por el ayuntamiento de San Juan de la Maguana. En 2001 ganó un lugar en el concurso internacional convocado por la editora de Internet El Salvaje Refinado para su división Alfred Hitchook.
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LA SEÑORITA VICTORIA


No me gustan las cosas tontas ni triviales (tampoco perder mi tiempo miserablemente en placeres mundanos), pero la sonrisa de Victoria, aunque tenía un destacado matiz superficial de los que no me gustan, me impresionó de un modo tan subyacente, que sin poder evitarlo estuve tres días reflexionando sobre su vida, pese a lo poco que sabía de ella.

Por nada del mundo pude olvidar ese rostro joven y alegre. Tan joven y alegre como el rostro de cualquier persona que ha aprendido a vivir.

No me enamoré de Victoria. Quiero aclarar eso. No soy como todos. Ni siquiera me gusta. Peor aun su sonrisa me llenaba el corazón de pesar. Hay gentes así, según parece, y yo me había encontrado con una de ellas.

La conocí hace tres días solamente. Ella no obstante, no me conoce en lo absoluto 8tampoco espero que lo haga). De todas maneras la conocí por pura casualidad.
Desde entonces mi vida tiene más significado. Debe parecer extraño, pero desde ese momento soy otra persona. Por eso es seguramente, que procuro ver a Victoria cada vez que tengo tiempo., aunque, como he dicho, ella no lo sabe ni remotamente.

Hoy, en las tempranas horas de la tarde, la he visto nuevamente. Nos miramos cara a cara. Al menos, yo la miré a los ojos. Pero estoy completamente seguro que no me vio. No significo nada para ella. Después de todo, en su condición a cualquiera le pasaría lo mismo. Lo sé. Por eso entiendo su indiferencia y más que nada su frialdad. Observándola me he dado cuenta que hay cosas que duelen porque sí. Son como latigazos. Pese a todo eso reconozco que ella es muy atractiva, se ve llena de salud. Una mujer completa. Tal vez perfecta. Yo no sé. Pero casi he llorado. Sentí espasmos nerviosos y si no estoy lleno de amargura es porque sé que su vida no es asunto mío, después de todo.

Sin embargo, se la mostré a todos mis hermanos. Hablé mucho de ella. Mi emoción era tan palpitante que hasta la imaginé niña, luego adolescente, llena de alegría. Solamente no quise imaginar vanidad en su vida. Pero casi entre amigos, riendo, conversando con verdadero gusto, con novio, con sueños, con ideas. ¡Ah, Victoria! Tan viva y tan incrédula como todos nosotros. Tan mansa en una vida que se termina en cualquier momento.

Mis hermanos la han visto fascinados. Pero sólo luego de oírme hablar han dicho que ella es, realmente, impresionante (les ha pasado lo mismo que a mí). Lo único que no lograron precisar fue su edad. Ellos dicen que debe tener 23 años y yo digo que es más joven. Mis hermanos, empero, quieren que me olvide de ella. Mas no es cosa fácil hacerlo.

Ahora mismo estoy viendo a Victoria y me duele. Ella está sonriendo otra vez.
No dudo que aparecerá quien me vea como una especie de maniático que pierde su tiempo en retorcidas elucubraciones. Mas no lo soy. En efecto, reconozco que mi familia tiene toda la razón. No debo seguir sufriendo y pensando tan constantemente en esa mujer.

Al fin y al cabo Victoria es sólo una desconocida. Es más, ni siquiera es una persona de carne y hueso. Es, solamente, alguien que conocí hace tres días cuando recorté de un periódico la fotografía sonriente de una muchacha muerta.


Semblanza de Cassandro Fortuna:

Nació en San Juan de la Maguana.

Escribe desde los once años de edad. A los trece años comenzó a editar su primer periódico en juego de niños.

Sus primeras publicaciones las hizo en el Suplemento Sabatino del Periódico El Caribe, bajo la dirección de María Ugarte, a los 16 años.
Luego publicaría en el suplemento “Artes y Letras” del Listín Diario, bajo la dirección de Marianne de Tolentino, a los 18 años. Antes de esas publicaciones había obtenido el primer lugar de poesía en el concurso organizado por el Club Cultural y Artístico Hermanos y Amigos, que presidía Aneuris Espinosa, en el año 1971.El poema ganador lleva el título de “Hoy Quiero Hablar de los Muchachos Muertos”. Ganó varias menciones honoríficas.

Es autor de artículos sobre temas históricos y culturales en los principales diarios
de Santo Domingo.

En 1990 ganó el primer lugar del concurso literario organizado por el ayuntamiento municipal de San Juan de la Maguana con el texto “La Señorita Victoria”. Con ése mismo trabajo ganó un premio de cuentos organizado por la editora El Salvaje Refinado, en los Estados Unidos.

Ha sido catedrático de la Universidad Central del Este.

Es graduado de licenciado en Ciencias de la comunicación.

Ha ejercido el periodismo por más de dos décadas.

Fue director de comunicaciones de la Fundación Dominicana Culturarte en la ciudad de Nueva York.

Ha sido conferencista en diversas ocasiones. Columnista del suplemento cultural del periódico hispano La República En nueva York.

Ha publicado los ensayos: “San Juan de la Maguana entre Federico Nietzsche y José Ortega y Gasset”, que trata temas medulares de su ciudad natal y “El Museo de las Ruinas”, una opinión muy personal sobre la Historia Dominicana.

Actualmente escribe un libro sobre la personalidad de Trujillo basada en los últimos descubrimientos sobre los hemisferio cerebrales. Es un trabajo que contiene numerosos comentarios ilustrados y documentados sobre como usaba Trujillo su cerebro. Su autor dice que es una interpretación actual, tal y como recomendaba Hans G. Gadamer, sobre la personalidad del tirano.

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