Los Ogando eran de tradición humilde en el Sur profundo, muchos de ellos de escasa instrucción escolar, pero lo cual no le disminuía su talento y liderazgo en la zona.
Tras la salida de las tropas españolas y reconquistada de la soberanía en 1863, en el gobierno de José María Cabral, el general Andrés Ogando fue designado gobernador de la común de Barahona, por sus méritos y reputación en la zona. Mas tarde cuando surge la idea de anexar el país a Estados Unidos (que de hecho, no se trataba de una anexión, sino de una adquisición territorial como fueron los casos de Samoa, Alaska, Hawaii, Puerto Rico).
El plan de los generales Ulysses Grant y Buenaventura Báez hizo estallar lo que la historia conoce como la guerra de los seis años, en la que Mano Ogando reafirmó su valor espartano en la zona Sur. Fue Andrés Ogando uno de los guerrilleros que mantuvo a raya por largo tiempo al gobierno del general Buenaventura Báez. Finalmente su vida fue malograda el 7 de Octubre de 1873, fecha que a nuestro juicio debe ser considerada por la Comisión de Enmarides Patrias para honrar su memoria y consagrarlo por su sacrificio para la preservación del país que hoy disfrutamos. Con esta nota no pedimos que esa fecha sea un feriado ni que se haga festejos su honor, pero es bueno que se sepa que Andrés Ogando entregó su vida en un momento que la patria necesitaba de sus hijos y por ello merece se le tribute un reconocimiento, levantando en algún lugar una estatua o una tarja que sirva de señal a las generaciones presentes, que de paso resucite los valores patrios que evidentemente hemos perdido.
Aquel 7 de Octubre de 1873 en que cayó abatido éste hombre, el Sur perdió a uno de sus pilares en la defensa del país. Su vida tronchada, como otros de su estirpe, ha de atribuirse a las ambiciones del Presidente Báez y la elite que apoyaba a ese paladín del entreguismo y émulo del general Santana. La impronta del general Andrés Ogando, esta contenida en la obra "Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos" del general Luperón; Sin embargo, la insensatez de los historiadores tradicionales del país lo han confinado en el rincón del olvido; hasta donde sabemos, no existe una estatua que honre su memoria, aun cuando fue sacrificado en las luchas patrióticas de su época y tronco de una familia de verdaderos defensores de la soberanía. Según el héroe restaurador Gregorio Luperón, "la reputación del general Ogando en el Sur era como un templo, solo comparable al prestigio del general José María Cabral", y no era extraño, porque la participación de los Ogando fue prolífica en esos conflictos. De esa familia descollaron él y sus hermanos Benito, Timoteo, Domingo, Fermín, Víctor, Enemesio y Juana Ogando. Dejaron marcas imborrables de entrega y sacrificio.
Andrés Ogando murió en medio de una balacera en la lejana Sierra de Bahoruco frente a las tropas de Buenaventura Báez; su cadáver quedó tirado en los cerros de Cambronal bajo el ardiente sol; los rebeldes se lamentaron, y para darle el ultimo respeto reclamaron su cuerpo para sepultarlo como merecía, por ello se ordenó el rescate del malogrado guerrillero, tarea asignada al audaz coronel Lilís. Lilís recogió los restos del general Ogando bajo una lluvia de tiros, lo puso sobre el lomo de una mula y lo regresó a sus familiares para que lo sepultaran. Dentro del dolor, el entierro de Mano Ogando trajo un poco de aliento a los moradores del Sur. En aquel trance Heureaux se convirtió en héroe, que al completar la hazaña fue proclamado general.
La muerte de Andrés Ogando en el paraje Cambronal constituyó una tragedia que enlutó la región, pues era muy querido en Barahona y en Neyba; al caer este coloso, se perdió uno de los mas dedicados defensores de la soberanía durante la guerra de la restauración y la guerra de los seis anos.
Era que Andrés Ogando no tenía títulos académicos ni abolengos, no acumuló riquezas y no lucía blanco, razón por la que su memoria cayó al olvido, en un país cuyos gobiernos se esfuerzan en designar sus principales avenidas con los nombres de George Washington, John F. Kennedy, Abraham Lincoln, Winston Churchill, Charles De Gaude, Barney Morgan, etc., además nombran escuelas, calles o barrios con nombres de naciones como España, México, Francia, Argentina, Colombia, Haiti, Estados Unidos, Ecuador. Sabemos que esos personajes extranjeros nunca pisaron el suelo dominicano ni hicieron nada para beneficiarlo. Esa paradoja se evidencia en la designación de nombres a plazas, estatuas y monumentos dedicados a figuras, sin dudas con méritos en sus países, pero no en el nuestro.
Se impone que se le haga un reconocimiento al general Andrés Ogando, patriota sacrificado, defensor de la soberanía, que penosamente vive en el recuerdo de unos pocos. Desde esta cuartilla... el más grande homenaje a la memoria de Andrés Ogando, aún cuando han pasado mas de 130 años de su caída, en honor a sus luchas y sus sacrificios.
El Sur profundo te honra, te recuerda, te admira y tiene la esperanza de alguna vez alguna institución del país pueda reivindicarte, como lo mereces. |
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