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sábado, 11 de julio de 2015

CANTO A LA ARCILLA



Sobieski De León


El cuerpo de la mujer
es una pirámide antigua 
de secretos revelados

El sexo de la mujer
dios benevolente
creador del principio y del fin

Mujeres pretéritas se ofrecieron
sin temer lascivias ni pecados
no fue la manzana, es decir
la pulposa fruta erótica de Eva
lo que alejó la esperanza del hombre
¡No! fue el instinto de conocer, de provocar
la infinita paciencia de los dioses

Cuando se dijo: ¡Hágase la luz!
no fue la luz sino arcilla de mujer
lo que salió de la crisálida

Hace ya mucho tiempo
hubo un cuerpo de mujer 
tendido sobre el césped
y otro cuerpo de mujer lactando
Y otro en posición de contenido goce 
ofrecido en holocausto

Hubo infinitos cuerpos
para infinitas intenciones

De entreabiertas hojas acuáticas
como huevos de pez a la deriva
surgieron merecidos cuerpos de mujer
para las manos del hombre
para su soledad nació el cuerpo de la mujer

Todo cuerpo de mujer
su punto más recóndito
su más terca insistencia
atrajo al hombre



En principio
el cuerpo de la mujer fue amenaza
lujuriosos sacerdotes amenazaron con fuego  
el cuerpo de la mujer
mientras en sus aposentos mercuriales
prendían cirios a Onán y bailaban su danza

Imposible les fue a los eunucos mentales resistir
y a todo candidato de amar imposible le fue 
atrapado en una época de sombra 
que el tiempo se encargó de deshacer

El cuerpo de la mujer fue luz
en oriente y occidente
el sol o la mujer brillaban cada día
quien tocaba mujer tocaba la vida
y quien hería a la mujer se hería a sí mismo

Un hombre que se cortaba las venas
y regresaba victorioso de la muerte
empezaba a amar a su mujer

Templo es el cuerpo de la mujer
donde dormido 
mora el espíritu de la mujer
semilla es, múltiplo de cuerpos repetibles
para la eterna sed

Amo desde mi memoria antigua
el cuerpo de la mujer
desde mi irresistible y ardiente adolescencia

Anduve tras el cuerpo de mujer
pedía lo que me pertenecía
necesité de sus dones, añoraba su ternura
impotente caminaba con las manos vacías
sembré simientes que no crecieron nunca
por no caer en arcilla de mujer


Quise un ombligo como luna 
suspendida en un vientre
los secretos que un día habrían de revelárseme
y quise descifrar
quise piernas abiertas como un arco de triunfo




Cuando hubo intemperie 
dije, cuerpo de mujer 
y en mi hambre y mi sed
para calmar mi angustia
invoqué a la mujer

Fui un solitario, un hombre solo
hasta encontrar un cuerpo de mujer
creador del principio y del fin

Ahora que construyo mi heredad
me basta la sencilla arcilla  
para hundirme en la muerte definitiva de mi ser


Santo Domingo, Agosto 1993


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