Buscar este blog

domingo, 11 de noviembre de 2012

Los intelectuales dominicanos y el laberinto de su decisión política.







Ing. Teodulo Antonio Mercedes.





Tendremos que arrepentirnos en esta generación, no tanto de las malas acciones de la gente perversa, sino del pasmoso silencio de la gente buena…”. —Rev. Dr. Martin Luther King



El inicio de la dictadura de Rafael L. Trujillo en 1930, puso fin de inmediato al proceso de apertura que comenzó a vivirse a partir de la desocupación militar americana de 1924 y de la instauración del gobierno del general Horacio Vásquez.


Durante los seis años de gobierno de Vásquez., la intelectualidad encontró algunos obstáculos y un selecto grupo conoció la cárcel por sus críticas al presidente. Entre los treinta y dos que fueron “condenados, encarcelados, agredidos o perseguidos judicialmente por el gobierno de Horacio Vásquez “se encontraron Américo Lugo, Rafael Estrella Ureña, Luis C. del Castillo, Arístides Fiallo Cabral, Tomas Hernández Franco, Ulises Heureaux hijo y Manuel A. Peña Batlle Pero aún así se puede decir que la intelectualidad pudo promover sus ideas y proyectos en el marco de un relativo ambiente de libertades públicas; fundaron partidos políticos de diversas corrientes de pensamientos, así como sindicatos, sociedades y agrupaciones influenciadas por ideas novedosas en la vieja Europa. Los más  militantes entendieron que llego el fin del caudillismo, por lo que se integraron a los proyectos que anunciaban la modernización del Estado y  en la dirección de la cosa pública, sustituyendo, claro está, a los viejos caudillos que tantos daños les habían causado a la sociedad dominicana.


Si bien los intelectuales estaban claros en el tipo de reformas requeridas para modernizar el Estado, sentían la debilidad de no contar con aparatos de presión que fueran más allá de sus ideas, porque desde el final de la ocupación militar americana, esos aparatos, especialmente el ejército, estaban bajo el absoluto control de Rafael L. Trujillo y de un sector de la burguesía extranjera que discretamente le apoyaba.



Posiblemente, por esta situación fue que una parte importante de la intelectualidad dominicana entró en el juego de la conspiración contra el gobierno de Vásquez, encabezada por Rafael Estrella Ureña, contando con que, de lograr sus objetivos de sustituir al viejo caudillo, ellos iban a ser los actores principales del proceso.

La visión  política de esos intelectuales fue muy corta, porque en el calor de las batallas, no habían entendido que había sido  el jefe del Ejército, quien había urdido toda la trama, la cual, terminó poniendo a los intelectuales a su servicio..



 La concepción  de los intelectuales nacionales, incluía el criterio de que  la sociedad dominicana no podía reformarse y modernizarse al margen de un proceso que aniquilara el caudillismo partidarista, lo cual no podía ser posible sin la presencia de “un Hombre” con fuerza, decisión y poder, que fuera capaz de dirigirlo.

Si se observan los escritos de representantes de ese grupo de pensadores, veremos que su concepción del Estado,   estaba íntimamente relacionado con los conceptos de: evolución, regeneración y renovación, ya que la palabra revolución, la cual se omitía, hacia sentir la presencia de la manigua y el caos.



La crítica  al partidismo caudillista llevó a Manuel A. Peña Batlle, joven dirigente de la agrupación Plus-Ultra, en julio de 1922, a negar a los partidos de entonces la condición de tales, por no tener programas, ni ideología y estar sustentados principalmente en figuras. De lo que se trataba, decía Peña Batlle, era de construir partidos sustentados en principios e ideas y en “hombres que los impongan”.



El 17 de agosto de 1922, el director del periódico santiagués El Diario, publico  el editorial: Regeneración, donde con voz altisonante frente a la salida del ejército invasor decía:

“Estamos en un período de renovación. Ahora o luego volveremos a gobernarnos, como quiera que sea, y hoy más que ayer se necesitan moldes nuevos. (...). Ya somos mayores de edad. Hemos aprendido a andar a fuerza de sangrar los pies. Y si aún quedan multitudes rezagadas en el movimiento progresivo de nuestra conciencia colectiva, cumple a nuestros políticos, a nuestros tribunos, a nuestros jóvenes re constructores seguir llevando al Pueblo por la senda regeneradora de la conciencia.”



Cinco años después,  en el mismo periódico El Diario, de Santiago, aparece otro editorial titulado El Hombre, en el que se plantea que esa regeneración sólo es posible si aparece “El Hombre” capaz de cristalizarla.

 En principio, esos mismos círculos habían elegido como “el predestinado” al comerciante Juan Bautista Vicini Burgos, luego de descartar algunos intelectuales, pero la sagacidad de la intelectualidad trujillista muy superior en propaganda, dirigida por Rafael Vidal, logro desorientarla y a ponerla con mas consonancia con los planes posteriores del otrora dictador.

Esto permitió opiniones como la siguiente:



“Nosotros no servimos ideas ni intereses de ningún político, y si al referirnos a Vicini Burgos le reconocimos algunas cualidades buenas que nadie puede escatimarle sin cometer injusticia, ni afirmaremos que él es EL HOMBRE, ni negamos que lo sea. Si este no es EL HOMBRE, que surja el que lo sea y diga al pueblo que lo es, y se lo pruebe, para que el pueblo lo aclame y lo siga. El pueblo está maduro para seguir a un hombre, o con más propiedad aún: al hombre, es decir, al que sea la verdadera encarnación de la conciencia pública”.



Ese grupo de pensadores, el 23 de febrero  de 1930, dirigido por Rafael Estrella Ureña  en representación del llamado “Movimiento Cívico”, movimiento nacionalista y seguidor de la corriente de pensamiento de  José Enrique Rodó, sumamente progresista para la época,  acompañado de un nutrido grupo de intelectuales, sustento la candidatura  de Rafael L. Trujillo en las elecciones del 16 de mayo de1930, convirtiendo al futuro dictador en el representante del progreso dominicano.



Entre los sesenta y dos intelectuales de la capital que firmaron el manifiesto de apoyo a la candidatura Trujillo-Estrella Ureña, para las elecciones del 16 de mayo de 1930, se encontraban: Manuel de Jesús Galván, Ulises Heureaux hijo, Leoncio Ramos, Francisco Benzo, J. Marino Incháustegui, Andrés Avelino Lora, Rafael Zorrilla, M. Zacarías Espinal, Domingo Moreno Jimenes y Alberto Font Bernard.



INTELECTUALES CONDENADOS, ENCARCELADOS, AGREDIDOS, O PERSEGUIDOS POR EL

GOBIERNO DE HORACIO VASQUEZ, 1924-1930”

Dr. Américo Lugo (escritor y abogado)

Rafael Estrella Ureña (escritor)

R. Cesar Tolentino (director de La Información)

Luis C. del Castillo (escritor)

Emilio A. Morel

Álvaro Álvarez (director de La Opinión)

Manuel María Morillo

Doctor Arístides Fiallo Cabral

Osvaldo Bazil (poeta)

Enrique Cambier (director de La Nación)

Tomas R. Hernández Franco (escritor)

Doctor Gustavo A. Mejía

Manuel Roberto Mateizán (director de Heraldo Nacional)

Miguel A. Morillo

Gregorio Gilbert

Ulises Heureaux hijo (escritor)

Noel Henríquez

Francisco Augusto Cordero

Julio V. Arzeno

Doctor Pedro A. Santana

Agustín Aybar

Oscar Delanoy (director de Cojanlo)

J. Rodríguez Molinas

Ramón Asencio R.

Manuel A. Peña Batlle

Emilio García Godoy

José Maria Félix

Luis Sánchez Andujar

R. Pérez Ortiz

Jolibois Fils (haitiano deportado)

Hermanos Morovia- Morpeau (haitanos deportados)

Luis V. Pino (deportado).

(Tomado de: Emilio A. Morel. Desde mi sector. Ciudad Trujillo: Tipografía Cambier, 1936.).



Proclamación de la intelectualidad nacional en las elecciones de mayo de 1930



“La mayoría del pueblo proclama en el actual momento, como candidato a la presidencia y a la

Vicepresidencia de la República, al General Rafael Leónidas Trujillo y al Licenciado Rafael Estrella Ureña, respectivamente. Ambos son jóvenes meritorios, y nosotros, intelectuales a quienes alientan ideas renovadoras, sin incurrir en exageradas utopías autóctonas ni en apasionados prejuicios, apoyamos y recomendamos esa candidatura, por considerarla muy merecedora del sufragio publico”.

Santo Domingo, 23 de abril de 1930.

(Firman):

Arq. Cruz Álvarez, escritor

Ulises Heureaux, escritor comediógrafo

Manuel de Js. Galván, escritor

Emilio A. Morel, escritor

Lic. Jaime Vidal Velásquez, diputado.

Manuel Morillo, escritor

Lic. Leoncio Ramos, abogado

Lic. J. Enrique Hernández, abogado y escritor

Dr. Francisco Benzo, de la Facultad de París

Dr. J. Rafael Bordas.

Francisco Espaillat de la Mota, escritor, diputado

Ernesto Paradas, Ing. Arquitecto, graduado en Paris y en España.

Luis A. Weber, Maestro Normal

Francisco Sanabia hijo, director de Nuevo Diario

Opinio Álvarez Mainardi, periodista

René B. Lluberes, escritor

Dr. Juan Valdez Sánchez

Lic. Pedro Rosell, abogado y escritor

Lic. J. Marino Incháustegui, abogado

Alberto Font Bernard, escritor

S. O. Rojo, maestro y diputado

Ing. Mario A. Acevedo.

Lic. Carlos T. Sención

Jacinto T. Pérez, escritor

Cesar Dargan, profesor

Juan A. Bravo, periodista, profesor

Profesor F. Garcia y Garcia

Andrés Avelino Lora, agrimensor*

Luis E. Saladín, periodista

Rafael Zorrilla, escritor

Dr. Juan Ramírez

Manuel Llanes, escritor

Lic. A. de Lima, abogado

Barón Pichardo, profesor

F. A. Rodríguez, periodista

Jaime Sánchez, escritor y diplomático

Juan A. Padilla hijo, periodista

Mario E. Guerra, escritor

Diego Henríquez, director de Paginas Selectas

(Véase: Arquímedes Cruz Álvarez, Rafael Leonidas Trujillo: notas biográficas, Santo Domingo, 1930,)



Luego del asenso al poder, en 1931, algunos intelectuales se entregan en cuerpo y alma, a la estructura política creada por Trujillo, que le sirvió de sostén político durante su permanencia en el poder.

Los primeros fueron:



Mario Fermín Cabral

R. Cesar Tolentino

Alberto Font Bernard

Fabio A. Herrera

Max Henríquez Ureña

Rafael Paino Pichardo

Apolinar de Castro P.

Agustín Malagón hijo

Jafet D. Hernández

Andrés J. Espinal

Abelardo R. Nanita

Diógenes del Orbe

Rafael Vidal

Daniel Henríquez V.

P. P. Bonilla Atiles

Ramón O. Lovatón

Francisco Sanabia hijo

Moisés García Mella

Rafael Malagón

Telésforo Calderón

Federico García Godoy

Arturo Logroño

Emilio A. Morel

Joaquin Balaguer h.

Manuel A. Amiama

Enrique Jimenes

Ulises Heureaux hijo

Tulio M. Cestero

Joaquín M.. Bobea

José Enrique Aybar

(Estatutos del Partido Dominicano, Santo Domingo: La Opinión, 1931)



Al mismo tiempo, una parte de la juventud intelectual comprendió prontamente que su proyecto y el del nuevo presidente, que tomó posesión el 16 de agosto de 1930, no eran los mismos.

Dichos intelectuales se preparaban para resistir frente al  desengaño, unos renunciaron a su condición de funcionarios del régimen, otros participaron en conspiraciones y en planes para el magnicio  y un nutrido grupo salió del país y se propuso de inmediato la organización de expediciones armadas las cuales nunca se realizaron por la represión sin cuartel que aplicaba el régimen.

En el interior del país, el gobierno fue implacable: Desiderio Arias murió en Gurabo junto a varios de sus seguidores, en noviembre de 1930; Cipriano Bencosme fue muerto en Moca en 1930 y Rafael Estrella Ureña abandonó la vicepresidencia y salió del país en agosto de 1931.

Para 1933 se fraguo  una conspiración para sacar del poder a Trujillo, entre oficiales del ejército de la Fortaleza Ozama, pero los organizadores, Leoncio Ramos y Aníbal Vallejo, entre otros, fueron luego ejecutados.

En Santiago, abril de 1934  fueron detenidos grupos de jóvenes por conspirar contra el régimen y encarcelados en  Nigua, San Cristóbal, donde algunos perecieron;

 Sergio Bencosme, pariente de Cipriano, que había salido del país fue asesinado en Nueva York en 1935 y el mismo año fue detectada la planificación de otro atentado en la ciudad de Santo Domingo, muriendo en las cárceles la mayoría de los implicados.

Luego de esta limpieza que algunos llaman “pacificación”, la cual termino  en 1935 la mayoría de los intelectuales que habían sido renuente al régimen, comienzan a ingresar al Partido Dominicano.

Dichos intelectuales habían permanecido inertes y en expectativa.



. En el caso de Juan Isidro Jimenes-Grullón,  directivo de la sociedad Amantes de la Luz de Santiago,  publicó  un ensayo en tres números consecutivos en el órgano de su sociedad, bajo el titulo de “Reflexiones sobre la desorientación intelectual”. En la  segunda publicación, afirmaba lo siguiente:



“Vivimos soñando. No tuvo la elite tampoco el sentimiento de lo social. O si lo tuvo lo desvió, pues pudiendo hacer algo por el pueblo, perdió el tiempo en sueños y teorías y lo dejó postrado en la semibarbarie. (…). El peligro está en que ese estado de cosa continúe. La cuestión es de mucho más alcance de lo que a simple vista parece, pues las corrientes ideológicas predominantes en la elite dejan siempre una huella profunda en la vida de los pueblos. (…). O el intelectual se adapta y razona en relación al estado social y las necesidades del pueblo, o el pueblo degenera o perece. Adaptarse. No entregarse.

Se adapta el que aprende y trata de encender la chispa del progreso. Se entrega el que cree todo perdido y se contagia o especula en la pobreza del medio. Bolívar se adaptó. Páez se entregó”.



Cuando dicha publicación circulaba, Juan Isidro pagaba su pecado en  la cárcel de Nigua, San Cristóbal, acusado de atentar contra la vida del presidente de la República.

Otro intelectual de fuste fue  Julio A. Cuello,  quien  Rodríguez Demorizi, en su libro bibliografía trujillista nunca escribió un articulo a favor del régimen, en  su escrito “El Carnaval”, en  julio de 1934  dijo: “La hora tienen para mi, sin embargo, una lentitud de silencio y soledad, dentro del vértigo enloquecido de tantos corazones abiertos al placer.”

Otros luego de ser opositores al régimen, comenzaron a escribir lisonjas al mismo.



  Ejemplo de ellos, es el Profesor Juan Bosch y Ramón Vila Piola, habiendo mas que no citaremos: Bosch escribió en abril de 1935 “Una responsabilidad que nadie resistiría” y en enero de 1937 el artículo “Jefe y Tirano”, haciendo un paralelo entre Trujillo y Somoza, y en el que aparece como jefe el primero y como tirano el segundo.

En La Opinión de octubre de 1937, Bosch escribió “El signo de Trujillo”, donde afirmaba que mientras los amigos del jefe disfrutan de los placeres que el mundo brinda a todo hombre,  (Trujillo), tiene que seguir aquí, con la República a cuesta,(sacrificándose) jineteando bajo el solazo de la Línea o sobre las crestas de la Cordillera Central.

Por otro lado, Vila Piola, conspirador de   Santiago para eliminar a Trujillo, escribió en abril de 1941 El trujillismo, doctrina política dominicana. Ninguno de los dos fueron trujillista, y dicho comportamiento social es analizado por don Juan Isidro Jiménez Gullón en su obra:” La República Dominicana: una ficción”, donde afirma  que la razón de la pretendida colaboración de los intelectuales: fue el nacimiento y la generalización del complejo del miedo. Como cualquier palabra o actitud podía acarrear persecución y el asesinato, la actividad individual quedó supeditada a ese complejo.

El temor del profesor  Bosch, proviene de su encarcelamiento en enero de 1934, donde se le acuso de  actividades terroristas, por lo que fue encarcelado en la fortaleza  Ozama y luego en la   cárcel de Nigua, donde contrajo paludismo. Varios meses después, fue liberado e inmediatamente se afilió al Partido Dominicano, lo que fue comunicado a Trujillo, el 1ro. De octubre de 1934,por T. Pina Chevalier  diciendo lo siguiente: “Juan Bosch, hombre responsable, inteligente y de una presencia de animo digna de atención, se afilió al Partido Dominicano, en agradecimiento a la atención que usted gastó con su mamá.”

Luego del año 1936 la intelectualidad dominicana no se desarrollara  en instituciones liberales alejadas de los planes de dominación de Trujillo, la  intelectual se desarrolla ahora en la intimidad del hogar pero otros decidieron integrarse y formar parte del equipo de asesores funcionarios del régimen. Dice Juan Isidro Jimenes-Grullón que Fue, (…), fenómeno corriente el que esa intelectualidad le tomara gusto a la vida burguesa, gusto que la empujó a buscar en actividades políticas o politiqueriles los medios que pudieran proporcionar tal vida, cuando la profesión se mostraba parca en ofrecerla. (…). Aquellos que conservaron ciertos escrúpulos, actuaron por lo general de modo discreto en la cooperación al mal.

 Las razones que llevaron a los más prestigiosos intelectuales dominicanos a la colaboración e integración al régimen de Trujillo  no esta esclarecida, en principio, para algunos el desconocimiento de los planes de Trujillo en1930 y posiblemente la sobrestimación de su condición de intelectuales por encima del poder militar del jefe del ejercito, para otro, el control de los medios de producción por parte del régimen.

Este aspecto se relaciona con la vida de pobreza de don Américo Lugo, donde se afirmaba que. El intelectual que no se integraba y daba muestra de sumisión sólo le quedaba el silencio, el hambre, el exilio o la muerte.

Una justificación plausible, la presenta Francisco Antonio Avelino García en su disertación como miembro de la Academia Dominicana de la Historia, pronunciado en el salón de actos de la institución la noche del jueves, 16 de octubre de 2003, llamada El asesoramiento pedagógico de los  gobernantes dominicanos (1900-1961)*donde afirma que:

Los intelectuales nacionales consideraban que era saludable su participación en el gobierno del dictador, porque tenia el coraje y templanza para solucionar los problemas que gravitaban en el país desde su fundación Más explícitamente expresado: la supresión de los caudillismos provinciales y comunales; la solución (bastante duradera por unos 50 años) de la problemática fronteriza domínico-haitiana; la nacionalización del sistema educativo y la excelencia de la docencia universitaria; el pago de la deuda pública internacional pues para ellos, que sufrieron la ocupación militar estadounidense de 1916, la democracia angloestadounidense era simplemente la faceta propagandística del imperialismo de ambos países.

 Según el expositor, los  intelectuales  valoraran la utilidad de una dictadura para defender los intereses y propiciar el desarrollo de una pequeña nación como la dominicana, en tiempos en que la humanidad se debatía entre los regímenes de Hitler-Mussolini-Tojo, por un lado y Stalin-Churchill-Roosevelt, por otro.

 Es esta última razón de alta política

Los asesores pedagogos usaron a Trujillo para su proyecto nacionalista y Trujillo usó sus conocimientos para perpetuarse en el poder con fines de egoísmo plutocrático. Desde luego Los que fingieron creer en los ideales del nacionalismo y sólo buscaron su seguridad y enriquecimiento, únicamente importan a la historia como paradigmas de los valores negativos para lo esencial de la nación.



Según el historiador para 1947 la dictadura había dejado de ser útil para el

proyecto nacionalista, por lo tanto “A los asesores pedagogos se les puede criticar la prolongada inercia en el derrocamiento del déspota, cuando éste desbordó los límites del sacrificio colectivo que había que pagar para obtener la recuperación de la soberanía económica y financiera y la solución de otros grandes problemas de la nación dominicana.” 



  • Damocles Méndez Rosado  dijo: "De los pensadores capitalinos, Américo Lugo, prefirió la pobreza y no la entrega al tirano. Su carta enviada a Trujillo en la cual renuncia a convertirse en historiador oficial de la dictadura, demostró la fortaleza moral de este intelectual que prefirió perder su casa y no colaborar con el régimen de Trujillo. La intelectualidad de la època agotó su discurso de independencia para convertirse en pensadores orgánicos mitificadores del tirano como un producto inevitable de la historia llamado a cumplir un destino reservado para personas con características tutelares. Como lo señala Teodulo,el miedo convirtió a las élites pensantes en sustentadores de la ideología construida sobre las bases de presentar a Trujillo como fenómeno de cohesión de las energías dispersa de la nación dominicana y como la figura con capacidad para crear la maquinaria del Estado sumida en el caos, la disgregación y la inestabilidad, cuyos orígenes se explicaba por la ausencia de un líder que como Trujillo ´´Se alejaba de lo humano para acercarse a lo divino´´ al decir de unos de sus mentores.

  •  Se advierte una construciòn ideológica de la figura de Trujillo en connotados pensadores cuyas plumas se orientó a presentar al caudillo como la ´´ prolongación de fuerzas cósmicas llamadas a cumplir un destino ineluctable de la historia ´´. En esa dirección emerge el intelectual de mayor sustento orgánico para diseñar la plataforma doctrinaria en un esquema geopolitico que presenta a Trujillo como el creador del Estado y la nación dominicana como lo fue Manuel Arturo Peña Batlle, la cumbre de la intelectualidad de la època.El trabajo presentado por Teodulo Mercedes,mueve a una reflexiòn critica sobre el comportamiento de los pensadores en los inicios del régimen,en su desarrollo y en el ocaso de la ´´Era gloriosa´´.

1 comentario:

Rafael L. Lama dijo...

Excelentes notas historicas. Sin embargo me gustaría comentar lo siguiente:
Como pueden ver la historia de nuestro país ha sido bien machista desde entonces, y cabe anotar que es una desgracia que la media historia dominicana aun en el siglo XXI no haya sido corregida incluyendo los nombres de todas las mujeres valientes, que sufrieron en carne propia, y tuvieron que vivir los asesinatos de padres, madres, hij@s, herman@s, tios, como tambien el destierro de tantos y tantas, etc, sin que siquiera la nuestra historia las incluya en las lineas que registran a los hombres de esas historias. Es momento ya que nuestra historia, se re-escriba, para que pueda considerarse como la historia veridica de nuestro país. Porque la mujer Dominicana si han hecho historia, buena historia, entre ellas tantas que al mencionar algunas peco por omision, pero vienen a mi mente mujeres como Salome Ureña, que junto a Eugenio María de Hostos forjaron mano a mano el Instituto de Señoritas de RD,las hermanas Mirabal, y tantas otras que la historia no menciona. La verdadera historia es de Hombres y Mujeres.

Ing. Rafael L. Lama Gattás
rlama@caribe.net
http://casadominicanadepuertorrico.ning.com

Skype: Rafael L. Lama
Facebook: Rafael L. Lama
Twitter: @rafaelllama