Ing. Agrón. José A.
Moreta P.
Jmore4710@gmail.com
El 2017 es el “Año del Desarrollo Agroforestal” en República Dominicana, declarado por el Poder Ejecutivo mediante el Decreto 395/16. Con ello las autoridades estarían reforzando su voluntad de retomar la restauración y
protección del medio ambiente y los
recursos naturales que han sido dañados gravemente por la acción depredadora llevada a cabo desde hace muchos años por diferentes agentes en gran parte del territorio nacional.
Ya es impostergable la
urgente necesidad de realizar acciones
contundentes en diferentes puntos de la geografía nacional, principalmente en las
provincias del suroeste, donde la deforestación ha llegado a niveles
alarmantes. Para llevar a cabo esa labor
con carácter oficial es necesario contar con el concurso de los profesionales agropecuarios, los
comunitarios, productores organizados y
los recursos logísticos y económicos para materializar las diferentes acciones de
reforestación a desarrollar con sostenibilidad en el tiempo, a través de de los
proyectos a implementar.
Hemos adolecido hasta ahora de una política
definida y permanente, por parte del
Estado, que defienda y proteja al medio ambiente y los recursos naturales. Se
ha estado aplicando soluciones
coyunturales a casos específicos que de ninguna manera han podido revertir los
daños acumulados producidos por años en montañas y valles del pais. En estos momentos
los daños causados han adquirido una connotación
crítica de gran preocupación en amplios sectores de la comunidad nacional y,
al parecer, es lo que ha motivado
el Decreto de las autoridades nacionales
para encarar el problema.
En el municipio de
San Juan de la Maguana son notables los casos de depredación ambiental principalmente en la vertiente sur de la Cordillera Central, donde nace el
Rio San Juan que surte de agua a la Presa de Sabaneta desde donde se irrigan
las tierras de producción agricola y pecuaria del “Granero del Sur”. Más críticos se tornarán
los daños que ocasiona la empresa extranjera de origen Canadiense Precipitate Gold Corp., que está
realizando la exploración y
consiguiente explotación minera que con autorización oficial de la Dirección General de
Minería, aniquilará la vida y esperanza no sólo de San Juan sino también de las
demás provincias del sur del pais.
El intento fallido de llevar
a cabo el proyecto gubernamental de construcción de la Carretera Cibao/Sur, atravesando la Cordillera Central y sus Parques Nacionales (J.A Bermudez, J. del
C. Ramírez, J.B. Pérez Rancier o “Reserva Científica de
Valle Nuevo”), habría sido “El Jaque Mate” al santuario natural “Madre de
las Aguas”, donde se produce según los
expertos, más del 70 % de las aguas del país,
de la que San Juan tiene un aporte
significativo en su vertiente sur.
El Valle de San Juan es una región que tiene
cerca de 3 millones de tareas de tierra, las que representan algo más del 14% de la superficie arable de
la República Dominicana, constituyéndose en la segunda zona de importancia agropecuaria
nacional superada sólo por el Valle del Cibao.
Es
evidente que de no detenerse el
acelerado proceso de degradación
existente del medio ambiente y los recursos naturales en la región, estaría en peligro el suministro
de agua y, por consiguiente, la producción agropecuaria responsable de la alimentacion de los habitantes de San Juan
y de gran parte del pueblo dominicano.
El
Presidente de la
República, Lic. Danilo Medina ha puesto su atención en las degradadas montañas y cuencas hidrográficas de las provincias de San Juan, Azua, Neiba e
Independencia, donde ha prometido desarrollar un millonario “Proyecto de Desarrollo Sostenible” de
recuperación forestal de la cuencas hidrograficas. El éxito de esta iniciativa gubernamental dependerá, de
que sea gerenciado por un equipo técnico bien estructurado, con el apoyo de los
campesinos organizados, los comunitarios, la integración de los profesionales
agrícolas y con los recursos monetarios
disponibles de manera sostenida para su ejecución y desarrollo.
Con relación a la Región Norte del país, la atención oficial está enfocada en la aplicación de medidas
enérgicas para frenar la actividad agrícola y proteger los recursos naturales
del “Parque J. B. Pérez Rancier o
Reserva Científica de Valle Nuevo”, donde nacen más de una decena de
rios que no sólo son fuentes de irrigación de los valles agrícolas aguas abajo
y que también nutren los acueductos que sacian la sed de
las poblaciones. Igual atención merece, en la región Este del país, el “Parque Nacional de Los Haitices” para su rescate y protección; es donde nacen las aguas
dulces que nutren los rios de esa región.
Todos los dominicanos, en los cuatro puntos cardinales de la República,
debemos apoyar las iniciativas
gubernamentales que tiendan a detener y revertir la depredación en curso de los
recursos naturales, antes que sea
demasiado más tarde y con ello: “salvemos el agua que sustenta la alimentación y la vida de los
dominicanos”.
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