Ing.
Teodulo Antonio Mercedes.
Tendremos
que arrepentirnos en esta generación, no tanto de las malas acciones de la
gente perversa, sino del pasmoso silencio de la gente buena…”. —Rev.
Dr. Martin Luther King
El inicio de la
dictadura de Rafael L. Trujillo en 1930, puso fin de inmediato al proceso de
apertura que comenzó a vivirse a partir de la desocupación militar americana de
1924 y de la instauración del gobierno del general Horacio Vásquez.
Durante los seis
años de gobierno de Vásquez., la intelectualidad encontró algunos obstáculos y
un selecto grupo conoció la cárcel por sus críticas al presidente. Entre los
treinta y dos que fueron “condenados, encarcelados, agredidos o perseguidos
judicialmente por el gobierno de Horacio Vásquez “se encontraron Américo Lugo,
Rafael Estrella Ureña, Luis C. del Castillo, Arístides Fiallo Cabral, Tomas Hernández
Franco, Ulises Heureaux hijo y Manuel A. Peña Batlle Pero aún así se puede
decir que la intelectualidad pudo promover sus ideas y proyectos en el marco de
un relativo ambiente de libertades públicas; fundaron partidos políticos de
diversas corrientes de pensamientos, así como sindicatos, sociedades y
agrupaciones influenciadas por ideas novedosas en la vieja Europa. Los más militantes entendieron que llego el fin del
caudillismo, por lo que se integraron a los proyectos que anunciaban la modernización
del Estado y en la dirección de la cosa
pública, sustituyendo, claro está, a los viejos caudillos que tantos daños les
habían causado a la sociedad dominicana.
Si bien los
intelectuales estaban claros en el tipo de reformas requeridas para modernizar
el Estado, sentían la debilidad de no contar con aparatos de presión que fueran
más allá de sus ideas, porque desde el final de la ocupación militar americana,
esos aparatos, especialmente el ejército, estaban bajo el absoluto control de
Rafael L. Trujillo y de un sector de la burguesía extranjera que discretamente
le apoyaba.
Posiblemente, por
esta situación fue que una parte importante de la intelectualidad dominicana
entró en el juego de la conspiración contra el gobierno de Vásquez, encabezada
por Rafael Estrella Ureña, contando con que, de lograr sus objetivos de
sustituir al viejo caudillo, ellos iban a ser los actores principales del proceso.
La visión política de esos intelectuales fue muy corta,
porque en el calor de las batallas, no habían entendido que había sido el jefe del Ejército, quien había urdido toda
la trama, la cual, terminó poniendo a los intelectuales a su servicio..
La concepción de los intelectuales nacionales, incluía el
criterio de que la sociedad dominicana
no podía reformarse y modernizarse al margen de un proceso que aniquilara el
caudillismo partidarista, lo cual no podía ser posible sin la presencia de “un
Hombre” con fuerza, decisión y poder, que fuera capaz de dirigirlo.
Si se observan los
escritos de representantes de ese grupo de pensadores, veremos que su concepción
del Estado, estaba íntimamente relacionado con los
conceptos de: evolución, regeneración y renovación, ya que la palabra
revolución, la cual se omitía, hacia sentir la presencia de la manigua y el
caos.
La crítica al partidismo caudillista llevó a Manuel A.
Peña Batlle, joven dirigente de la agrupación Plus-Ultra, en julio de 1922, a
negar a los partidos de entonces la condición de tales, por no tener programas,
ni ideología y estar sustentados principalmente en figuras. De lo que se
trataba, decía Peña Batlle, era de construir partidos sustentados en principios
e ideas y en “hombres que los impongan”.
El 17 de agosto de
1922, el director del periódico santiagués El Diario, publico el editorial: Regeneración, donde con voz
altisonante frente a la salida del ejército invasor decía:
“Estamos en un
período de renovación. Ahora o luego volveremos a gobernarnos, como quiera que
sea, y hoy más que ayer se necesitan moldes nuevos. (...). Ya somos mayores de
edad. Hemos aprendido a andar a fuerza de sangrar los pies. Y si aún quedan
multitudes rezagadas en el movimiento progresivo de nuestra conciencia
colectiva, cumple a nuestros políticos, a nuestros tribunos, a nuestros jóvenes
re constructores seguir llevando al Pueblo por la senda regeneradora de la
conciencia.”
Cinco años después,
en el mismo periódico El Diario, de
Santiago, aparece otro editorial titulado El Hombre, en el que se plantea que
esa regeneración sólo es posible si aparece “El Hombre” capaz de cristalizarla.
En principio, esos mismos círculos habían
elegido como “el predestinado” al comerciante Juan Bautista Vicini Burgos,
luego de descartar algunos intelectuales, pero la sagacidad de la
intelectualidad trujillista muy superior en propaganda, dirigida por Rafael
Vidal, logro desorientarla y a ponerla con mas consonancia con los planes
posteriores del otrora dictador.
Esto permitió
opiniones como la siguiente:
“Nosotros no
servimos ideas ni intereses de ningún político, y si al referirnos a Vicini
Burgos le reconocimos algunas cualidades buenas que nadie puede escatimarle sin
cometer injusticia, ni afirmaremos que él es EL HOMBRE, ni negamos que lo sea.
Si este no es EL HOMBRE, que surja el que lo sea y diga al pueblo que lo es, y
se lo pruebe, para que el pueblo lo aclame y lo siga. El pueblo está maduro
para seguir a un hombre, o con más propiedad aún: al hombre, es decir, al que
sea la verdadera encarnación de la conciencia pública”.
Ese grupo de pensadores,
el 23 de febrero de 1930, dirigido por
Rafael Estrella Ureña en representación
del llamado “Movimiento Cívico”, movimiento nacionalista y seguidor de la
corriente de pensamiento de José Enrique
Rodó, sumamente progresista para la época, acompañado de un nutrido grupo de
intelectuales, sustento la candidatura de Rafael L. Trujillo en las elecciones del 16
de mayo de1930, convirtiendo al futuro dictador en el representante del
progreso dominicano.
Entre los sesenta
y dos intelectuales de la capital que firmaron el manifiesto de apoyo a la candidatura
Trujillo-Estrella Ureña, para las elecciones del 16 de mayo de 1930, se
encontraban: Manuel de Jesús Galván, Ulises Heureaux hijo, Leoncio Ramos,
Francisco Benzo, J. Marino Incháustegui, Andrés Avelino Lora, Rafael Zorrilla,
M. Zacarías Espinal, Domingo Moreno Jimenes y Alberto Font Bernard.
INTELECTUALES
CONDENADOS, ENCARCELADOS, AGREDIDOS, O PERSEGUIDOS POR EL
GOBIERNO DE
HORACIO VASQUEZ, 1924-1930”
Dr. Américo Lugo
(escritor y abogado)
Rafael Estrella
Ureña (escritor)
R. Cesar Tolentino
(director de La Información)
Luis C. del
Castillo (escritor)
Emilio A. Morel
Álvaro Álvarez
(director de La Opinión)
Manuel María
Morillo
Doctor Arístides
Fiallo Cabral
Osvaldo Bazil
(poeta)
Enrique Cambier
(director de La Nación)
Tomas R. Hernández
Franco (escritor)
Doctor Gustavo A.
Mejía
Manuel Roberto
Mateizán (director de Heraldo Nacional)
Miguel A. Morillo
Gregorio Gilbert
Ulises Heureaux
hijo (escritor)
Noel Henríquez
Francisco Augusto
Cordero
Julio V. Arzeno
Doctor Pedro A.
Santana
Agustín Aybar
Oscar Delanoy
(director de Cojanlo)
J. Rodríguez
Molinas
Ramón Asencio R.
Manuel A. Peña
Batlle
Emilio García
Godoy
José Maria Félix
Luis Sánchez
Andujar
R. Pérez Ortiz
Jolibois Fils
(haitiano deportado)
Hermanos Morovia- Morpeau
(haitanos deportados)
Luis V. Pino
(deportado).
(Tomado de: Emilio
A. Morel. Desde mi sector. Ciudad Trujillo: Tipografía Cambier, 1936.).
Proclamación de la
intelectualidad nacional en las elecciones de mayo de 1930
“La mayoría del
pueblo proclama en el actual momento, como candidato a la presidencia y a la
Vicepresidencia de
la República, al General Rafael Leónidas Trujillo y al Licenciado Rafael
Estrella Ureña, respectivamente. Ambos son jóvenes meritorios, y nosotros,
intelectuales a quienes alientan ideas renovadoras, sin incurrir en exageradas
utopías autóctonas ni en apasionados prejuicios, apoyamos y recomendamos esa
candidatura, por considerarla muy merecedora del sufragio publico”.
Santo Domingo, 23
de abril de 1930.
(Firman):
Arq. Cruz Álvarez,
escritor
Ulises Heureaux,
escritor comediógrafo
Manuel de Js.
Galván, escritor
Emilio A. Morel,
escritor
Lic. Jaime Vidal
Velásquez, diputado.
Manuel Morillo,
escritor
Lic. Leoncio
Ramos, abogado
Lic. J. Enrique
Hernández, abogado y escritor
Dr. Francisco
Benzo, de la Facultad de París
Dr. J. Rafael
Bordas.
Francisco
Espaillat de la Mota, escritor, diputado
Ernesto Paradas,
Ing. Arquitecto, graduado en Paris y en España.
Luis A. Weber,
Maestro Normal
Francisco Sanabia
hijo, director de Nuevo Diario
Opinio Álvarez
Mainardi, periodista
René B. Lluberes,
escritor
Dr. Juan Valdez
Sánchez
Lic. Pedro Rosell,
abogado y escritor
Lic. J. Marino
Incháustegui, abogado
Alberto Font
Bernard, escritor
S. O. Rojo,
maestro y diputado
Ing. Mario A.
Acevedo.
Lic. Carlos T.
Sención
Jacinto T. Pérez,
escritor
Cesar Dargan,
profesor
Juan A. Bravo,
periodista, profesor
Profesor F. Garcia
y Garcia
Andrés Avelino
Lora, agrimensor*
Luis E. Saladín,
periodista
Rafael Zorrilla,
escritor
Dr. Juan Ramírez
Manuel Llanes,
escritor
Lic. A. de Lima,
abogado
Barón Pichardo,
profesor
F. A. Rodríguez,
periodista
Jaime Sánchez,
escritor y diplomático
Juan A. Padilla
hijo, periodista
Mario E. Guerra,
escritor
Diego Henríquez,
director de Paginas Selectas
(Véase: Arquímedes
Cruz Álvarez, Rafael Leonidas Trujillo: notas biográficas, Santo Domingo, 1930,)
Luego del asenso
al poder, en 1931, algunos intelectuales se entregan en cuerpo y alma, a la
estructura política creada por Trujillo, que le sirvió de sostén político
durante su permanencia en el poder.
Los primeros
fueron:
Mario Fermín
Cabral
R. Cesar Tolentino
Alberto Font
Bernard
Fabio A. Herrera
Max Henríquez
Ureña
Rafael Paino
Pichardo
Apolinar de Castro
P.
Agustín Malagón
hijo
Jafet D. Hernández
Andrés J. Espinal
Abelardo R. Nanita
Diógenes del Orbe
Rafael Vidal
Daniel Henríquez
V.
P. P. Bonilla
Atiles
Ramón O. Lovatón
Francisco Sanabia
hijo
Moisés García
Mella
Rafael Malagón
Telésforo Calderón
Federico García
Godoy
Arturo Logroño
Emilio A. Morel
Joaquin Balaguer
h.
Manuel A. Amiama
Enrique Jimenes
Ulises Heureaux
hijo
Tulio M. Cestero
Joaquín M.. Bobea
José Enrique Aybar
(Estatutos del
Partido Dominicano, Santo Domingo: La Opinión, 1931)
Al mismo tiempo,
una parte de la juventud intelectual comprendió prontamente que su proyecto y
el del nuevo presidente, que tomó posesión el 16 de agosto de 1930, no eran los
mismos.
Dichos
intelectuales se preparaban para resistir frente al desengaño, unos renunciaron a su condición de
funcionarios del régimen, otros participaron en conspiraciones y en planes para
el magnicio y un nutrido grupo salió del
país y se propuso de inmediato la organización de expediciones armadas las
cuales nunca se realizaron por la represión sin cuartel que aplicaba el
régimen.
En el interior del
país, el gobierno fue implacable: Desiderio Arias murió en Gurabo junto a
varios de sus seguidores, en noviembre de 1930; Cipriano Bencosme fue muerto en
Moca en 1930 y Rafael Estrella Ureña abandonó la vicepresidencia y salió del
país en agosto de 1931.
Para 1933 se
fraguo una conspiración para sacar del
poder a Trujillo, entre oficiales del ejército de la Fortaleza Ozama, pero los
organizadores, Leoncio Ramos y Aníbal Vallejo, entre otros, fueron luego
ejecutados.
En Santiago, abril
de 1934 fueron detenidos grupos de
jóvenes por conspirar contra el régimen y encarcelados en Nigua, San Cristóbal, donde algunos perecieron;
Sergio Bencosme, pariente de Cipriano, que
había salido del país fue asesinado en Nueva York en 1935 y el mismo año fue
detectada la planificación de otro atentado en la ciudad de Santo Domingo,
muriendo en las cárceles la mayoría de los implicados.
Luego de esta
limpieza que algunos llaman “pacificación”, la cual termino en 1935 la mayoría de los intelectuales que
habían sido renuente al régimen, comienzan a ingresar al Partido Dominicano.
Dichos
intelectuales habían permanecido inertes y en expectativa.
. En el caso de
Juan Isidro Jimenes-Grullón, directivo
de la sociedad Amantes de la Luz de Santiago, publicó
un ensayo en tres números consecutivos en el órgano de su sociedad, bajo
el titulo de “Reflexiones sobre la desorientación intelectual”. En la segunda publicación, afirmaba lo siguiente:
“Vivimos soñando.
No tuvo la elite tampoco el sentimiento de lo social. O si lo tuvo lo desvió,
pues pudiendo hacer algo por el pueblo, perdió el tiempo en sueños y teorías y
lo dejó postrado en la semibarbarie. (…). El peligro está en que ese estado de
cosa continúe. La cuestión es de mucho más alcance de lo que a simple vista
parece, pues las corrientes ideológicas predominantes en la elite dejan siempre
una huella profunda en la vida de los pueblos. (…). O el intelectual se adapta
y razona en relación al estado social y las necesidades del pueblo, o el pueblo
degenera o perece. Adaptarse. No entregarse.
Se adapta el que
aprende y trata de encender la chispa del progreso. Se entrega el que cree todo
perdido y se contagia o especula en la pobreza del medio. Bolívar se adaptó.
Páez se entregó”.
Cuando dicha
publicación circulaba, Juan Isidro pagaba su pecado en la cárcel de Nigua, San Cristóbal, acusado de
atentar contra la vida del presidente de la República.
Otro intelectual
de fuste fue Julio A. Cuello, quien Rodríguez Demorizi, en su libro bibliografía
trujillista nunca escribió un articulo a favor del régimen, en su escrito “El Carnaval”, en julio de 1934 dijo: “La hora tienen para mi, sin embargo,
una lentitud de silencio y soledad, dentro del vértigo enloquecido de tantos
corazones abiertos al placer.”
Otros luego de ser
opositores al régimen, comenzaron a escribir lisonjas al mismo.
Ejemplo
de ellos, es el Profesor Juan Bosch y Ramón Vila Piola, habiendo mas que no
citaremos: Bosch escribió en abril de 1935 “Una responsabilidad que nadie
resistiría” y en enero de 1937 el artículo “Jefe y Tirano”, haciendo un
paralelo entre Trujillo y Somoza, y en el que aparece como jefe el primero y
como tirano el segundo.
En La Opinión de
octubre de 1937, Bosch escribió “El signo de Trujillo”, donde afirmaba que mientras
los amigos del jefe disfrutan de los placeres que el mundo brinda a todo
hombre, (Trujillo), tiene que seguir
aquí, con la República a cuesta,(sacrificándose) jineteando bajo el solazo de
la Línea o sobre las crestas de la Cordillera Central.
Por otro lado,
Vila Piola, conspirador de Santiago para
eliminar a Trujillo, escribió en abril de 1941 El trujillismo, doctrina
política dominicana. Ninguno de los dos fueron trujillista, y dicho
comportamiento social es analizado por don Juan Isidro Jiménez Gullón en su
obra:” La República Dominicana: una ficción”, donde afirma que la razón de la pretendida colaboración de
los intelectuales: fue el nacimiento y la generalización del complejo del
miedo. Como cualquier palabra o actitud podía acarrear persecución y el
asesinato, la actividad individual quedó supeditada a ese complejo.
El temor del
profesor Bosch, proviene de su
encarcelamiento en enero de 1934, donde se le acuso de actividades terroristas, por lo que fue
encarcelado en la fortaleza Ozama y luego
en la cárcel de Nigua, donde contrajo paludismo. Varios
meses después, fue liberado e inmediatamente se afilió al Partido Dominicano,
lo que fue comunicado a Trujillo, el 1ro. De octubre de 1934,por T. Pina
Chevalier diciendo lo siguiente: “Juan Bosch,
hombre responsable, inteligente y de una presencia de animo digna de atención,
se afilió al Partido Dominicano, en agradecimiento a la atención que usted
gastó con su mamá.”
Luego del año 1936
la intelectualidad dominicana no se desarrollara en instituciones liberales alejadas de los
planes de dominación de Trujillo, la
intelectual se desarrolla ahora en la intimidad del hogar pero otros
decidieron integrarse y formar parte del equipo de asesores funcionarios del
régimen. Dice Juan Isidro Jimenes-Grullón que Fue, (…), fenómeno corriente el que esa intelectualidad le tomara gusto
a la vida burguesa, gusto que la empujó a buscar en actividades políticas o
politiqueriles los medios que pudieran proporcionar tal vida, cuando la
profesión se mostraba parca en ofrecerla. (…). Aquellos que conservaron ciertos
escrúpulos, actuaron por lo general de modo discreto en la cooperación al mal.
Las razones que llevaron a los más
prestigiosos intelectuales dominicanos a la colaboración e integración al
régimen de Trujillo no esta esclarecida,
en principio, para algunos el desconocimiento de los planes de Trujillo en1930
y posiblemente la sobrestimación de su condición de intelectuales por encima
del poder militar del jefe del ejercito, para otro, el control de los medios de
producción por parte del régimen.
Este aspecto se
relaciona con la vida de pobreza de don Américo Lugo, donde se afirmaba que. El intelectual que no se integraba y daba
muestra de sumisión sólo le quedaba el silencio, el hambre, el exilio o la muerte.
Una justificación plausible, la presenta Francisco
Antonio Avelino García en su disertación como miembro de la Academia Dominicana
de la Historia, pronunciado en el salón de actos de la institución la noche del
jueves, 16 de octubre de 2003, llamada El asesoramiento pedagógico de los gobernantes dominicanos (1900-1961)*donde
afirma que:
Los
intelectuales nacionales consideraban que era saludable su participación en el
gobierno del dictador, porque tenia el coraje y templanza para solucionar los problemas
que gravitaban en el país desde su fundación Más
explícitamente expresado: la supresión de los caudillismos provinciales y
comunales; la solución (bastante duradera por unos 50 años) de la problemática
fronteriza domínico-haitiana; la nacionalización del sistema educativo y la
excelencia de la docencia universitaria; el pago de la deuda pública
internacional pues para ellos, que sufrieron la ocupación militar
estadounidense de 1916, la democracia angloestadounidense era simplemente la
faceta propagandística del imperialismo de ambos países.
Según el expositor, los intelectuales
valoraran la utilidad de una dictadura para defender los intereses y
propiciar el desarrollo de una pequeña nación como la dominicana, en tiempos en
que la humanidad se debatía entre los regímenes de Hitler-Mussolini-Tojo, por
un lado y Stalin-Churchill-Roosevelt, por otro.
Es esta última razón de alta política
Los asesores
pedagogos usaron a Trujillo para su proyecto nacionalista y Trujillo usó sus
conocimientos para perpetuarse en el poder con fines de egoísmo plutocrático.
Desde luego Los que fingieron creer en los ideales del nacionalismo y sólo
buscaron su seguridad y enriquecimiento, únicamente importan a la historia como
paradigmas de los valores negativos para lo esencial de la nación.
Según el
historiador para 1947 la dictadura había dejado de ser útil para el
proyecto
nacionalista, por lo tanto “A los asesores pedagogos se les puede criticar la prolongada
inercia en el derrocamiento del déspota, cuando éste desbordó los límites del
sacrificio colectivo que había que pagar para obtener la recuperación de la
soberanía económica y financiera y la solución de otros grandes problemas de la
nación dominicana.”
- Damocles Méndez Rosado dijo: "De los pensadores capitalinos, Américo Lugo, prefirió la pobreza y no la entrega al tirano. Su carta enviada a Trujillo en la cual renuncia a convertirse en historiador oficial de la dictadura, demostró la fortaleza moral de este intelectual que prefirió perder su casa y no colaborar con el régimen de Trujillo. La intelectualidad de la època agotó su discurso de independencia para convertirse en pensadores orgánicos mitificadores del tirano como un producto inevitable de la historia llamado a cumplir un destino reservado para personas con características tutelares. Como lo señala Teodulo,el miedo convirtió a las élites pensantes en sustentadores de la ideología construida sobre las bases de presentar a Trujillo como fenómeno de cohesión de las energías dispersa de la nación dominicana y como la figura con capacidad para crear la maquinaria del Estado sumida en el caos, la disgregación y la inestabilidad, cuyos orígenes se explicaba por la ausencia de un líder que como Trujillo ´´Se alejaba de lo humano para acercarse a lo divino´´ al decir de unos de sus mentores.
- Se advierte una construciòn ideológica de la figura de Trujillo en connotados pensadores cuyas plumas se orientó a presentar al caudillo como la ´´ prolongación de fuerzas cósmicas llamadas a cumplir un destino ineluctable de la historia ´´. En esa dirección emerge el intelectual de mayor sustento orgánico para diseñar la plataforma doctrinaria en un esquema geopolitico que presenta a Trujillo como el creador del Estado y la nación dominicana como lo fue Manuel Arturo Peña Batlle, la cumbre de la intelectualidad de la època.El trabajo presentado por Teodulo Mercedes,mueve a una reflexiòn critica sobre el comportamiento de los pensadores en los inicios del régimen,en su desarrollo y en el ocaso de la ´´Era gloriosa´´.
1 comentario:
Excelentes notas historicas. Sin embargo me gustaría comentar lo siguiente:
Como pueden ver la historia de nuestro país ha sido bien machista desde entonces, y cabe anotar que es una desgracia que la media historia dominicana aun en el siglo XXI no haya sido corregida incluyendo los nombres de todas las mujeres valientes, que sufrieron en carne propia, y tuvieron que vivir los asesinatos de padres, madres, hij@s, herman@s, tios, como tambien el destierro de tantos y tantas, etc, sin que siquiera la nuestra historia las incluya en las lineas que registran a los hombres de esas historias. Es momento ya que nuestra historia, se re-escriba, para que pueda considerarse como la historia veridica de nuestro país. Porque la mujer Dominicana si han hecho historia, buena historia, entre ellas tantas que al mencionar algunas peco por omision, pero vienen a mi mente mujeres como Salome Ureña, que junto a Eugenio María de Hostos forjaron mano a mano el Instituto de Señoritas de RD,las hermanas Mirabal, y tantas otras que la historia no menciona. La verdadera historia es de Hombres y Mujeres.
Ing. Rafael L. Lama Gattás
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