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lunes, 2 de mayo de 2011

De cómo Yucahú creó el Valle del Maguana

Mitopoema



José Enrique Méndez Díaz


Hizo Yucahú cavitar su palabra en soplo en el rumor de un verbo ingente, y así creó de primero un hueco, una cuenca con su apuro fluvial, salino, infinito en el azul, enhebrado a su aliento.

El golpe de su voz incendió el subsuelo del pesado manto del mar, de su fondo soterrado surgieron los dioses del agua y el viento.

Necrópolis de moluscos nautas, excitaron embriones y polen, preñando el extendido mar y su lecho de muerte.

Entonces fue escultura de axones espermas el tiempo.

La garganta inmemorable de Yucahú extrajo el valle húmedo, ventilando su hondonada cenagosa.

Entonces un manto de lava de volcán erupcionó en entropía y el valle destelló en el silencio, sobrevino la espuma, el polvo, las lagunas y montañas, hubo nidos de flores, lluvias secas en charcas y alamedas y olores frescos, colores rosas del molusco, amarillo en el ámbar verde en los cactus grises en sus piedras y rojo carne holgada rebosante en toda la tierra.

Yucahú había creado un Camino Sur impetuoso, para la espiga, para el brote hojoso, hebras espirales, y el salvado grano en vida.


De cómo Yucahú formo los ríos del valle del Maguana

Yacahú se maravilló con las cumbres, pero no se conformó con el curso escaso de sus ríos.
Rebajó las montanas, depositó en el valle cascajo y arcilla, estremeció uno de sus viejos volcanes construyendo un nuevo lago, ondulante curso de un río, el undoso Yaque
Y la fuente del río: el bosque.


De cómo Yucahú creo las mariposas de San Juan

Yucahú hizo engalanar el valle eclosionar un capullo de flor, una crisálida o un huevo,
florecieron colores imbricados, alados:
Mariposa de nardo.

Desde entonces derraman y entremezclan
remanente perfume de color sobre abismo
y arrumban la re-escritura del poema
al de rosas.
Mariposas que encantan
de alas los sueños del Maguana,
cada farallón, cada capitel de sus montañas,
acarician los rayos, arrancan los ojos.

Yucahú les ordenó de por vida tomar como santuario el valle, vanegar la humedad antigua de sus ríos, el puñado de neblina, la franja de mar verde de arroz, sus sembradíos, y desde entonces adrizan el sueño de ritos y leyendas, llevan el polen a los altares y sus santos, las acciones de sus héroes victoriosas, haciendo temblar con su potente vuelo, el umbral del bosque, en cada gruta del valle, los huesos y tendones, y cada año, regresan decididamente en la memoria, en los galgos del viento, en las estrías del aroma del verano cada día de San Juan.

De cómo fue creado el Batey Maguana

Retorcida en parto, gritó adolorida la horma, despertando el monte de cigarras, un círculo de abrazos. Nació así el santuario Maguana, el redondel, la gran piedra.

Innato quedó el trono perenne.

Apito, madre diosa del Maguana, descansó en la gran piedra y soñó horizonte infinito, encrucijada cósmica, resonancias de dioses, una villa de juego, y de baile, y de canto, y alegría profunda.
Agradable fue el sueño y le hizo crear: reino para un temperamental y fornido cacique carib, indio Caonabó.

Y creó para trono de pujanza y poder, él y su Anacaona, la más bella taína, flor deidad del saber, mitigante de fuerza desmedida del indio del valiente guerrero. Llamó Niti a este Yucateque, colocado en el centro de la isla. Allí organizó escenario y bautizo del falo pulido, de piedra, de sueño, redondel ordenado encerrar entre piedras, en el centro el poder: Caonabo y Anacaona.
Ceremonial de la vida, círculo de devociones taínas desde donde se empezaron a escuchar -areitos- los latidos, la vida del pueblo del Niti Maguana.

De cómo Caonabó destruyó el Fuerte de la Navidad

En depuración de sentimientos, Apito descendió bajo tierra, penetró a través, cúspide de montaña, productora de lenguas, de fuego, de boca. Consultar los misterios de ramajes ocultos de los huesos, en la penúltima frase del ritual desnudo de los cerros y los sueños, escuchó como alerta, grito sórdido enorme, alarido primero consagrado el lítico poder.

El Seboruco fue el parto originario

El alarido quedó grabado en la memoria primordial y límpida lascada en sílex.

La boca eterna de los Dioses dijeron que el vivir pedía un esconderse en la zona marrón cruda del tiempo, ocultos, camuflados de cima, de caverna.

Aun no existía la distancia lúdica, ni el recuerdo, ni la memoria no volvía cargada.
Venían de la paciencia de ver la vida como un todo compacto, lo demuestran las huellas en el polen fósil de sensaciones que construyeron posterior sentimientos.
En las escarpadas cimas quedaron, casi invisibles, las crónicas de cimarrón, ocultas en la memoria
de Guayacán en Seboruco.

Las lenguas de fuego, incitaron la niebla, asustaron la madrugada, ocultaron el poderoso Guey
el humo mensajero galopó como estandarte con alerta al Atabey transportaba un Ozama, la ordenanza: organizar los carib, participar con urgencias de un cambio, acoplando conocimientos, deberían asistir a enfrentar las mentiras de sombras extendidas en estas tierras.

Entonces obscureció el Turéi, el Niti se estremeció por señales emisiones de dioses ígneos.
Desde el centro de la isla: Cahonaboa, Caonabó, el cacique del saber y el honor, desató la visión, despertó su Ri y con atrevimiento desbordante se rebeló. Cubrió su desnudez con tintes rojo de la bija y el mangle, negro de la jagua, atravesó la yucabia la maraña, el bejucal, la tierra de piedras y montañas, los samanes y yabacoa, todos en pie de guerra y marchó al noroeste, en dirección de los venidos de tierra extraña, borrando la última humillación de la primera patrulla europea en América.

Caonabó desentrañó el tiempo

Había dejado degollada, ultrajada de muerte la conquista en el texto

Como ángel triunfador recogió sus retoños, cargó en su odre caminos de luz entre siluetas repartidas .
Regresó juntando la victoria en una sola voz, la victoria de su pueblo contra el conjuro de los salvajes vestidos.

Herida de hoz estaba su manto de piel, en sus pellejos llevaba el aceite ungido.
A cada lado de la vida del río curando la imagen subyugada renovando su concha primitiva
de cristal de vidrio pulido.
Desde entonces no fue más principio el tiempo, fueron memorias del mañana,
hojas de un ángel que resistió a ser vencido.





Estimados amigos, le estoy mandando el poema más grandioso que se le haya escrito jamás a San Juan de la Maguana. Se trata de la creación del meta-poema: De Cómo Yucahú Creó Al Valle del Maguana, de la autoría del meta-poeta Ike Méndez. Espero lo disfruten como el sabor de una verdadera joya literaria, una auténtica creación poética.
En la solidaridad y el deseo de progreso civilizatorio para todos los creadores del Sur,
Sobieski De León, San Juan de la Maguana
7 de Junio, 2008

Amigo Ike


Muy buen trabajo

La historia escrita en una prosa versistica adornada con metáforas coloridas y seductoras,
que nos muestran la mitología religiosa de nuestros antepasados con una efervescencia de
magia que profundiza el espíritu de la investigación.

Gracias por todo, amigo


Benito Alcántara



Ike, me sumo a los criterios de Américo y Sobieski acerca de tus poemas
Ese es el gran reto que tienen los creadores a través de la palabra. Se trata de decir lo que, tal vez, otros hayan dicho, pero de un modo diferente. Muchas veces se ha escrito (nosotros lo hemos hecho) acerca de la fundación de San Juan, acerca de ese querido y maravilloso valle, acerca de sus mariposas... Pero tal vez en ese modo tan peculiar que lo has hecho no sea muy común, al menos en lo que conozco. Es decir, la creatividad no está sólo en descubrir y decir cosas nuevas sino en verlas y decirlas de un modo distinto. Eso creo que queda más que claro en esta coherente manera que has empleado para una vez más rendir el merecido homenaje a tu terruño. Amén de las correcciones que toda obra humana merece, creo que es un trabajo que debe marcar el inicio de una buena obra. Felicidades.
Un abrazo
Bismar Galán
Bismar Galán. Santo Domingo. República Dominicana. Móvil (809) 601 0922

Hola Todos:
Me gusta la idea de Ike y su forma de exponer la mitología taina.
Ing. Sinecio A. Ramírez S.

1 comentario:

emigdiocaamano dijo...

Me satisface ver expresiones autorizadas como las de Bismar y Sobieski que encarnan la poesía en el más alto concepto de expresión.
Que puedo decir de Ike que ya no haya dicho?.
Ël tiene esa enorme capacidad de construir la poesía,expresando conceptos en una forma elegante pero diferente; sin el rebuscamiento habitual, dejando fluir las palabras en una forma espontánea.