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sábado, 1 de septiembre de 2012

Anacaona Onírica

C. R.G. Doorly

Santo Domingo 1978-1994

Fluyes lentamente
alta muy alta
desde el fondo de Xarama
(agua de mar en tierra de sueño)
rozas tu piel tejida por hadas
con mi cadáver vivo
y exiges con voz de ángel

¡Quiero mi esposo!
Quiero mi esposo!
Anacaona es tu dulce presencia
sofocante-perenne
desde el día
en que ví tu rostro
tu hermoso rostro de siglos
penetro por tus cuencas
(verde luz tenue del rocío)
como gloriosos luceros manantiales
a los espacios infinitos
fuera del tiempo
allá donde nunca existió
el llanto hermoso
Llanto de los días
(flor de oro)
en el orto purísimo
donde se bañan los lamentos
de tu Canoabo-cacique
con tus suaves manos ondinas.
es que somos los amantes
sin fin
es que los verdaderos hijos
son eternos en su realidad
paradisíaca-isleña
La isla madre bendita
(la de la cruz bíblica)
como tortuga milenaria
amorosa nos arrulla
de nuevo
Los silfos entonan
el canto perpetuo
de Boinayel
sentado en la lluvia
Es que allá en el allá
Estamos asentados en el gran Libro
como los esposos-amantes claves
la cifra exacta
del uno y del otro
redención soñada
de la raza
que duras Anacaona mía
las noches tristes y solitarias
del trópico aromático
sin tu presencia sutil
Despierto sobresaltado
En nuestra cópulas fantasmales
Parte de un extraño
Código-plan
Del mismo Sol Mayor
Tu cuerpo eternamente puro
(como altar de mártir taína)
En los amaneceres marineros
Flotando en vida o muerte
como una imposición
como necesidad lacerante
Tus labios etéreos
con temblor de besos presentidos
con tu sonrisa mágica
en ramificaciones vegetales
En todo Caribe
no se ven más rostros
en presencia de tu rostro
aun cuando no se mire
pues sigues siendo mi reina
la escogida en los astros
Tu voz
voz de ángel sin palabras
marcan por dentro
de mí y de ti
Delirio mis carnes de lodo
Sin poder tocar otras carnes
Antes de entrar definitivamente
al río subterráneo
de tus carnes estuario
en arenas doradas
más oro dentro de la historia
tratando de apartar inútilmente
tu cuerpo en oro puro
de mi pobre cuerpo
de llantos

¡Anacaona vestal de mi alma!
Oración humana de las islas
Piedra de altar trigonolita
de todo el sufrimiento aborigen
del mar puro sin hollar
del fuego y de la luz tropical
de los amores y fundadores
Llevo tu horca en mi piel
en la conciencia y en el reposo
en las auroras dormidas
en los crepúsculos despiertos
Es el momento justo
de  los naturales irredentos
en su lar exacto
en cinco tiempos
y más tiempos
Bajarán seguros y para siempre
Horus y Shotis indígenas
(como noche y día antillanos)
Por la hermosa reina
Salida de los espacios
¡Ay Anacaona mía
sin tiempo posible!
En el vuelo onírico
ésta meditación y lamento
es para después
del último augu cataclísmico
Eres mujer-reina
del tamaño de la historia
tu sacrificio-crimen arde aún
en tu bello cuerpo
enfermo de luz
con su vaivén infinito
areito de bambú sagrado
Tus caderas son las olas
todas las horas de mi desdicha
Todas las soledades taínas
y mi soledad
son el gran todo soledad
Turey isleño
Mas me miro en tu inocencia
para lavar mi angustia
remota antes de la llegada
de los auténticos salvajes
del otro lado del mar infinito
Pero en las noches cálidas
del eterno estío
los demonios me tientan
me reclaman
en tu larga espera
 Noches y más noches
con la fe flaca
con la epidermis delicada
pretendiendo cambiar
el tétrico soplido
del viento en la almendra
por tus senos vitales
Onirismo vegetal
Son las plantas nuestras que me hablan de ti
me arropan los duendes
con tu larga cabellera de oro
curtida por el eterno
Probé trasmutar otras carnes
en la soledad acompañada
pero espantadas huyeron
de su propia corroña
Mas en perfecta soledad
trasmuto como obseso
en astral con tu imagen
de ciguapa bendita
Todavía  escucho
En las noches claras
con mi lambí al oído
los trabucos de la muerte
la rabiosa santa
del cacique en el mar
los caballos con su baba maldita
Mas esta isla-continente
madre doble
de todas las conquistas
lavará por siempre las afrentas
con sus nuevos areitos
del Señor
Atabex-Anacaona-Mamona
(mi dulce reina onirica)
estás en el eje preciso
de la última conquista
de amor en nuevas caléndulas
de los astros de fuego
Nuestro parnaso celeste
te cubre entero
con los bellos rostros poetas
de Guridi-Salomé-José Joaquín
Fabio Fiallo-Andrés Avelino
Inchastegui-Manuel Valerio- Oscar
Franklin Mieses- Moreno Jimenes-
Juan Sánchez Lamouth- Spencer
Domínguez Charro-Lacay Polanco
Américo Henríquez-Lunu Vásquez-
Luís Alfredo-Manuel Llanes-
Tomás  (Yelida) allá ay acá
en “Clima de Eternidad”
Estamos preparados y viriles
en el conjuro eterno
en una sola voz
en la coronación sublime
de tu ser
en los tiempos bíblicos proféticos
de mi Ser
es el vuelo onírico rasante
es nuevo aroma y canto
de espuma y sal
en el areito escrito por dentro
del Señor.

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